Después del intento de golpe de Estado de julio de 2016, atribuido al predicador Fethullah Gulen, el gobierno turco expurgó las bibliotecas de las universidades, ordenando específicamente la destrucción de 1,8 millones de manuales de diferentes materias –incluso de matemáticas– publicados por casas editoras vinculadas a Gulen o que simplemente portaban sus iniciales. Esa primera “limpieza” se tradujo en el reciclaje de 13 000 toneladas de papel, pero costó 16 millones de dólares.
Ahora, el primer ministro adjunto y ministro de Cultura, Numan Kurtulmus, acaba de declarar ante la Gran Asamblea Nacional Turca, el 11 de octubre de 2017, que logró destruir 140 000 libros más en las 1 142 bibliotecas bajo su control (En la foto, la nueva biblioteca Kamil Gulec de la universidad de Karabuk).
Esta segunda purga abarcó –además de los libros de Fethulah Gulen o de sus discípulos, o los que se refieren a ese predicador– los libros de autores considerados contrarios a la doctrina islámica del partido en el poder, el AKP, como las obras del biólogo inglés Charles Darwin (1809-1882) o las que abordan su teoría de la evolución de las especies.
Numan Kurtulmus fue profesor asociado en la Facultad de Economía de la universidad de Estambul.
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