El investigador y profesor José Antonio Aguilar Rivera ha compilado el texto La espada y la pluma. Libertad y liberalismo en México: 1821-2005, con criterio un tanto discutible, porque si bien la mayor parte de los seleccionados responden a la clasificación de liberales (¿también Lucas Alemán?), incluye a escritores como Octavio Paz y Enrique Krauze, tan conservadores y derechistas que apenas si son militantes del liberalismo político. Aparecen los defensores de las libertades, su constante enriquecimiento y sus luchas por ingresarlas como fines de nuestra máxima legalidad: la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Y de la legitimidad democrática, tanto indirecta o representativa, como directa; la del pueblo en sus constantes reclamos para ejercer sus derechos. Están los clásicos del liberalismo político –nacido cuando las Cortes de Cádiz, en España– que creció y floreció en Inglaterra, después en toda Europa y luego en la independencia de las colonias inglesas que se trasformaron en los Estados Unidos de América. Y los discursos de José María Luis Mora, Lorenzo Zavala, Quintana Roo, José Fernando Ramírez. Y antes, la presentación del compilador, quien anda en la creencia de que ya hubo “alternancia” en México, lo cual es discutible.
II. Están Guillermo Prieto, Ignacio Manuel Altamirano, ¡nada menos que Benito Juárez!, Ignacio L Vallarta, Mariano Otero, el Voltaire mexicano: Ignacio Ramírez, el inigualable Nigromante. El padre fundador de las libertades de prensa, el periodista: Francisco Zarco, a cuyo ejemplo se formaron periodistas excepcionales como nuestro Miguel Ángel Granados Chapa, cuya pluma fue su espada por las libertades de prensa. También Ezequiel Montes Ledesma y en una apretada síntesis: Miguel Lerdo de Tejada, Melchor Ocampo y Manuel Ruiz; León Guzmán, Isidoro Olvera, José Antonio Gamboa. Esos amparados en la segunda parte, titulada: Libertad de la República Liberal: 1845-1876. Son intervenciones periodísticas y textos salidos de la pluma de esos excepcionales mexicanos que ante la necesidad de defender a la patria, no titubearon en usar la espada. Están: Gabriel Zaid, de Luis Cabrera, Jorge Cuesta, Antonio Caso (faltaron: Vicente Lombardo Toledano, Guillermo Héctor Rodríguez, verbigracia). Y Gómez Morín, el de antes de crear el Partido Acción Nacional (PAN), el partido de las derechas, el de la creación-afirmación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)… pero faltó el representante y dirigente de su autonomía: Alejandro Gómez Arias.
III. El compilador explica las ausencias y justifica la presencia de esos liberales y su “certeza de que el liberalismo era una ideología de combate. La lucha se libraba en el campo intelectual, pero también en los campos de batalla reales. Las armas han sido la espada y la pluma; la acción política y transformadora y la crítica”. Estos trabajos son un patrimonio de la cultura nacional sobre el liberalismo político que importamos para enfocar los problemas mexicanos, que le dieron dirección a la construcción institucional del Estado mexicano (hoy atacado en sus cimientos por la derechización economicista del peñismo y las colaboraciones centristas y derechistas sin fundamentos liberales políticos, pero con insumos del neoliberalismo). En esta importante lectura, la pluma de mexicanos valiosos culturalmente nos muestra cómo nos extraviamos de la ruta del liberalismo político de la democracia, los derechos humanos y la defensa de las libertades constitucionales, acotadas hoy para modificar y neutralizar con legislación secundaria, las conquistas logradas a través de la pluma y la espada, que han de volverse a blandir para apuntalarlas.
Ficha bibliográfica:
Compilador: José Antonio Aguilar Rivera
Título: La espada y la pluma. Libertad y liberalismo en México: 1821-2005
Editorial: Fondo de Cultura Económica, 2011
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