Bancos centrales de todo el mundo se desembarazan de sus dólares y compran euros, en un intento de evitar nuevas pérdidas por la depreciación de la divisa estadounidense, según expertos británicos.
Más de dos tercios de los bancos centrales del mundo aumentaron su exposición al euro en los últimos dos años, principalmente a expensas del dólar, según el informe Management Trends 2005, difundido por la firma Central Banking Publications, con sede en Londres.
Para el sondeo, patrocinado por el Banco Real de Escocia, se consultó entre septiembre y diciembre a altos funcionarios de 65 bancos centrales que controlan un tesoro de 1,7 billones de dólares.
El informe, conocido la última semana de enero, también constató que más de la mitad de los bancos centrales percibe ahora el dinero y el mercado de deuda de la eurozona como más atractivos para la inversión que los estadounidenses.
El dólar ha alcanzado casi todas las semanas desde comienzos de noviembre mínimos históricos respecto del euro, con un breve lapso de tranquilidad en diciembre.
Pero la cotización de la moneda estadounidense se ubica ahora en su peor momento en 10 años en comparación con otras divisas mundiales como la libra esterlina, el yen japonés, el franco suizo, los dólares australiano y canadiense y las coronas sueca y danesa.
Cuando se instauró la eurozona en junio de 2002, el euro se cotizaba a apenas 84 centavos de dólar. En septiembre, había alcanzado un precio de 1,21.
La caída del dólar se debe, fundamentalmente, al actual déficit de cuenta corriente de Estados Unidos, y constituye, según expertos, una señal negativa de la imagen que a los ojos del resto del mundo tiene la política económica de George W. Bush.
Bush convirtió el enorme superávit fiscal que heredó de su antecesor, Bill Clinton, de 236.400 millones de dólares, en un déficit de 413.000 millones.
Algunos economistas pronosticaron una estampida de la moneda estadounidense al euro, lo que socavaría el rol del dólar como divisa de reserva predominante en el mundo desde hace 60 años, durante los cuales los bancos centrales han acumulado el billete verde casi sin pausa.
El informe de Central Banking Publications es la primera evidencia concreta de que los grandes bancos centrales están cambiando el rumbo.
"Cambiar los activos en dólares, y no solo al euro, es una medida inteligente. También comprar yenes, oro o combinaciones de bienes para zafar del dólar, que está sobrevaluado. Al final, habrá una caída. La pregunta es cuándo", dijo Mark Weisbrot, codirector del Centro para Investigación Económica y Política en Washington.
China, poseedora de las segundas reservas de dólares del mundo detrás de Japón, ha anunciado que no se los sacará de encima. Pero representantes de bancos centrales de muchas otras naciones exhibieron en la entrevista un mayor apetito por el euro.
Ministros de finanzas del Golfo decidieron a fines del año pasado cambiarse al euro, y a comienzos de este mes el Banco Central de Arabia Saudita pronosticó que la divisa europea tendrá en un futuro próximo una participación mayor en las reservas mundiales.
El informe de esta semana menciona la debilidad del dólar como la principal razón por la que cambia la composición de las reservas bancocentralistas de todo el mundo.
"Esto implicaría que algunos (bancos centrales) surgirán como vendedores netos de dólares. Esta constatación marca un cambio respecto del estudio anterior, de noviembre de 2002, cuando la composición en divisas (de las reservas) parecía estable", dice el informe.
En cierta medida, los bancos centrales continuarán financiando el actual déficit fiscal estadounidense comprando bonos del Tesoro, pero Washington no puede contar con esa fuente de dinero como en el pasado, según el estudio de Central Banking Publications.
"La diversificación de bienes en dólares a bienes en euros parece desarrollarse con más rapidez de lo que se anticipaba hace dos años", consideraron los expertos.
La tendencia, al parecer, continuará. Algunos economistas argumentan que el dólar debe caer entre 15 y 20 por ciento adicional para que el déficit estadounidense llegue a un nivel razonable.
La mayor parte de estas correcciones serán compras de divisas asiáticas, lo cual obligará a China a apreciar el yuan 20 por ciento respecto del dólar, según C. Fred. Bergsten, director del Instituto de Economía Internacional (IIE) con sede en Washington.
"No me sorprende que al menos algunos bancos centrales estén alarmados por su alta exposición al dólar", dijo Steve H. Hanke, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Johns Hopkins e investigador del liberal Instituto Cato.
"La expectativa era que, cuando el euro apareciera, se registraría alguna diversificación en los portafolios bancocentralistas, independientemente de las tendencias en cuanto a su cotización respecto al dólar y cosas como esas", sostuvo Hanke.
Pero la depreciación del dólar podría tornarse una gran caída si cunde el pánico entre los inversores privados y eso contagia a los bancos centrales, advierten economistas.
Si, por ejemplo, China y Japón decidieran vender una parte de sus inmensas reservas de dólares, la divisa colapsaría, mucho más allá del máximo previsto de 20 por ciento.
"La secuencia de alguna medida drástica por parte de grandes jugadores es muy difícil de predecir", advirtió Weisbrot.
"China y Japón, o cualquiera de los dos por separado, podrían causar un colapso total del dólar vendiendo apenas una pequeña parte de sus reservas. De hecho, probablemente no tendrán que hacerlo, sino apenas dejar de acumular o enlentecer sus compras para que el dólar se precipite", concluyó.
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