Una violenta insurrección causó varias decenas de muertos el viernes en Andijan, importante ciudad del este de Uzbekistán, a donde se dirigió con urgencia el presidente Islam Karimov y donde el ejército tiró sobre la multitud. Estas revueltas tienen lugar luego de tres atentados suicidas en Tashkent contra las embajadas norteamericana e israelí. Los atentados fueron reivindicados en comunicados imposibles de identificar por el Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIO). Después, dos procesos que implicaban a 31 presuntos islamistas, acusados de terrorismo, fueron entablados en la capital y en el sur del país. Se supone que los acusados «confesaron», pero los defensores de los derechos humanos denunciaron el empleo de la tortura.
¿Son estos atentados la obra de grupúsculos vinculados a Al Qaeda o la expresión de un malestar más profundo? Diferentes atentados se produjeron a finales de marzo de 2004 en los que participaron por primera vez mujeres kamikazes. La represión por parte de las fuerzas del orden fue sangrienta. El poder instaurado acusó al partido de oposición islámico Hizb-ul-Tahrir, pero este último lo negó. Hizb-ul-Tahrir preconiza la instauración de un «califato» en Asia Central y rechaza tanto la vía democrática como la violencia. El MOI, cuyos miembros habían combatido junto a los talibanes, fue entonces acusado. Si hay algo cierto es la presencia del todorrepresivo Islam Karimov y la ausencia de espacio democrático abre la vía a movimientos contestatarios de inspiración estrictamente islámica. A solo algunas semanas de las elecciones legislativas, ni un solo partido de oposición digno de ese nombre ha sido autorizado a inscribirse de manera oficial. Una desastrosa situación económica y social pone el punto final al deterioro de la situación.
Rusia es la potencia de mayor peso en la región y por lo tanto en Uzbekistán. El proyecto más o menos tácito, más o menos confesado de Islam Karimov es el de un Asia Central bajo el ala protectora de Rusia pero en la cual Uzbekistán desempeñaría un papel determinante. A pesar de la influencia de la cultura persa en el país, el lugar de Irán es secundario. En el nuevo mundo de tendencia unipolar, ¿provendría la verdadera influencia de Occidente? Washington instala ya sus bases y forma a los suboficiales uzbekos. Uno de los problemas decisivos está vinculado al trazado de los oleoductos y gasoductos y a la parte que correspondería a Tashkent en el asunto, que ciertamente no corre el riesgo de ser mantenida por completo al margen de las consultas y decisiones ya que produce petróleo y gas, y exporta este último. Sin embargo, Estados Unidos se preocupa por la alarmante situación de los derechos humanos y amenaza con cortar la ayuda militar y económica.
Para conocer la evolución de la región todo dependerá de la respuesta a la siguiente interrogante: ¿Asia Central vuelve a ser el escenario de un nuevo «gran juego»? Los acontecimientos en Uzbekistán, al igual que en la mayoría de las demás repúblicas de Asia Central, ponen de manifiesto la necesidad del relevo de una nueva generación de dirigentes que carece de los reflejos de los antiguos líderes soviéticos.
Le Figaro (Francia)
Difusión: 350 000 ejemplares. Propiedad de la Socpresse (creada por Robert Hersant, hoy es propiedad del constructor de aviones Serge Dassault). Es el diario de referencia de la derecha francesa.
«Que cachent les attentats d’Andijan ?», por Semih Vaner, Le Figaro, 16 de mayo de 2005.
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