Los estudiosos de la gran delincuencia mexicana, como Juan Ramón Jiménez y Héctor González, han coincidido en la detección de las familias revolucionarias que han transitado por la presidencia de la república desde 1936, como responsables de la criminalización del Estado.
En los últimos 60 años los sucesivos gobiernos de México han fracasado en el combate a la producción, distribución y comercialización de estupefacientes en territorio nacional. La misma ineficacia que han demostrado en el ataque a la delincuencia fronteriza: los «cholos» en el norte y la «mara salvatrucha» en el sur. Una ineficacia que parece ser deliberada.
Gilberto Ensástiga, diputado federal por el PRD y miembro de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados considera preocupante el aumento del narcomenudeo y tráfico de estupefacientes en el país, aunque hayan sido detenidos importantes capos de la droga, por lo general después de haber negociado su detención.
En lo que va del sexenio actual, la Procuraduría General de la República ha reportado la detención de 125 narcotraficantes. Detenciones que considera fundamentales en el ataque al tráfico y consumo de drogas y a las organizaciones criminales. No obstante, los taladores subrepticios de bosques en el estado de Guerrero han sometido a los contingentes de la policía judicial emplazada en esa entidad federativa, supuestamente para controlar a aquellos.
La PGR afirma con sus cuentas alegres que destruyó un millón 217 mil 338 kilogramos de mariguana en 2000. Un millón 147 mil 188 en 2001. En 2002, 755 mil y 786 mil 872 kilogramos en 2003.
En relación con la cocaína, señala que sus agentes destruyeron 22 mil 439 kilogramos en 2000, 21 mil 224 en 2001, 23 mil 222 en 2002 y 21 mil 53 en 2003. También demolieron 271 kilogramos de heroína en 2000, 232 en 2001, 350 en 2002 y 260 kilogramos en 2003.
Pese a encauzar «mayores esfuerzos contra el narcotráfico», el gobierno de Ernesto Zedillo nada pudo hacer contra los cárteles de la droga de Juárez, Sinaloa, Del Golfo y de Tijuana, los cuales han cobrado importancia a lo largo y ancho del país. No obstante, ni siquiera mediante el Proyecto Nacional para el Control de Drogas 1995-2000, que coordinaba la acción supuestamente persecutoria de las secretarías de Estado e implementaba estrategias institucionales, la PGR ha podido contrarrestar al crimen organizado.
El sexenio de Carlos Salinas de Gortari se significó, a su vez, por haber sido en el que mayor cantidad de drogas vendieron los cárteles mexicanos al extranjero en los últimos 40 años. En ese gobierno, las ventas alcanzaron un promedio de 7 mil millones de dólares anuales (a la tasa de 2000), lo que equivale a 1.91 por ciento del Producto Interno Bruto del país y a 13.4 por ciento de las exportaciones legales de la nación en esa época.
Entre 1989 y el primer semestre de 1991, el valor de las drogas vendidas por cárteles mexicanos al extranjero, principalmente a Estados Unidos, alcanzó su punto más alto al llegar a casi 10 mil millones de dólares, dice el investigador de la Universidad Autónoma de Madrid, Carlos Resa Nestares, economista especializado en el análisis del narcotráfico como fenómeno empresarial. En la actualidad esa cifra ha sido rebasada de manera abrumadora teniendo en cuenta que el valor del mercado de estupefacientes a escala planetaria está calculado en más de 600 mil millones de dólares.
A partir de la administración de presidencial de Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho, pasando por las de Miguel Alemán, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari se publicitó la persecución de delitos contra la salud. En la realidad nada serio ha ocurrido en la represión del delito porque desde el gobierno cardenista hasta la fecha sólo se ha consolidado el narco-estado mexicano. El primer gobierno del PAN es un simple usufructuario.
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