La marina de guerra británica violó el derecho internacional, que garantiza la libre circulación marítima a través de los estrechos, al abordar el Grace 1, un petrolero cargado de crudo iraní que transitaba, bajo bandera panameña, por el Estrecho de Gibraltar, el 4 de julio de 2019.
Para resumir la situación:
– Reino Unido justificó su acción alegando sospechas de que Irán estaba enviando petróleo a Siria a pesar de las sanciones impuestas por la Unión Europea;
– el consejero estadounidense de seguridad nacional, John Bolton, calificó la operación británica de «excelente noticia»;
– Irán denunció el abordaje del Grace 1 como un «acto de piratería»;
– España, que reclama la posesión de Gibraltar al Reino Unido –y por lo tanto no reconoce a la Royal Navy ningún derecho para operar en esas aguas–, denunció una operación realizada por orden de Estados Unidos, lo cual niega Londres, que afirma haber actuado en su calidad de miembro –todavía– de la Unión Europea;
– España anunció que está analizando las consecuencias de la operación británica para la soberanía española, ya que estima que las aguas “territoriales” del Peñón de Gibraltar son en realidad españolas.
En Irán, el ex comandante de los Guardianes de la Revolución, Mohsen Rezaei, exhortó su país a realizar un acto similar contra un barco británico y, al parecer, el presidente Hassan Rohani, hizo un llamado similar el 10 de julio durante una intervención televisiva.
Horas después, 4 unidades de superficie de los Guardianes de la Revolución interceptaron en el Estrecho de Ormuz el British Heritage, un petrolero británico perteneciente a BP. Sin embargo, los Guardianes de la Revolución no violaron el derecho internacional ya que no abordaron el petrolero y finalmente le permitieron seguir su camino cuando la fragata británica HMS Montrose, que escoltaba el British Heritage, intervino en el incidente.
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