Sr. Presidente de la República
Dr. Néstor C. Kirchner
Dirección de Documentación Presidencial
Balcarce 24
Cdad. Aut. de Buenos Aires (1062)
Ref.: Observatorio Científico o Comisariato Político.
De mi consideración:
Tengo el agrado de dirigirme a Ud. con el propósito de poner en su conocimiento que el sistema científico argentino no para de sufrir agravios y expropiaciones de toda laya. Pareciera ser que estamos condenados a ser rehenes de cuanto aventurero u oportunista ande lucrando en las arenas presupuestarias de las burocracias nacional e internacional. Hace sólo un par de meses, en febrero de 2004, el recientemente creado Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología, perteneciente a la órbita de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (SeCyT), del Ministerio de Educación; formalizó su incorporación en la red global como miembro afiliado del Observatorio Científico Tecnológico de la Unión Europea.
El objetivo de estos Observatorios es el de recopilar información-base para ser catalogada, compilada, analizada y convertida en indicadores para que sean empleados en diferentes análisis y mecanismos de toma de decisiones. Sin embargo, en el caso argentino, esta toma de decisiones pareciera asimilarse más a una planificación autoritaria de un comisariato absolutista que a una planificación democrática, si nos hemos de atener a las declaraciones y a los mecanismos de acumulación informativa y de designación de las autoridades del ramo. En efecto, esta incorporación supone una cesión gratuita de nuestra información científico-tecnológica, que sumado a nuestro enfeudamiento de los recursos energéticos y comunicacionales al reino de España hace de nuestro país una de las naciones más vulnerables del planeta.
Más aún, el actual Secretario de Ciencia y Técnica Ing. Tulio Abel del Bono -a quien he cuestionado recientemente por su carencia de idoneidad moral- manifestó el 17 de abril ppdo. en Página 12, en un objetado reportaje que actualmente figura en la portada de la SECYT en Internet, que el propósito de su gestión es el de "integrar el sistema científico con objetivos, estrategias, acciones y prioridades comunes". Las dudas que ha despertado este emprendimiento oficial y estas declaraciones son numerosas y fundadas, tal como le manifesté a Ud. últimamente en el mensaje titulado Autoritarismo en la Ciencia Argentina (Del Bono-2004). En principio, entendemos que dejar librada la planificación del sistema científico-tecnológico de un país profundamente dependiente a merced del comportamiento de meros indicadores cuantitativos, cuando menos merece el calificativo de ingenua y también el de profundamente sospechosa.
Los sistemas científico-tecnológicos de los países avanzados, por estar dotados de altos grados de transparencia en los procedimientos, participación democrática y competitividad y excelencia científica, su performance puede ser exitosamente medida por indicadores cuantitativos. Pero en aquellos otros países de la periferia, donde en sus sistemas de ciencia y técnica prevalecen todo tipo de patologías, intentar medir su performance mediante dichos indicadores cuantitativos llevaría directamente al fracaso más rotundo, debido a la carencia de fiabilidad, credibilidad y confiabilidad de dichos números. En este tipo de sistemas, gangrenado por una creciente corrupción académica, se impone una cirugía mayor que instaure definitivamente estructuras institucionales y estándares de conducta equivalentes con los que nos rigieran en nuestros orígenes como república independiente y democrática y con los vigentes en los países centrales.
En segundo lugar, las designaciones de los responsables de aquellos emprendimientos que cuentan con financiación internacional suelen recaer siempre en los mismos personajes, aún con distintos gobiernos, tal como si fueran los soldados del repertorio de Aída, siempre rodeados de una nube impenetrable, situación que expuse recientemente en un extenso artículo que me publicara electrónicamente el Archivo Analítico de Políticas Educativas, de la Arizona State University (ASU), abajo citado. Así, en este caso la Coordinación del Equipo Técnico al frente de la sede nacional de dicho Observatorio ha recaído en el Dr. Mario Albornoz, el mismo que otrora trabajara en UBACYT, en tiempos del Rector Delich; luego dirigiera el Instituto de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnologia, de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ); y fuera durante el menemato fuertemente financiado por la gestión del Secretario de Ciencia y Técnica Lic. Juan Carlos del Bello. Para comenzar, se ignora el mecanismo empleado para su nueva designación pues nadie fue consultado al respecto. Tampoco se conoce el método empleado para el nombramiento de los demás integrantes del Equipo Técnico (a saber: Guillermo Anlló, Rebeca Guber, Lucas Luchilo, Manuel Marí, Diego Ratto, y Leonardo Vaccarezza).
Las dudas recaídas sobre el Dr. Albornoz, actual Director de REDES-Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior, perteneciente al Programa del CYTED (Ciencia y Tecnología para el Desarrollo), obedecen a su pasado desempeño académico y a que nunca arriesgó en su larga carrera en instituciones vinculadas con la ciencia y la tecnología una sóla palabra acerca de la corrupción en los medios científico-académicos y tampoco manifestó su opinión respecto a las recientes y comprometedoras declaraciones publicadas en Página 12 por el Secretario Tulio Del Bono.
