Miguel del Castillo
Hace 2 años tuve la intención de ser burgomaestre de mi querido Barranco, los resultados, aunque auspiciosos para una primera postulación, no fueron los suficientes para asumir la alcaldía del distrito más bohemio y hermoso del Perú.
Nuestra propuesta se basó en un concepto llamado ciudadanía, que no era nada más que devolver los espacios públicos a los ciudadanos, como parques, plazas, malecones y, sobre todo, nuestras playas.
Sería impensable ver algo similar en las playas de Niza o Saint Tropez en Francia, o en la más cercana Copacabana en Brasil y es que no hay espacio más público y democrático que el uso libre de las playas y la no invasión de negocios, concesiones o cualquier construcción.
Desde hace ya un buen tiempo, hay una política de te doy todo por nada, le quito y restrinjo la libertad a los ciudadanos, de disfrutar espacios público en el distrito más pequeño de Lima.
Y es que cuando la incapacidad se mezcla con la corrupción, el resultado es la concesión y/o privatización según el gusto del empresario de turno. Advertimos, cómo ya en anteriores gestiones, se había venido cediendo terreno como si la corrupción fuera una ola que como el mar reclama sus terrenos.
Conste que no acuso a nadie de haber recibido ningún centavo, pero sí los señalo de liquidar la ciudadanía de los barranquinos, limeños y todo aquel que desea encontrarse con la historia del romántico Barranco.
De aquel Barranco de Chabuca queda muy poco, ha cedido paso a las cantinas, a restaurantes que obstruyen la visibilidad al mar, el último episodio ha sido el de la playa los Yuyos el que ha sido rescatado gracias a la movilización de sus ciudadanos, paradojas de la vida, buscando rescatar uno de sus últimos espacios públicos.
Barranco tiene una gran restricción que es el espacio, pero no hay un plan de desarrollo del distrito, entiendo que las cuentas están en rojo y mucha capacidad no hay para poder generar recursos para los 3.3 km2 de nuestro querido distrito del Puente de los Suspiros.
Invocó a sus autoridades, a los barranquinos ilustres y a aquellos anónimos pero que levantan la voz, a seguir defendiendo los espacios públicos y nuestra ciudadanía, para ello es importante una asamblea abierta donde de manera alturada, se pueda debatir la problemática del distrito, no imitemos a cierta autoridad muda y sin mayores luces sobre nada.
Por último, señor alcalde, si necesita ideas de cómo devolver su ciudadanía a Barranco, me pongo a su disposición, para no regalar nuestras playas, defender nuestros espacios públicos y generar riqueza en el gran potencial del distrito que es su historia.
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