Es cierto. Existe un mejor ambiente para el intercambio de saberes y para la acción mancomunada entre las experiencias comunicativas, los sectores sociales y entre fuerzas políticas, pero aún no se construye el ambiente ideal. La reciente reunión, citada por iniciativa de Noikos y de Prensa Rural en Bucaramanga, así lo precisa. Por su parte, los distintos intentos por darle continuidad en Bogotá a un espacio de intercambio y reflexión conjunta entre experiencias de impresos, audio y video, es otra muestra de este ambiente. Pero aún falta.
Se necesita mucho más. Se requiere pasar del simple deseo de conocernos al de accionar de manera común. Pero más aún: se necesita diseñar colectivamente un(os) proyecto(s) en los cuales todas las experiencias existentes puedan integrarse y actuar conjuntamente, sin por ello dejar de ser y hacer lo que hasta ahora son y desarrollan. Si la realidad lo demanda, la técnica lo permite, los recursos con que cuentan distintas organizaciones sociales lo hacen viable y los desarrollos logrados lo posibilitan, ¿por qué no abocarlo?
En comunicaciones, pero también en lo social y en lo político, se necesita pasar de lo particular a lo general sin abandonar lo que cada uno es y hace. Se requiere mirarnos en las actividades de los otros como si fueran nuestras, comprendiendo que sin sus avances los nuestros son limitados e insuficientes. En todas estas áreas, urge darle suficiente voz a lo regional y local para que su realidad no siga siendo ahogada por lo nacional. Sin duda, necesitamos interrelacionar adecuada y oportunamente lo uno y lo otro, complementándonos. Éstas son las demandas de la realidad y en ello hay que insistir hasta cuando reinen otras condiciones de confianza que permitan hacer mucho más, o hasta cuando la experiencia le evidencie a cada uno que ya no tiene sentido conservar lo que era y hacía. Y dar un salto.
El propósito debe ser profundizar la acción común. La acción hegemónica emprendida y reforzada día a día por el establecimiento reta a una lucha de ideas que permita abrirle espacio, legitimidad, a los cientos de luchas sociales que se llevan a cabo por todo el país. Hay que superar la defensiva en que transitan estos movimientos, mostrando ante el país propuestas y nuevas conceptualizaciones que den piso a una nueva legalidad. No tiene sentido mantenernos aislados unos de otros, así los espacios de acción sean muy diferentes. La reacción y el ambiente suscitado por las amenazas contra varios periodistas independientes, deja entrever que hay un mejor momento. Y no podemos desaprovecharlo.
Es necesario continuar explorando vías, discutiendo, compartiendo experiencias y proyecciones, pero es urgente emprender acciones comunes que nos permitan ganar confianza en la práctica, más allá del espacio particular de cada uno, tratando de establecer una temática que sea común a todos.
Las campañas tienen esas ventajas. Retoman objetivos y necesidades comunes. Estimulan la colaboración y la articulación. Facilitan mecanismos de evaluación y procesos de seguimiento. Obligan al intercambio de visiones, y precisan -si hay- las diferencias, permitiendo superarlas en la práctica o midiendo la conflictividad que nos puedan generar a futuro. En fin, son un mecanismo de acción precisa (coyuntural o de mediano plazo) desde las cuales podemos ir perfilando construcciones de mayor calado.
Las campañas son aún más pertinentes en un ambiente de prevenciones como el colombiano, donde tan solo caminando juntos podremos conocernos realmente, saber quiénes están por lo que dicen estar y quienes no. De ahí su total pertinencia y la necesidad de establecer al menos una en los próximos meses, con objetivos precisos, mecanismos de evaluación, responsabilidades y duración puntual, para abrirle camino al propósito esbozado.
El proyecto desde abajo ha puesto a consideración, en los diferentes espacios donde ha sido invitado, o en sus publicaciones periódicas, iniciativas que recogen necesidades comunes y que evidencian que sí podemos y debemos hacer más para fundar entre todos una acción comunicativa más incisiva y de mayor calado. Para fundar proyectos de comunicación menos dispersos y con mayores posibilidades en la coyuntura que atraviesa el país.
No es de ahora. En desde abajo nos hemos preocupado por acompañar y por propiciar. Hace cinco años, bajo la premisa la prensa se hace a diario y entre todos, sustentamos la necesidad de un diario independiente. Aunque no encontramos eco persistimos en la idea, dando pasos para construir un semanario independiente y colectivo. Hace unos meses iniciamos una experiencia de audio y hemos llamado a potenciar los canales comunitarios existentes. En este caso, con mucho respeto, acompañamos y tratamos de potenciar lo construido por otros, haciendo de sus logros fortalezas para el conjunto. Pero además, desde hace tres años estamos tras la construcción de una empresa que reúna el capital suficiente para darle viabilidad económica a una iniciativa duradera en este campo. De todas estas iniciativas múltiples organizaciones sociales tienen conocimiento. Lo comunicativo y lo social marchan de la misma mano, aunque lo uno no implica que lo otro sea un simple parlante.
No lo ocultamos. Nuestra proyección es hacia una interrelación cultural, tecnológica, política y comunicativa que nos permita acompañar procesos sociales, develar la realidad que nos circunda y potenciar acciones transformadoras de los sujetos de cada proceso. Acción que demanda una iniciativa permanente, el manejo de un lenguaje cada vez más preciso y menos adjetivizado y la disposición a escuchar.
Tratando de diseñar un canal expedito para que lo local, regional y nacional se encuentren, y estimando que el momento político lo demanda, insistimos en la necesidad de hacer más con lo mismo, posibilitando un intercambio dinámico de experiencias en todos los órdenes de la acción comunicativa y su resumen en una agencia de prensa independiente que nos permita estimular a los procesos sociales más allá de las ciudades capital, para que den a conocer todos sus esfuerzos y sueños, mostrando ante el mundo la otra Colombia, la que ocultan, la de la guerra.
A esto hemos denominado Sistema Nacional de Comunicación Independiente. Ninguna experiencia por sí sola debe asumir este reto como si fuera tan solo suyo. Como reto y propósito colectivo, debe ser abocado entre todos. Hacerlo no implica grandes cosas, tan sólo y en lo fundamental ordenar lo que ya tenemos, colocar las cartas de cada uno sobre la mesa, concitando más esfuerzos para hacer parte de un todo, sin dejar de ser él mismo, que rompa el monopolio de la información y funde bases para un país distinto.
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