Ya hace cuatro (4) años, el 5 de Julio del año 2000, decíamos en la lista de discusión Pol-Cien, en un mensaje intitulado ¿Perdieron la fe?, que nunca fue contestado, con relación a dicho Instituto de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnologia, que la "... información referida a los fondos recibidos [de manos de la Agencia Nacional para la Producción Científico-Tecnológica durante la gestión Del Bello] tampoco alcanzan para disipar las dudas recaídas sobre la gestión del Dr. Albornoz. Los datos cuantitativos por él brindados no citan fuente alguna, se reducen a porcentajes de una cifra total aún desconocida, correspondiente exclusivamente al año 1999, y esconden las magnitudes absolutas de los guarismos brindados y no publicados en su sitio web y que la SECYT, no brinda desagregada por institutos y/o universidades beneficiadas".
Tampoco la información prestada por la página web del Instituto dirigido por el Dr. Albornoz "..ilustra acerca de los mecanismos de reclutamiento del personal docente o investigador ignorándose hasta el presente si en dicha Universidad [de Quilmes], presidida por el Rector [Julio] Villar, y en dicho Instituto dirigido por el Dr. Albornoz, se contempla la publicidad de las vacantes y los concursos públicos por oposición y antecedentes. Por ejemplo, se ignora cuál ha sido el concurso ganado en dicha Universidad por el ex Secretario Juan Carlos Del Bello [quien figura en la nómina del Instituto dirigido por Albornoz]. Esta fiel observancia de los concursos, tan caros al mundo académico argentino, no era ni es supervisada por la Secretaría de Políticas Universitarias, ex Secretaría de Educación Superior, del Ministerio de Educacion.
Además, el hecho de que en el reclutamiento del personal investigador del Instituto que en el pasado dirigiera el Dr. Albornoz "...prevalezca la naturaleza político-partidaria por sobre la excelencia científica y por consiguiente la exclusión de quienes no pertenezcan a la secta o facción de marras esta corroborado por la propia currícula dada a luz en la Web, donde al menos en una decena (10) de casos se destaca notoriamente su afiliación a organismos estatales o para-estatales (Asesores de Gabinete y Consultores de Bancos, Ministerios y organismos internacionales)".
Y en cuanto a la naturaleza de las líneas de investigaciones promovidas en dicho Instituto "...una pormenorizada lectura de dicha currícula revela que existe un marcado sesgo en pos de los indicadores cuantitativos en ciencia y tecnología, que es como decir la contaduría de la ciencia, esa extraña simbiosis de teología y hermetismo, que coincidentemente es la temática que mas cultiva el Dr. Albornoz, consignada en su propia curricula". Finalmente, nunca se conocieron los verdaderos motivos de las desavenencias entre el Rector Villar y el Prof. Albornoz, que derivaron en la separación de este último de la UNQ. Pero todo pareciera indicar que el incidente no obedeció a razones de principios o teorías científicas sino a meras diferencias presupuestarias. Por último, el Dr. Albornoz logró montar tienda en el CYTED, asiento desde el cual logró programar su actual, inconsulto y antidemocrático desembarco en la SECYT.
En conclusión, Sr. Presidente, lo que se impone es impedir que la dirigencia política se convierta en un comisariato partidario que se inmiscuya en la tarea de fijar metas y objetivos, dictándole a los científicos lo que deben o no deben investigar, y engañando la buena fe presidencial haciéndole firmar un decreto por el cual se le exige al Conicet la entrega de su base de datos de científicos. Decíamos hace ya un lustro, en un mensaje del 30 de Noviembre de 1999, publicado en Pol-Cien, y titulado Rémoras o Supervivencias, que lo que nuestra sociedad está exigiendo a la élite política es que "...imponga en los ámbitos científico-académicos claras pautas de transparencia, honestidad, democracia y publicidad de sus actos de gobierno, de manera tal que el aparato científico-tecnológico funcione como un verdadero sistema, sin cortocircuitos, encapsulamientos ni enclaustramientos que afecten su necesario clima de libertad y de diálogo, su movilidad interna y su productividad final, y que contribuya a la disminución de la creciente brecha cualitativa que nos separa de los centros científicos mundiales".
Por todo ello entendemos, Sr. Presidente, que en la cuestión del Observatorio Científico y en la selección de sus integrantes hoy se impone con la premura del caso una urgente revisión y una necesaria y respetuosa consulta democrática dirigida a todas las instituciones científicas especializadas en Ciencias de la Educación, Sociología de la Ciencia, Antropología Cultural y Psicología y Filosofía de la Ciencia, y en general a todo el público investigador del país y del CONICET.
Cordialmente,
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