El que lava dinero sucio (líderes o lideresas de llamados partidos) solo debe PRESUMIR la ilicitud, lo cual fácilmente se infiere, deduce o colige, por la enorme suma en cuestión y la forma clandestina de su entrega, en extraño efectivo embolsado, vía solícitos testaferros para no dejar huellas, en lugares al parecer insospechados, posterior ocultamiento sin contarlo a nadie fuera del íntimo entorno, ni declararlo a la autoridad y ulterior conversión disimulada en cualquier tipo de activos: inmuebles a nombre de terceros, vehículos, etc.
El otro grueso supuesto, más evidente que el anterior, es que el lavador conozca, sepa o le conste la ilicitud del dinero que recibe, si, por ejemplo, goza de la amistad del traficante de drogas.
ODEBRECHT usó el primer camino, por lo que KEIKO y ALAN afirman que NO RECIBIERON NADA de manos de Marcelo, quien sólo daba la orden, autorización o anuencia verbal, pues el dinero era suyo o de su empresa. Nada se movía sin él, por lo que está condenado a más de 19 años de cárcel, en Brasil, en última instancia judicial, en trámite de delación premial.
En los días que vienen se anticipan borrascas y si la justicia es tal, entonces su aplicación tendrá que ser severa y terminante. Esperemos atentos con ojo escrutador y serenidad cívica.
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