Señor Patriarca de los armenios de Turquía, Sahak Machalian;
estimados miembros de la comunidad armenia;
mis preciados conciudadanos,
Os saludo cordialmente,
Recuerdo con respeto a los armenios otomanos que perdieron la vida en las difíciles condiciones de la Primera Guerra Mundial y presento mis condolencias a sus nietos.
Todos somos miembros de la familia humana, sin importar nuestro origen étnico, nuestra religión, nuestra lengua o color.
Hace siglos que vivimos todos juntos en paz en estas tierras y encontramos la paz a la sombra de nuestra bandera roja del creciente y la estrella.
Lo que nos mantiene juntos no es el interés o el cálculo. Lo que nos mantiene juntos es nuestro verdadero compromiso con el mismo país, con los mismos valores y con los mismos altos ideales.
Es fuente de orgullo para todos nosotros ser ciudadanos iguales, libres y honorables de la República de Turquía.
Nuestra cultura común se ha enriquecido y desarrollado con las contribuciones de la comunidad armenia a la arquitectura, a la música y a las artes y con los conocimientos y los grandes esfuerzos de numerosos médicos, ingenieros, juristas, negociantes y expertos profesionales educados por la comunidad armenia.
No podemos permitir que se olvide la cultura de coexistencia entre turcos y armenios, que dura desde hace siglos y que ha sido ejemplo para toda la humanidad.
La politización por parte de terceros de los debates que los historiadores deberían emprender y su instrumentalización para inmiscuirse en asuntos de nuestro país no han beneficiado a nadie.
Creo que construir nuestra identidad únicamente sobre los dolores que el pasado infligió a nuestro espíritu será una gran injusticia para las nuevas generaciones.
Es hora de demostrar que nosotros, como turcos y armenios, hemos alcanzado la madurez suficiente para vencer juntos todos los obstáculos.
Como ustedes saben, siempre hemos actuado con sinceridad sobre esta cuestión y nos hemos esforzado por resolverla durante su propio transcurso.
Siempre hemos declarado, en diferentes ocasiones, que estábamos dispuestos a mejorar nuestras relaciones con Armenia sobre la base de la buena vecindad y del respeto mutuo.
Hemos renovado ese llamado en voz alta después de la resolución de la crisis del Alto Karabaj.
Yo reitero ese llamado.
De nosotros depende compartir las alegrías, al igual que las penas, y construir el futuro sacando de la historia las enseñanzas correctas.
Turquía seguirá cumpliendo con sus responsabilidades en ese sentido.
Agradezco a nuestros ciudadanos armenios, que son parte integrante de nuestra nación, el sincero apoyo que aportan a esta lucha de nuestro país.
Es con estos pensamientos que recuerdo una vez más con respeto a los armenios otomanos que perdimos durante la Primera Guerra Mundial, comparto el dolor de sus familiares y ofrezco mis saludos y afecto a todos ustedes.
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