Así nacimos. Fue en noviembre de 1991 cuando «desde abajo» publicó su primera edición. Empezamos a circular cada dos meses. Eran ocho páginas y a una sola tinta. Transcurrieron 14 meses para avanzar a 12 páginas, otros 34 para crecer a 16 y 36 meses más para llegar a las 20 que hoy dan cuerpo a este periódico. Sin experiencia en asuntos de prensa, múltiples activistas, con procedencia e historia diversa, nos fuimos congregando en el apoyo e impulso de este proyecto. Durante ocho años tuvimos que esforzarnos para regularizar la edición mensual. La respuesta que ha recibido esta publicación creció poco a poco.
Al ritmo de ese desenvolvimiento y de los cambios que en el mundo iba teniendo la información, fuimos comprendiendo la necesidad de una proyecto de comunicación independiente y autogestionario.
Hoy, a mediados del 2004, revisando el esfuerzo realizado en cerca de cien ediciones impresas, detallamos los logros en las primeras entregas:
* el seguimiento del tema carcelario y todo lo que él concentra (control, opresión, disciplinamiento, muerte),
* la comprensión y denuncia del tema de las privatizaciones (denuncia del negociado de la Edis y de la transformación de la seguridad social de derecho público a negocio privado),
* la sintonía con el surgimiento del Movimiento Zapatista (artículo en la edición de mayo de 1994), las implicaciones del narcotráfico en la descomposición de nuestra sociedad, y
* del paramilitarismo como estrategia de Estado.
Ahora, trece años después de la primera edición, en continúo y ascendente esfuerzo, con la necesidad que conserva el país de un proyecto de comunicación colectivo, autónomo, de mayor calidad y regularidad, nos reafirmamos en una de nuestras consignas iniciales: aportar a la reconstrucción del movimiento social.
Es con ese movimiento, dispuestos a comprenderlo y cuestionarlo, que se puede avanzar en el diseño y consecución de un mejor país y de una comunicación democrática. Hoy seguimos abiertos a esa propuesta y le insistimos al conjunto de las expresiones sociales para que se dispongan a discutir y contribuir humana, económica y técnicamente para que entre todos hagamos realidad la voz, la imagen y la letra que hace falta. Una voz plural, una letra tallada a pulso y una imagen reflejo del país que hagan posible la justicia y la libertad.
Esperamos que en la celebración de nuestra ¡edición número cien! festejemos que como ciudadanos y como activistas en la construcción de una sociedad distinta dispongamos ya de un cimiento firme «desde abajo», de un vehículo para avanzar hacia una propuesta más ambiciosa de comunicación. Celebremos las nuevas manifestaciones de lo social con determinación capacidad y vocación política por la paz, la verdad y la justicia.
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