Mientras el mundo mira hacia Irak donde se libra una sangrienta guerra entre norteamericanos e iraquíes que tiene ya características de un choque de civilizaciones, acá en Miami la vista está enfocada en Ginebra, la ciudad Suiza en la que está sesionando la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y donde se presume que hoy- quizás ahora mismo o dentro de unas horas- se llevará a cabo la votación sobre una moción de condena a Cuba. Aunque la proposición ha sido presentada formalmente por el gobierno de la república de Honduras, todo el mundo y su tía sabe que es el gobierno norteamericano el que está detrás de esta resolución condenatoria contra Cuba.
Lo que interesa a Washington no es en realidad si en Cuba se respetan o no todos y cada uno de los derechos Humanos que establecen la Carta de Naciones Unidas. Porque si así fuere, no sería Cuba la única nación que estaría en la mirilla del gobierno del Presidente Bush. ¿Qué diríamos en Ginebra de países aliados de Estados Unidos, inclusive del propio mundo musulmán, como Arabia Saudita donde todavía en pleno siglo XXI se mutilan brazos a los presos como castigo ejemplarizador? ¿O lo qué ocurre en la zona de Gaza donde el Terrorismo de Estado del gobierno de Ariel Sharon se ensaña con la población palestina porque reclama su derecho a existir como nación? ¿ Y que nos dicen en Ginebra de Guantánamo? ¿Se respeta acaso en esa prisión norteamericana enclavada en territorio de Cuba los mismos derechos humanos que Estados Unidos dice que se violan en las cárceles de la isla?
Hipocresía. Hipocresía. Hipocresía. ¿Derechos Humanos de qué?
Lo hemos leído en la prensa. El Presidente de Estados Unidos George Bush- en medio de la profunda crisis que atraviesa su gobierno por la guerra en Irak- ha llamado por teléfono al mandatario mejicano Vicente Fox para pedirle en los términos más conminatorios que la delegación azteca en Ginebra su sume al voto de condena contra Cuba. Los funcionarios del gobierno norteamericano Otto Reich y Roger Noriega han recorrido el continente americano, país por país, expresando el deseo de la Casa Blanca de que se vote en contra de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra. La presión diplomática y económica que la administración Republicana del Presidente Bush ha mantenido sobre los gobiernos de América Latina para que la votación en Ginebra sea favorable a la resolución hondureña, descalifica moralmente esa condena a Cuba. De nuevo Goliat contra David.
¿De qué vale ante el mundo una condena a Cuba si todos saben que lo que hay detrás, delante, arriba, abajo y por todas partes es un capítulo más de la confrontación de Washington contra La Habana? Una política fracasada por cuatro décadas que no ha dado resultado ni beneficio alguno para el pueblo norteamericano y cuyo único objetivo hoy es complacer a la derecha cubana de Miami por razones electorales.
Y mientras en Ginebra la mano del gobierno de Washington hace sentir todo su peso contra Cuba, allá en La Habana se celebra un encuentro comercial entre funcionarios cubanos y cuatrocientos representantes de 172 empresas de 30 estados de los Estados Unidos. El encuentro ha dado por resultado en una compra de productos de la agricultura norteamericana por valor de mas de 100 millones de dólares, que agregados a las anteriores transacciones comerciales, la cifra asciende ya a 715 los millones de dólares, pagados por Cuba en dinero contante y sonante a los productores norteamericanos.
En Ginebra Estados Unidos se empeña en condenar a Cuba. En La Habana, todo lo contrario. Una cosa es en Ginebra y otra cosa es en La Habana.
Es la hipocresía, es la hipocresía, es la hipocresía.
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