Ezra Cohen-Warnick acaba de ser nominado en Washington para ocupar el puesto de asistente adjunto del secretario de Defensa a cargo de la lucha contra el narcotráfico y las amenazas globales (Deputy Assistant of Defense for Counternarcotics and Global Threats).
Cohen-Warnick (a la izquierda en la imagen) está vinculado al general Michael Flynn (a la derecha en la imagen), el efímero primer consejero de seguridad nacional del presidente Donald Trump y ex director de la agencia de inteligencia del Departamento de Defensa (DIA), y su nominación se produce precisamente en el momento en que el Departamento de Justicia acaba de abandonar todas las acusaciones que se habían registrado contra el general.
Ezra Cohen-Warnick tuvo un papel central en la entrega a Devin Nunes, el presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, de documentos que demuestran que miembros de la administración Obama conspiraron contra la futura administración Trump. Los documentos entregados por Cohen-Warnick permitieron a Nunes cuestionar oficialmente la investigación del fiscal Robert Mueller sobre el llamado Rusiagate, cuyo objetivo era sacar a Trump de la Casa Blanca.
Como encargado de la lucha contra el narcotráfico por el Departamento de Defensa, Cohen-Warnick tendrá que lidiar con los planes de los neoconservadores que tratan de derrocar al presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro y le atribuyen delitos de tráfico de drogas.
Durante el breve periodo del general Michael Flynn como consejero de seguridad nacional del presidente Trump, su equipo excluyó, en sólo 24 días, a todos los miembros de la Hermandad Musulmana que la administración Obama había introducido en el Consejo de Seguridad Nacional.
Por su parte, el nuevo director de la inteligencia estadounidense, Richard Grenell, acaba de desclasificar una serie de documentos que identifican a los miembros de la administración Obama que conspiraron contra el hoy presidente Trump, incluso antes de fuera electo. Esas personas podrían verse ahora obligadas a responder por haber fabricado el Rusiagate, e incluso el Ucraniagate, con lo cual han envenenado la vida política estadounidense desde el inicio de la administración Trump.
En su cuenta de Twitter, Trump acaba de publicar un escueto mensaje: «Espero que se hayan divertido investigándome. Ahora es mi turno.»
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