Los gobiernos occidentales han iniciado una campaña de apoyo a los islamistas chinos internados preventivamente en campos de reeducación. Esta campaña occidental en defensa de los islamistas chinos se inició el 13 de noviembre de 2018 en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra.
Al principio de la operación de la OTAN tendiente a poner la Hermandad Musulmana en el poder en todos los países árabes (la llamada «primavera árabe» iniciada en 2010-2011), la República Popular China –al igual que ciertos países occidentales– facilitó la partida de los islamistas hacia el Medio Oriente, creyendo erróneamente deshacerse de ellos.
Pero las autoridades acabaron por darse cuenta de que el remedio era peor que la enfermedad ya que los islamistas que se iban a luchar en Libia y Siria servían de ejemplo a los nuevos islamistas reclutados en suelo chino. Numerosos atentados comenzaron a tener lugar, no sólo en las regiones musulmanas de China sino también en otras.
Los musulmanes que vivían en la región china de Xinjiang (o Sinkiang) disponían hasta ahora de numerosas dispensas que los exoneraban de ciertas leyes aplicadas a todos los chinos. Por ejemplo, podían tener varios hijos, cuando los demás chinos estaban autorizados a tener sólo uno.
En el pasado, la CIA estadounidense apoyó en esa región china a los separatistas uigures, exactamente por las mismas razones que la motivaban a respaldar a los separatistas chechenos en Rusia. Actualmente, la CIA apoya a los yihadistas, lo cual resulta diferente aunque su objetivo sigue siendo debilitar a Pekín y Moscú.
Desde el 19º Congreso del Partido Comunista, en octubre de 2017, las autoridades chinas comenzaron a considerar que el problema del yihadismo no puede disociarse del propio islam. Desde entonces, partidarios del islam político han sido arrestados y obligados a seguir periodos de reeducación. Aunque es imposible determinar con exactitud la cantidad de individuos incluidos en esa medida, su número parece situarse, en dependencia de las fuentes que se consulten, entre 10 000 y un millón de personas.
El Partido Comunista de China acaba de exigir a sus militantes que se comprometan a no seguir el régimen halal que los musulmanes deben observar en diferentes aspectos de la vida, como la alimentación. De hecho, ha sido ilegalizada la práctica de ciertos ritos musulmanes.
En la región siria de Idlib, aún en manos de los yihadistas, hay una comunidad china estimada en 18 000 personas (que hablan turco), de las que al menos 5 000 son combatientes. Esos individuos reciben apoyo de los servicios de inteligencia de Turquía, país miembro de la OTAN.
Siria y Rusia han aceptado el compromiso de no atacar por ahora esa región, en parte para evitar que esos individuos regresen a China.
También se ha comprobado la llegada de numerosos yihadistas chinos en Malasia, Indonesia, Tailandia y Filipinas.
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