I. Así como cuando la metafísica proponía hacer a un lado el reflexionar sobre las ciencias, la divisa fue “¡Volvamos a Kant!” ahora, ante el desmantelamiento del estado de bienestar por el avasallante neoliberalismo económico (de Milton Friedman y sus Chicago boys que pusieron a los empresarios, patrones, banqueros y hasta narcotraficantes sobre todos los sectores sociales), es impostergable convocar al: ¡Volvamos a Keynes!, o sea a John Maynard Keynes (1883-1946) quien, como mencionó el catedrático de historia económica Pablo Martín-Aceña en su ensayo John Maynard Keynes: un recuerdo, propuso remedios eficaces para salir de la Gran Depresión de 1929 y la que siguió al final de la Segunda Guerra Mundial con su Teoría general del empleo, el interés y el dinero, de 1936, con la que inauguró la biblioteca de su obra donde hay soluciones a la recesión del capitalismo, liquidado el comunismo y desmantelados los socialismos: China y Rusia, políticamente comunistas, pero económicamente capitalistas; y entre la pared estadunidense y la espada del capitalismo, sólo Cuba se defiende como el último reducto del socialismo-comunista.
II. En ese sumarísimo contexto, en unos países más y en otros menos, la humanidad está sufriendo recesión, falta de crecimiento económico, desempleo, empobrecimiento, bajos salarios y aviso de un colapso capitalista sin que sepamos qué nos espera a la vuelta de la esquina, si los capitalistas, “marineros de buen tiempo”, no logran capotear la tormenta que amenaza con hundir sus barcos: su mundo, con el motín a bordo de los pueblos. Así que no hay más que volver a Keynes (Lawrence R Klein, La revolución keynesiana; Rafael Rubio y otros La herencia de Keynes, de Keynes: El final del dejar hacer; de Dudley Dillard: La teoría económica de John Maynard Keynes y el ensayo de Robert Campbell: La revolución keynesiana: 1920-1970). El “dejad hacer y dejad pasar” del capitalismo actual ha llegado a su final por la ausencia de intervención en los mercados, y haber llevado el liberalismo económico a sus últimas consecuencias, como neoliberalismo (David Harvey, Breve historia del neoliberalismo, ediciones Akal). Keynes fue un reformador, no un reformista, en y para la democracia representativa, defensor de la creación de empleo, de la demanda efectiva en el mercado y el consumo para mover la producción, y con participación e intervención del gobierno (economía mixta), impulsar al capitalismo reformado.
III. Y a 70 años de la muerte biológica de Keynes, su obra sigue actual y necesaria “para hacer frente a la gran, recesión” (El País, 21 abril de 2016). Hizo recuperar la economía alemana tras el desastre nazi, y a la europea después de la segunda guerra. Propuso el gasto público, las inversiones privadas y públicas; y una política fiscal para luchar contra el desempleo. En suma, reestructuró la macroeconomía para el renacimiento de la microeconomía. En Keynes, su tiempo y el nuestro, el economista español Luis Ángel Rojo nos ofrece una biografía de su pensamiento “El largo plazo (cuando todos estaremos muertos) es una guía engañosa para los problemas del presente”. Con su liberalismo político, el pensador se opone al liberalismo económico, para rescatar a la democracia de su estancamiento con medidas para superar el paro y el bajo consumo. Se complementa la obra de Keynes, con el libro coordinado por Robert Lekachman: Teoría General de Keynes: informe de tres décadas. De Keynes: Breve tratado sobre la reforma monetaria. La guía de Keynes de Alvin H. Hansen. Y las biografías de Charles H Hession: Keynes; y de RF Harrod: La vida de John Maynard Keynes.
Ficha bibliográfica:
Autor: Robert Skidelsky
Título: John Maynard Keynes: tres tomos
Editorial: Alianza Editorial
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