El 5 de septiembre de 2017 hubo inauguración en Lago Patria, en la región italiana de Nápoles, donde tiene su sede el Mando de la Fuerza Conjunta de la OTAN (JFC Naples). En su cuartel general –de 85 000 metros cuadrados y con un personal que asciende a 2 500 militares y civiles, cifra que va en aumento muy rápidamente– se inauguró el «Hub de Dirección Estratégica de la OTAN para el Sur» (NSD-S Hub).

Con fuerte apoyo de la ministra italiana de Defensa Roberta Pinotti, ese centro tiene como misión «recoger información y analizar una variedad de cuestiones vinculadas a la desestabilización, el terrorismo, la radicalización y las migraciones». Es, en otras palabras, un centro de inteligencia, o sea de espionaje, cuya actividad «se concentra en las regiones meridionales, incluyendo el Medio Oriente, el norte de África, África subsahariana y las áreas adyacentes».

El Mando de la Fuerza Conjunta de la OTAN, al que acaba de incorporarse este nuevo centro de inteligencia, está bajo las órdenes de un almirante estadounidense nombrado por el Pentágono –en este momento es Michelle Howard de la U.S. Navy– quien tiene también bajo su mando las fuerzas navales estadounidenses estacionadas en Europa –cuyo cuartel general está en Nápoles-Capodichino con la 6ª Flota estadounidense basada en Gaeta, también en Italia– y las fuerzas navales estadounidenses para África.

La misión del JFC Naples es «planificar y dirigir operaciones militares en el área de responsabilidad del Comandante Supremo Aliado en Europa y más allá de esa área». El Comandante Supremo Aliado en Europa –actualmente el general Curtis Scaparrotti– es siempre un general estadounidense nombrado directamente por el presidente de Estados Unidos. Ese general está también a la cabeza del Mando de las Fuerzas de Estados Unidos en Europa, cuya área de operación abarca toda Europa y toda Rusia –incluyendo la parte asiática de ese país– así como varios países del oeste y el centro de Asia: Turquía, Israel, Georgia, Armenia y Azerbaiyán.

Al estar bajo el mando de la almirante Michelle Howard, quien obedece a su vez a las órdenes del general Scaparrotti, el nuevo «Hub de Dirección Estratégica de la OTAN para el Sur» es de hecho parte de la cadena de mando del Pentágono y está prioritariamente en función de la estrategia de Estados Unidos. Y es basándose en la información recogida –o fabricada– por el “Hub” que la OTAN decidirá sus intervenciones militares en el Medio Oriente, África y las demás áreas adyacentes.

Este centro de inteligencia de la OTAN se nutre además de la colaboración de universidades y tanques pensantes –como el University College de Londres y el Overseas Development Institute–, de agencias de la ONU –como la UNICEF– y de organizaciones intergubernamentales –como la Organización Internacional para las Migraciones– y no gubernamentales –como la Oxfam y Save the Children. Estas últimas, además de verse utilizadas como cara “humanitaria” de la OTAN, corren el riesgo de verse implicadas, a través de los agentes infiltrados, en actos de espionaje y otras operaciones secretas dirigidas por ese centro de inteligencia de la alianza atlántica en países del Medio Oriente y África.

Los temas de los que el nuevo centro de inteligencia de la OTAN va a ocuparse –desestabilización, terrorismo, radicalización, migración– son de sobra conocidos en el cuartel general de Lago Patria ya que fue precisamente la OTAN quien desestabilizó Libia, alimentando el terrorismo y la radicalización en ese país, para destruir después el Estado libio mediante la guerra y provocando un éxodo migratorio de desastrosas consecuencias. En aquella guerra, así como en la guerra secreta contra Siria, el Mando de la OTAN basado en Nápoles desempeñó un papel de primera importancia, como hoy lo desempeña nuevamente contra Siria.

Ese mando de la OTAN dirigió en 2011 las acciones aeronavales de la agresión contra Libia, utilizando más de 40 000 bombas y misiles contra ese país, pero ahora la ministra italiana de Defensa lo define como «Hub para el sur» y afirma que su mision es «reconstruir Estados fallidos».

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio.