Un ex primer ministro y dos personalidades del AKP, entre ellas un fundador de esa formación política, han anunciado estar preparando la creación de un nuevo partido para enfrentar al presidente Erdogan. En el ambiente mafioso que caracteriza el mundo político turco, parece que ha llegado el momento de los ajustes de cuentas, de las falsas revelaciones y de las difamaciones verdaderas.
Los últimos acontecimientos políticos registrados en Turquía son importantes para Grecia, principalmente aquellos en los que está implicado el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, dado su carácter excesivo y su agenda islamista y neootomana, que supone la aplicación de una política resueltamente revisionista hacia Chipre y Grecia.
Si afirmamos esto es porque, aunque ya hemos subrayado antes en numerosos artículos que el Estado elabora la política exterior de Turquía con las entidades estatales interesadas –el ministerio de Exteriores y las fuerzas armadas– lo cierto es que se han registrado cambios en ese sentido. Por primera vez en la historia de la Turquía moderna, los objetivos de la política exterior turca están siendo definidos personalmente por el presidente Erdogan junto a sus consejeros y a su formación política, el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), sin participación de los dos entidades estatales antes mencionadas.
El 15 de julio de 2016, militares vinculados a los kemalistas y los gulenistas trataron de derrocar al presidente Erdogan, sin éxito. Una de las razones que ha llevado a Erdogan a acercarse a Rusia es que estaba personalmente convencido –y sigue estándolo– de que Estados Unidos fomentó aquel intento de golpe de Estado. Existen además rumores de que Rusia posiblemente proporcionó a Erdogan informaciones cruciales que determinaron el fracaso de los golpistas.
Después del fracaso de los golpistas, Erdogan fue acaparando poco a poco el control de todos los poderes, situación que incluso institucionalizó haciendo pasar el país de un régimen político de democracia semiparlamentaria y semipresidencial, a partes iguales, a un régimen exclusivamente presidencial, en junio de 2018.
Durante la purga que realizó en su entorno próximo y el proceso al cabo del cual concentró en sus manos todos los poderes, Erdogan se deshizo de su colaborador cercano y mentor en materia de estrategia nacional y de política exterior, Ahmet Davutoglu, quien había sido consecutivamente su ministro de Exteriores y finalmente su primer ministro.
Pero Erdogan “apartó” políticamente a Davutoglu luego de la publicación –el 1º de mayo de 2016– de un artículo proveniente del blog Pelikandosyasi. En ese artículo se acusaba al entonces primer ministro Davutoglu de tratar de marginalizar al presidente Erdogan y de querer arrebatarle el poder después de haber negociado con Estados Unidos, con el predicador islamista Fethullah Gulen y con el Reino Unido. Poco despues, el 22 de mayo de 2016, Davutoglu fue obligado a dimitir.
Por diferentes razones, pero siempre con la intención de lograr el control total del poder, Recep Tayyip Erdogan también apartó de su entorno al ex presidente de la República, Abdullah Gul, miembro del reducido núcleo de fundadores del AKP, así como a Alí Babacan, arquitecto de la política económica de los gobiernos del AKP y del «milagro económico» turco.
Erdogan apartó también a otras personas pero vamos a concentrarnos en estos tres personajes porque acaban de tomar la iniciativa de crear un nuevo partido político. A ellos se unieron otros dirigentes del AKP que ya no ocultan su incomodidad, tanto por la política de Erdogan como por la concentración excesiva del poder y del dinero en manos del presidente turco y su familia.
La formación del nuevo partido debe tener lugar en las próximas semanas o meses. No es posible ser más precisos al respecto porque Erdogan dispone al parecer de “expedientes” sobre sus tres rivales y aparentemente se prepara para desatar una campaña de difamación de la que nadie sabe adónde puede conducir.
En todo caso, Erdogan podría… declarar que dispone de suficientes «revelaciones contra los apóstatas».
Sin embargo, fue el ex primer ministro Ahmet Davutoglu el primero en lanzar una “bomba” durante un discurso pronunciado la semana pasada en la provincia de Sakarya. Alli declaró, entre otras cosas:
«Las amenazas no me afectan. Si se abre el expediente de nuestra lucha contra el terrorismo, algunos no podrán mirar la gente a la cara. Quienes hoy nos critican ni siquiera podrán circular libremente en público. ¿Por qué? Invito a ustedes a que hagan memoria (…)
Más tarde, cuando se escriba la historia de la República Turca, el periodo del 7 de junio al 1º de noviembre será descrito como uno de los más críticos».
Antes de explicar hasta qué punto son graves las acusaciones de Davutoglu, es importante recordar que durante las elecciones legislativas del 7 de junio de 2015, el Partido Democrático del Pueblo (HDP) había obtenido un porciento de votos sin precedente (31,1%) y 81 curules en el parlamento turco. Ese resultado anulaba la mayoría parlamentaria que hasta entonces había permitido al AKP gobernar solo. A partir de ese momento, el AKP se vio obligado a colaborar con el HDP –partido kurdo– para poder formar gobierno.
Davutoglu era en aquel entonces favorable a la formación de un gobierno de coalición. Pero Erdogan tenía en mente el siguiente plan: interrumpir las conversaciones con la minoría kurda, declararle la guerra a esa etnia turca y hacerla excluible, reuniendo así los medios nacional-islamistas y llevando el país a la realización de elecciones extraordinarias. En efecto, después de haber obtenido un 40,87% de los votos y 258 escaños parlamentarios en las elecciones del 7 de junio, en las elecciones del 1º de noviembre de 2015 Erdogan mejoró sus resultados obteniendo un 49,50% de los votos y 317 diputados, con lo cual garantizaba nuevamente al AKP la posibilidad de gobernar solo.
Pero, veamos lo que pasó durante esos 6 meses y a qué hace alusión Davutoglu en su reciente discurso:
– Sólo 2 días antes de las elecciones del 7 de junio, hubo un atentado contra el HDP en la ciudad de Diyarbakir, con un saldo 5 muertos.
– El 20 de julio, un terrorista suicida del Emirato Islámico (Daesh) mató a 34 personas en la ciudad kurda de Surut.
– El 22 de julio, 2 policías fueron hallados muertos, de un balazo en la cabeza, frente a sus domicilios, en la ciudad kurda de Jeyilpinar. Ese hecho puso fin al «periodo de resolución» del problema kurdo y abrió una nueva etapa de ataques del Estado turco contra los kurdos.
– El 8 de septiembre, hubo varios ataques sincronizados contra locales del HDP en toda Turquía, mientras que el propio Davutoglu declaraba que «los sondeos muestran que estamos progresando».
– El 10 de octubre, 2 suicidas de Daesh mataron 102 personas durante una manifestación por la paz convocada por organizaciones kurdas.
Es fácil entender lo que quiere decir Davutoglu cuando dice que Erdogan «ha jugado con el terrorismo» y que utilizó sus terroristas de Daesh contra los kurdos, con lo cual lo hace responsable de decenas de muertes de civiles.
No es fácil saber si Davutoglu acabará haciendo revelaciones que den lugar a verdaderos cambios, o si será objeto de amenazas y se retractará afirmando que «no es exactamente» lo que quiso decir.
Lo que sí es seguro es que la “guerra” ha comenzado y que pronto veremos muchas “batallas” en la escena política turca.
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