La diabetes es una enfermedad de gran incidencia y con una tasa de mortalidad elevada. Es más, existe un porcentaje importante de diabéticos que desconocen padecer la enfermedad. El tratamiento de la diabetes se ha abordado de diferentes maneras a lo largo de los últimos 50 años.
Inicialmente se suministraba a los pacientes insulina extraída de animales. Sin embargo esto acarreaba una serie de inconvenientes: costo elevado, diferencias con la proteína humana, posibilidad de infecciones arrastradas desde el animal (lo que hoy tomaría una perspectiva notable con el problema de las "vacas locas").
Hace unas dos décadas se solventaron estos inconvenientes. Se introdujo el gen de la insulina humana en la bacteria E. coli y, de esta forma, se produjo insulina humana en condiciones controladas de laboratorio. A pesar de este gran avance, todavía existía un problema: el paciente debía inyectarse la insulina de forma más o menos periódica y controlar de forma constante su contenido de glucosa en sangre.
Durante los últimos años se ha intentado buscar soluciones que solventen el problema de los diabéticos de forma permanente. En este intento, se están desarrollando terapias que incluyen la regeneración y/o transplante de islotes o células b pancreáticas (las que producen la insulina) y, de forma más reciente, la terapia génica. La finalidad de estas terapias es que el diabético normalice su situación de por vida.
Sin embargo, estos métodos de erradicación de la diabetes sólo serían efectivos en sujetos con deficiencias en insulina, es decir en diabetes de tipo 2. En muchos diabéticos el problema es muy distinto, pueden producir insulina, pero su organismo genera anticuerpos que la neutralizan (diabetes de tipo 1).
En este caso, ni las terapias más avanzadas, ni las más clásicas, basadas en el suministro de insulina, alcanzan lo efectos deseados, ya que la insulina presente en la sangre es inactivada por los anticuerpos generados por el cuerpo del diabético (se trata, por lo tanto, de una enfermedad autoinmune). Hoy en día se ha abierto una puerta para los enfermos con diabetes de tipo 1.
El Dr. H.C. Lee y colaboradores han publicado esta semana en la prestigiosa revista Nature (Lee et al., 2000, Nature 408, 483-488) una estrategia terapéutica que acabaría con estos problemas. Dicha estrategia se sirve de los avances anteriores en terapia génica, pero añade una variación de gran interés. En lugar de producirse insulina normal, formadas por dos cadenas peptídicas con un enlace disulfuro, se ha "creado" un gen (mediante técnicas de ingeniería genética) que da lugar a una insulina de una sola cadena peptídica.
El resultado es una insulina "diferente" que funciona casi tan bien como la natural, pero que no es reconocida por los anticuerpos generados contra ella. Este avance supone un gran paso hacia la erradicación de la diabetes.
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