Desde de su reorganización de 2012, la base militar estadounidense de Camp Darby, en Italia, ya no abriga hospitales de campaña para las tropas de Estados Unidos desplegadas en el Medio Oriente. Camp Darby se ha convertido en un enorme almacén de productos para los comercios abiertos en las demás bases militares estadounidenses y en un gigantesco arsenal. Lejos de reducirse, como se había anunciado, Camp Darby sigue creciendo.
Ya han sido cortados los primeros y los demás están marcados con pintura. Al menos 937 árboles están siendo talados en el área natural «protegida» del parque regional de San Rossore, entre las ciudades italianas de Pisa y Livorno.
Es el primer «daño colateral» de la gran reorganización, iniciada en estos días, de las infraestructuras de Camp Darby, el mayor arsenal de Estados Unidos en el mundo fuera del territorio estadounidense [1]. El mando estadounidense promete que plantará más árboles de los que va a cortar, pero la construcción de una vía férrea y de otras infraestructuras fragmentará los hábitats naturales del parque, perturbando así un vasto ecosistema.
El proyecto prevé la construcción de una nueva línea ferroviaria común que conectará la estación de trenes de Tomobolo (en la línea Pisa-Livorno) a una nueva terminal de carga y descarga, cruzando el Canale dei Navicelli [en el puerto de Livorno] a través de un puente giratorio metálico. La terminal de carga y descarga, con casi 20 metros de altura, tendrá 4 vías de 175 metros de largo capaces de recibir cada una 9 vagones, o sea 36 vagones en total.
Esa terminal estará conectada con el área de almacenamiento de municiones (Ammunition Storage Area) mediantes grandes vehículos de carga. Gracias a transportes elevadores de contenedores, las armas enviadas a esa instalación serán trasladadas de los vagones a los vehículos de carga y el armamento que sale de la instalación se trasladará de los vehículos de carga a los vagones. Esa terminal permitirá el tránsito de 2 convoyes ferroviarios al día, que conectará la base militar al puerto a través de las líneas normales de las Ferrovie di Stato (la compañía ferroviaria nacional de Italia).
El plan de reorganización de las infraestructuras de Camp Darby, que acaba de comenzar, se debe a que, dado el aumento del tránsito de armamento en Camp Darby, ya no basta el enlace a través del canal y por carretera de la base militar estadounidense con el puerto de Livorno y el aeropuerto de Pisa. En los 125 búnkeres de Camp Darby, continuamente aprovisionados desde Estados Unidos, se almacenan (según estimados aproximativos) más de un millón de proyectiles de artillería, bombas aerotransportadas y misiles. A eso se agregan miles de tanques, vehículos y material de guerra en general.
Desde marzo de 2017, enormes barcos de transporte hacen escala mensualmente en Livorno, donde descargan o cargan armamento que se envía, en un flujo constante, hacia los puertos de Aqaba (Jordania), Yedda (Arabia Saudita) y otros lugares del Medio Oriente para su utilización por parte de las fuerzas de Estados Unidos y de sus aliados en las guerras que desarrollan en Siria, Irak y Yemen.
No hace falta ser un especialista para ver los peligros que eso implica para la población de la región italiana de Toscana. El continuo desplazamiento de miles de artefactos explosivos de gran poder destructivo a través de un territorio densamente poblado implica riesgos muy evidentes. Aunque los responsables del proyecto lo califican de estratégico para «la salud humana y la seguridad pública», no es puede excluir la posibilidad de un accidente de consecuencias catastróficas. Ni el riesgo de un sabotaje o de un ataque terrorista para provocar la explosión de todo un convoy ferroviario cargado de bombas. Así lo confirma el hecho que el plan prevé la construcción de una segunda terminal que se destinará a las operaciones de verificación e inspección de «vagones sospechosos», o sea de vagones donde alguien pudiera haber instalado (por ejemplo, dentro de un contenedor) una bomba accionada mediante un dispositivo de control remoto cuya explosión provocaría una reacción en cadena de proporciones catastróficas.
¿Y qué hacen las instituciones [italianas] ante todo eso? En vez de asumir sus funciones para garantizar la protección de la ciudadanía y del territorio, la región de Toscana, las comunas de Pisa y Livorno y las autoridades del parque natural no sólo aprobaron la ampliación de la base estadounidense de Camp Darby sino que además le aportan su contribución.
Las obras públicas realizadas en los últimos años para proyectos de desarrollo económico verdaderos o supuestos (como la construcción naval de lujo) –en particular los trabajos para mejorar la navegabilidad del Canale dei Navicelli y los enlaces ferroviarios del puerto de Livorno– son exactamente los que el mando de la base militar estadounidense Camp Darby pedía desde hace años. El más alto representante de ese mando, el coronel Berdy, fue recibido en estos últimos meses por todo lo alto por el presidente del consejo regional de Toscana (miembro del Partido Democrático), quien se comprometió a promover «la integración de la base estadounidense de Camp Darby a la comunidad que la rodea». El coronel Berdy fue recibido igualmente por el alcalde de Livorno (del Movimiento 5 Estrellas) y por el alcalde de Pisa (de la Liga del Norte), quienes expresaron la misma posición.
En definitiva, existe un consenso entre partidos italianos de gobierno y oposición para permitir que los árboles del parque natural sean talados y mantener el trasiego de bombas desde y hacia Camp Darby.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
[1] «¿El mayor polvorín estadounidense? ¡Italia!», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia) , Red Voltaire, 12 de septiembre de 2018.
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