Ciertos constitucionalistas cuestionan la legitimidad de la elección del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, y afirman que el presidente de la Asamblea Nacional debe asumir esa función para organizar una nueva elección presidencial. Basándose en esa interpretación, cuestionada a su vez por la mayoría de los especialistas, Estados Unidos reconoció al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como «presidente encargado» de la República, o sea como jefe interino del Estado.
Sin embargo, el mandato de Juan Guaidó a la cabeza de la Asamblea Nacional, limitado a un año, expiró este 5 de enero, y Guaidó aspiraba a obtener una renovación de ese mandato durante un voto organizado al efecto en el parlamento unicameral venezolano.
Después del intento fallido de golpe de Estado registrado en Venezuela el 30 de abril de 2019, varios diputados de la oposición cuya participación en los hechos había quedado incuestionablemente demostrada fueron privados de su mandato electoral por las autoridades competentes. Muchos de los implicados decidieron simplemente huir del país.
La Asamblea Nacional de Venezuela se compone actualmente de una mayoría de diputados de oposición. Pero entre estos diputados opositores ha surgido durante los últimos meses una tendencia contraria a la política del presidente de la Asamblea, quien ha apostado por la confrontación constante entre ese órgano y el ejecutivo. Esta nueva tendencia en el seno de la oposición parlamentaria había proclamado la necesidad de un cambio de líder a la cabeza del parlamento.
Ante el surgimiento de esta “oposición” dentro la oposición, la facción parlamentaria favorable a Guaidó trató por su parte de garantizar un voto favorable a la renovación del mandato modificando el Reglamento Interno de la Asamblea para que los “diputados” fugitivos pudieran votar… por internet.
Este lunes 5 de enero de 2020, Juan Guaidó quiso ingresar a la sede de la Asamblea Nacional acompañado de personas destituidas de sus mandatos como diputados por las autoridades competentes, debido a su implicación en diversos actos delictivos y crímenes contra el Estado. Los funcionarios a cargo de la custodia del palacio legislativo dieron libre acceso a Guaidó, quien sin embargo se empeñó en entrar únicamente si lo acompañaban las personas que no tenían derecho a hacerlo.
A pesar de haber recibido libre acceso al palacio legislativo, Juan Guaidó trató de penetrar en la instalación subiéndose a la verja del palacio (ver foto) y fue rechazado por los policías que custodian la sede de la Asamblea. Las imágenes que desde ayer han dado la vuelta al mundo son por tanto resultado de un intento deliberado de confundir al público: Juan Guaidó podía haber entrado normalmente por la puerta de la Asamblea Nacional, pero no quiso hacerlo sin sus acompañantes, quienes no tenían derecho a entrar.
Después de más de 2 horas de espera, los diputados presentes en el hemiciclo –al comprobar que Juan Guaidó no tenía intenciones de presentarse a la votación prevista en el orden del día sin la garantía de contar con los votos necesarios para renovar su mandato– recurrieron, en estricta aplicación del Reglamento de la Asamblea, al diputado de mayor edad para que instalara el voto, se comprobó que había quorum, y eligieron al diputado Luis Parra, también miembro de la mayoría opositora, para presidir la Asamblea Nacional de Venezuela durante el año 2020.
Contrariamente a lo que reportan los medios de la prensa mainstream, la elección de Luis Parra como nuevo presidente de la Asamblea Nacional venezolana, realizada en la sede del poder legislativo, cumplió todos los parámetros establecidos en el Reglamento Interno de dicho órgano, incluyendo la exigencia del quorum necesario.
Durante los meses anteriores a este voto, la prensa –incluyendo la prensa opositora– ha revelado el súbito enriquecimiento de los familiares de Juan Guaidó, comprobado desde que el «presidente interino» y sus colaboradores tienen acceso a los activos del Estado venezolano “confiscados” por Estados Unidos. La prensa opositora también ha divulgado historias de supuesta complicidad entre altos funcionarios del gobierno y algunos diputados opositores, entre ellos el mismo Luis Parra.
Después del show montado alrededor de su ingreso al palacio legislativo, Juan Guaidó reunió a los diputados que lo apoyan en el edificio del diario opositor El Nacional, donde procedió a realizar –sin convocación oficial previa– una supuesta sesión de la Asamblea, durante la cual sus seguidores “renovaron” su mandato como presidente del parlamento. Según la prensa opositora, en esa reunión se alcanzó el quorum requerido contando a diputados legalmente destituidos y a suplentes de diputados actualmente en funciones.
En resumen, Venezuela tendría hoy un presidente de la República constitucionalmente electo, Nicolás Maduro, cuya legitimidad niegan ciertos gobiernos –encabezados por el gobierno de Estados Unidos–; un “presidente interino” autoproclamado, Juan Guaidó, que fundamentaba su autoproclamación en su calidad de presidente de la Asamblea Nacional, puesto que perdió al no ser reelecto legalmente este domingo 5 de enero; y un nuevo presidente de la Asamblea Nacional, el también opositor Luis Parra, electo por los diputados presentes en el hemiciclo del poder legislativo, mientras que Juan Guaidó sigue pretendiendo ser presidente de la Asamblea.
De hecho, Juan Guaidó es ahora “presidente virtual” por partida doble.
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