El litigio chipriota, conjuntamente con el conflicto israelo-palestino, es la otra herida abierta del Mediterráneo Oriental. El problema ha cobrado actualidad con la próxima apertura de las negociaciones sobre el ingreso de Turquía en la Unión Europea el 3 de octubre. Ankara acaba de firmar, no sin titubear, el protocolo de extensión de unión aduanera que la liga a los diez nuevos Estados miembros, entre ellos Chipre, al cual no reconoce. Acabado de firmar, Abdullah Gül afirmó que ese texto no constituía un reconocimiento de la República de Chipre.
Con el objetivo de obtener la firma turca, la presidencia británica había asegurado que esa ratificación no equivalía a un reconocimiento, pero después de la firma, los interlocutores de Bruselas no tardaron en enarbolar el fantasma del bloqueo. Los representantes griegos y chipriotas han multiplicado las declaraciones provocadoras. La perspectiva es ya clara. A pesar de la responsabilidad de la comunidad chipriota griega en el estancamiento, el presidente chipriota podría hacer uso de su derecho de veto para cerrarle a Turquía el camino de Europa. Contaría con el apoyo de los que se oponen al ingreso de Turquía en la UE por otros motivos.
_El embrollo chipriota data ya de 30 años y la responsabilidad de ello no puede imputársele solamente a Turquía. ¿Acaso no alentó ésta el voto a favor del «sí» cuando el referendo sobre el plan de Kofi Annan? ¿Va a seguirse obligando a Turquía a hacer nuevas concesiones sin tener contrapartida? Es preferible insistir en las negociaciones entre las comunidades en Chipre, en el cese de las provocaciones intercomunitarias. Ya es hora de derribar el nefasto muro de Nicosia, que tiene ya grietas. Ya es hora de poner fin a este embrollo al igual que al del ingreso de Turquía en la UE, que se arrastra desde hace cuarenta años creando tensiones inútiles entre Bruselas y Ankara. Tony Blair ha pedido a sus socios europeos que no pierdan de vista el objetivo estratégico de la incorporación turca a la UE; este análisis debería ganar peso en Francia.
Le Figaro (Francia)
Difusión: 350 000 ejemplares. Propiedad de la Socpresse (creada por Robert Hersant, hoy es propiedad del constructor de aviones Serge Dassault). Es el diario de referencia de la derecha francesa.
«Chypre ne doit pas être un alibi», por Semih Vaner, Le Figaro, 31 de agosto de 2005.
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