Polarización y crisis
de la socialdemocracia
Hace tres lustros parecía que con la crisis del «socialismo real» la izquierda no hacia parte del escenario político. Sólo quedaba la derecha hegemónica y una socialdemocracia desdibujada en lo que se conoció como la «tercera vía». Ahora, en el contexto latinoamericano surge con fuerza y éxito las diferentes expresiones de la izquierda, logrando el gobierno en Brasil, Argentina, Uruguay y Panamá y el poder en Venezuela, al igual que perdura en Cuba. La gran perdedora en estos quince años es la socialdemocracia por la desbandada de sus creyentes hacia la derecha o hacia una izquierda tímida o light. Pero la derecha no ha perdido todo, se ha consolidado principalmente en las neocolonias gringas, como es el caso de Colombia y los países centroamericanos.
La polarización entre derecha e izquierda en Colombia es evidente. No hay lugar para las aguas tibias ni para la neutralidad política. La extrema derecha a través del gobierno de Uribe ha puesto en marcha su proyecto político (reforma del Estado y del sistema político), económico (profundización del neoliberalismo, integración a los Estados Unidos e intervención del FMI, BM y OIC), militar (fortalecimiento de los aparatos de represión y legitimación del paramilitarismo en la guerra contra toda expresión contrahegemónica), ideológico-cultural (medios de comunicación, educación y religiones en la defensa de la competitividad individual, el consumo, el hedonismo, la propiedad privada, el mercado y las jerarquías autoritarias) y territorial (controles regionales, desplazamiento forzado, repoblamientos, infraestructura y desarrollo de macroproyectos, laboratorios de pacificación). Proyecto que según sus cálculos requiere de por lo menos tres períodos de gobierno.
La derecha unida
en su proyecto hegemónico
La extrema derecha se une en su nuevo movimiento de unidad nacional "Patria Nueva", lanzado a la opinión pública en agosto de 2004. El establecimiento político, el gran empresariado, los terratenientes, los sectores sociales más conservadores, los medios de comunicación y las iglesias evangelicas y critianas reaccionarias se reúnen en este movimiento alrededor de la figura de Àlvaro Uribe. Por el lado del sector de la extrema derecha del partido liberal son incondicionales del proyecto hegemónico los partidos "Cambio Radical" (liderado por el senador Germán Vargas Lleras), el "Nuevo Partido" (senador Rafael Pardo Rueda) y "Colombia Democrática" (del senador Mario Uribe, primo hermano del Presidente). De otro lado, haciendo oposición a la figura de Uribe pero no al proyecto de la extrema derecha, el Partido Liberal Oficialista -PLO- línea Dirección Nacional, dirigido ahora por su jefe único el expresidente César Gaviria (1990-1994) causante de la tragedia económica y el escalonamiento de la guerra en el país, al imponer el neoliberalismo y exacervar las desigualdades y los conflictos en contra de las comunidades populares. El PLO cuenta, además de otros tres precandidatos (López, Rivera y Peñalosa), con Horacio Serpa a la manera de "comodín" para hacer lo que siempre ha hecho el liberalismo: cooptar a los sectores de centroizquierda, apropiándose de sus banderas, rompiendo, con esta tactica, cualquier proceso de unidad en las fuerzas alternativas al establecimiento y, en consecuencia, haciendo inviable el acceso de la izquierda al gobierno.
En el conservatismo dos de las principales fuerzas son uribistas: "Partido Conservador", línea Dirección Nacional" que dirige Carlos Holguin Sardi y "Equipo Colombia" del senador Luis Alfredo Ramos. En la decidencia uribista, pero compartiedo el proyecto de la extrema derecha, está la "Nueva Fuerza Democrática" dirigida por el expresidente Andrés Pastrana.
El otro movimiento en importancia es el liderado por los jefes paramilitares que sólo esperan la legitimidad que les otorgue el gobierno y el congreso mediante el reconocimiento del estatus político y la incorporación formal a la institucionalidad dominante; aunque sus fuerzas militares de extrema derecha están consolidadas en importantes regiones del país y dominan cerca del cuarenta por ciento de las administraciones municipales y una tercera parte del Congreso.
Todo este proyecto derechista es respaldado por terratenientes, gran empresariado (cuyas figuras hacen parte del gobierno en importantes puestos de dirección, entre ellos el control de las carteras de defensa, minas y energía, justicia e interior), medios de comunicación, la jerarquía militar (activa, reserva y en retiro) y grupos religiosos y evangelizadores de derecha.
Obvio, este proyecto cuenta con la asesoría, financiamiento y bendición del gobierno estadounidense, interesado en el control del territorio y la biodiversidad nacional, el manejo político y económico del país, y en hacer de Colombia la Israel de América Latina para contener los proyectos de izquierda en el área andina.
La izquierda en la búsqueda
de la anhelada y difícil unidad
En oposición a este proyecto se encuentran sólo dos movimientos políticos en el juego electoral: el "Polo Democrático", liderado por el senador Antonio Navarro y Alternativa Democrática, liderada por el senador Carlos Gaviria.
