La prueba de toda sociedad es el respeto que siente por el bienestar de los individuos. La lucha por los derechos de las personas se ha extendido durante siglos a fin de desarrollar el Estado de Derecho. Hace siglos, las cortes de justicia británicas comenzaron a rechazar las pruebas obtenidas bajo la tortura. Durante el pasado siglo, la mayoría de los países la prohibieron y la ONU redactó una convención prohibiéndola. Los profesores de la Deakin University, quienes afirman que en ciertas circunstancias la tortura debería autorizarse, olvidan que no existe nunca momento para estar seguros de que aportará algo positivo. Las personas torturadas dicen todo lo que se desee que digan para lograr que cese la tortura.
Según una encuesta realizada por el New York University Center, la mayoría de los responsables de la CIA y del FBI no creen que la tortura sea un buen método para obtener informaciones confiables. Además, muchos soldados consideran que ese método los pone en peligro ya que en un conflicto el trato a los soldados se basa en la reciprocidad. La comparación del profesor Bagaric entre la tortura y la autodefensa no se sustenta. Si una persona coloca un arma en la sien de un inocente estamos seguros de su culpabilidad. Ese no es el caso de alguien que es detenido en el contexto de la preparación de un atentado. El profesor de Derecho afirma también que al autorizar la tortura bajo algunas condiciones se evitará su uso ilegal, pero nada puede probar ese argumento. Siempre se encontrarán personas que irán más lejos aún.
Si se sigue en esa dirección, afirmando que el fin justifica los medios, se barren siglos de luchas por los derechos.

Fuente
The Age (Australia)

«An argument that fails the test of civilised society», por Malcolm Fraser, The Age, 18 de mayo de 2005.