Una polémica está surgiendo en el seno de la comunidad de inteligencia estadounidense, algunos de cuyos miembros afirman que aunque la República Popular Democrática de Corea se ha comprometido a destruir su instalación de lanzamiento de misiles de Sohae, en realidad no tiene intenciones de hacerlo.
Este debate aparece precisamente en momentos en que el presidente Donald Trump se ha comprometido a retirar las tropas estadounidenses acantonadas en Corea del Sur.
Esta situación recuerda lo sucedido cuando James Carter se comprometió, durante su campaña electoral de 1976, a retirar las tropas estadounidenses del sur de la península coreana si era electo presidente. Pero cuando efectivamente Carter llegó a la Casa Blanca, la comunidad de inteligencia y el Pentágono unieron sus esfuerzos para impedir la retirada estadounidense de Corea del Sur.
Finalmente, la NSA (National Security Agency) presentó un informe donde aseguraba que el ejército de Corea del Norte era más poderoso que el de Corea del Sur y que retirar las tropas estadounidenses equivaldría a entregar el sur de la península a Pyongyang. Por supuesto, los datos que aparecían en aquel informe eran simplemente falsos, al igual que los que aparecieron en el informe del llamado Equipo B sobre el supuesto poderío militar de la Unión Soviética.
Aunque el presidente Carter sacó de su cargo al general Singlaub, comandante del PaCom (el Mando de las fuerzas militares de Estados Unidos en el Pacífico), finalmente tuvo que renunciar a cumplir su promesa de campaña al ser acusado de poner un aliado en peligro.
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