El "Polo Democrático" es un partido federado al que pertenecen fuerzas políticas de diferentes y contrarias ideologías que van desde la centroderecha hasta la izquierda. A este pertenecen fuerzas que tienen bases sociales en el magisterio, como el "Partido Socialdemócrata Colombiano" , exmiembros de la agrupación insurgente M-19 articulados en el movimiento "Vía Alterna", la antigua "Alianza Nacional de Oposición -Anapo-" y el "Partido del Socialismo Democrático". Esta pluralidad ideológica y la naturaleza federal del partido dificulta su unidad estratégica alrededor de un proyecto único; su acción es más de carácter táctico para el acceso al gobierno por la vía electoral, lo que les permite hacer alianzas con otras fuerzas políticas como el Partido Liberal, con ocasión de la campaña por la alcaldía de Bogotá -2003-. Experiencia que puede reeditarse en las elecciones presidenciales de 2006, alrededor de la figura de Horacio Serpa.
Alternativa Democrática es una coalición de congresistas independientes de izquierda. A ella pertenecen el "Frente Social y Político", el "Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario", el "Partido Unidad Democrática", el "Movimiento Ciudadano", el "Partido Comunitario Opción Siete", y "Autoridades Indígenas de Colombia". En tanto Alternativa Democrática no existía en las pasadas elecciones, y no está registrada como partido, no posee el umbral que demanda la ley colombiana para participar en las próximas elecciones. En este caso, muy seguramente, esta coalición de fuerzas aparecerá en el próximo escenario electoral -2006- bajo el nombre del Frente Social, o de concretarse una alianza, bajo el del Polo.
El proceso que conduzca a la unidad total de la izquierda parlamentaria en Colombia circula alrededor de cuatro aspectos: unidad programática, unidad organizativa, conformación de listas únicas y, selección de un candidato único a la Presidencia de la República. Para este último requerimiento deberán medir sus fuerzas el "Polo" con Antonio Navarro y "Alternativa" con Carlos Gaviria; este último tiene más carisma político y una imagen pública que le favorece, pero el primero cuenta con una maquinaria política más efectiva. Y una incertidumbre: qué pasara en la relación del "Polo" con los sectores del "Partido liberal" de centro ¿fortalecerá la unidad de los sectores independientes y democráticos o la romperá, facilitando la consolidación del proyecto de la extrema derecha?
En la izquierda extra parlamentaria se encuentra el "Partido Comunista Clandestino de Colombia", perteneciente al movimiento bolivariano liderado por las Farc. Además, se encuentran activas otras fuerzas insurgente a lo largo y ancho del país: ELN, EPL (un pequeño núcleo sobreviviente de las negociaciones de paz en que participó este grupo en 1991), Ejercito Revolucionario Guevarista, Ejército Revolucionario del Pueblo y una pequeña expresión armada del desmovilizado M-19 que recientemente se manifestó en público. En la medida en que se agudicen las contradicciones y la guerra en el país, como también que la izquierda "legal" se convierta en opción real de gobierno, estos sectores serán agentes estratégicos en este proceso de unidad y en la salida política y negociada del conflicto nacional.
La compleja relación
entre lo social y lo político
La relación de los movimientos sociales con los procesos políticos es compleja, poco clara y polémica. ¿Quién dirige a quién, lo social a lo político o los partidos a los movimientos y organizaciones sociales? ¿Deben ser independientes o confluir en un solo proyecto político? Por ahora, la mayoría de las organizaciones sociales se han dado cuenta que el trabajo en el sólo terreno de las comunidades y el escenario internacional tiene sus límites y tiende a agotarse, por ello han comenzado a incursionar con perspectivas de gobierno, (algunas con relativo éxito, como el movimiento del magisterio y el movimiento indígena). La mayoría de las organizaciones sociales de izquierda y democráticas se encuentran militando, apoyando o integrando el "Polo" o "Alternativa".
Igualmente, las organizaciones políticas de derecha y el movimiento paramilitar han creado una importante base social, en sus territorios bajo control autoritario y que son objeto de repoblamiento (donde previamente han generado procesos de desplazamiento forzoso y que son escenario de macroproyectos de desarrollo y presencia de multinacionales), promovida y tutelada por organizaciones no gubernamentales de carácter asistencial, apoyadas en las estrategias sociales-militares del gobierno y con proyectos de cooperación del Banco Mundial y de la Unión Europea, en lo que se conoce como programas de desarrollo y paz o, simplemente, laboratorios de paz.
La relación más directa entre lo político y lo social se presenta en la "Gran Coalición Democrática", instancia unitaria creada para impulsar las actividades por la abstención activa al referendo promovido por el gobierno Uribe en octubre de 2003 y que, como se recuerda, fue derrotado sin atenuantes. La "Coalición se mantiene" como un acuerdo programático para fijar agendas públicas democráticas y apoyar la movilización popular. De este acuerdo hacen parte 400 organizaciones sociales, partidos políticos de izquierda y centro y la mayoría del movimiento sindical. La diversidad organizativa, ideológica, estratégica y misional es su debilidad para construir un proyecto de sociedad. Por ahora los acuerdos son más de carácter de oposición a la agenda impuesta por la extrema derecha en cabeza del gobierno de Alvaro Uribe. Los puntos sobre los cuales convergen los partidos políticos de izquierda y el movimiento social en la "Gran Coalición Democrática" son:
· Oposición a la reelección presidencial
· Defensa de la Soberanía Nacional contra la injerencia e intervención de Estados Unidos
· Defensa del Estado Social de Derecho, las libertades democráticas y rechazo de la represión del gobierno
· Contra las neoliberales reformas constitucionales, económicas y sociales del gobierno.
· Lucha contra el TLC
· Solución política del conflicto armado
· Defender las reivindicaciones sociales, económicas y culturales de los trabajadores y de los ciudadanos en general
· Proceso de unidad con la izquierda democrática y el movimiento social
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