La República Islámica de Irán acaba de reabrir su oficina en la Organización para la Cooperación (OCI), la antes denominada Organización de la Conferencia Islámica, con sede en Yedda, Arabia Saudita.
Arabia Saudita (con población mayoritariamente sunnita) e Irán (país de mayoría chiita) se excomulgaban mutuamente desde hace años, dividiendo así el mundo musulmán. Pero, aunque la oposición entre musulmanes sunnitas y chiitas tiene sus raíces en un pasado lejano, estas dos denominaciones musulmanes no siempre fueron adversarias.
Durante la guerra en Bosnia-Herzegovina miembros de los Guardianes de la Revolución iraníes (chiitas) y del Hezbollah libanés (también chiitas) lucharon junto a los miembros de la Hermandad Musulmana y la Legión Árabe de Osama ben Laden (sunnitas), financiadas ambas por Arabia Saudita. En aquel entonces, todos los combatientes islamistas recibían órdenes de la OTAN, que a su vez cumplía las órdenes de Estados Unidos.
Irán y Arabia Saudita rompieron las relaciones diplomáticas en 2016, a raíz de la ejecución –ordenada por la monarquía saudita– del jeque Nimer el-Nimer, líder pacífico chiita que encabezaba la lucha contra la discriminación de la minoría chiita en el reino.
La OCI cuenta actualmente 57 Estados miembros y es la única organización intergubernamental confesional en todo el mundo.
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