Algunos opinan que el resultado negativo del referendo en Francia es positivo para Rusia, ya que consideran que mientras más desacuerdo exista en el seno de Europa, mayor será el margen que tendrá Moscú para maniobrar. Yo no estoy de acuerdo con eso. Una Unión Europea fuerte tiene un interés estratégico para nosotros, y para ello es necesario contar con una Constitución. Esta se basa en principios favorables para Rusia. En ella, por ejemplo, se defiende el principio de la protección de las minorías nacionales: la Unión Europea se interesaría más en el problema de las minorías en Lituania y en Estonia. En esa Constitución se apoya la idea de la ampliación, así como otras cuestiones fundamentales de importancia para la democratización de Rusia y para el desarrollo de la cooperación internacional.
Algunos nuevos países tienen quejas históricas contra Rusia y crean problemas para nuestra integración a la Unión Europea. La Constitución brinda la posibilidad de incluir a Rusia en esos planes de integración. Necesitamos una nueva «hoja de ruta» técnica y nuevas bases jurídicas. La dificultad principal que existe entre Rusia y la Unión Europea no es la confrontación de dos sistemas de valores diferentes, sino la crisis de un sistema de relaciones cuyos objetivos no están definidos. Hablar de un ingreso en la Unión Europea es, por supuesto, prematuro, pero a largo plazo no veo razón ninguna para que Rusia, si disfruta de un clima floreciente y democrático, llegue a ser miembro de la misma. La Constitución lo hubiese permitido.
«Есть мнение, что негативные итоги референдума во Франции выгодны России», por Nadejda Arbatova, Vremya Novostyey, 31 de mayo de 2005.
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