Lo ocurrido durante todos estos años de profundas revueltas, destitución de presidentes y adelanto de elecciones, es una prueba de fuerzas entre el pueblo, que cada vez ha ganado más terreno, y la tradición oligárquica, que cada vez pierde más espacio.
La reciente destitución del presidente Carlos Mesa -con apenas unos meses en su ejercicio- y la exigencia, entre otros, de la Asamblea Constituyente, denota claramente que la prueba de poder sigue en toda su expresión y extensión.
Si bien es cierto que la convocatoria a elecciones generales anticipadas responde a una de las cuatro demandas de los movimientos sociales, la consulta se llevará a cabo, sin embargo, con la misma arquitectura política que desencadenó las crisis de los últimos dos años. Salvo enmienda o acuerdo en el Congreso, la figura del próximo jefe de Estado depende de un acuerdo entre las bancadas y no de una segunda vuelta electoral.
En la siguiente entrevista Evo Morales puntualiza su posición en la crisis actual y aboga por un acuerdo entre todos los sectores sociales del país.
– Usted juega hoy la carta de la continuidad constitucional reforzando los apoyos del presidente Eduardo Rodríguez. ¿Cuáles son las condiciones mínimas para mantener esa estructura?
– Frente a la nueva coyuntura política, nosotros vamos a respetar al gobierno de transición. Le damos nuestro apoyo incondicional a que garantice las elecciones generales anticipadas. El MAS no pedirá ningún cargo. El Poder Ejecutivo tie
ne todas las atribuciones para formar un nuevo gobierno. Nuestra única sugerencia es que esas personas no sean hombres políticos identificados con Sánchez de Lozada, con el banzerismo y las dictaduras. Es importante que el presidente institucionalice los cargos públicos con gente dispuesta a servir al pueblo y no servirse del pueblo.
– Sin embargo usted no quiere que las agendas electorales se mezclen, es decir, las elecciones generales con las autonomías, etc.
– No. Pensamos que no se debe juntar el tema de la autonomía, el tema de la elección de los prefectos, la Asamblea Constituyente. Eso sería generar otro problema en el país. Además, se está hablando no de una Asamblea Constituyente sino de un Congreso Constituyente, es decir, los mismos parlamentarios elegidos en las elecciones adelantadas serían parlamentarios y constituyentes. Eso es burlarse del pueblo boliviano. La extrema derecha está apostando por el caos y el desastre porque ella sabe que este tema va a traer conflicto. Por eso la tarea del presidente es adelantar las elecciones y no de mezclar.
– Usted ha repetido que es preciso nacionalizar los hidrocarburos. ¿Cuál es el alcance de esa demanda?
– Que los recursos naturales estén en manos de la nación. Teóricamente, las leyes de la Constitución nos permiten que los recursos nacionales estén nacionalizados, en especial los hidrocarburos. Pero, lamentablemente, como dueño de esos recursos nacionales el gobierno no ejerce el derecho de propiedad. Eso es lo que se entiende por nacionalización de hecho, es decir, se trata de ejercer el derecho de propiedad.
– ¿Y qué ocurre con las empresas extranjeras que ya están trabajando en Bolivia?
– Esa presencia obedece a los contratos contraídos por los gobiernos de turno, más de 70. Los términos de esos contratos decían que el titular adquiere el derecho de propiedad en boca de pozo. Sin embargo, esos contratos no han sido ratificados por el Congreso nacional y, por consiguiente, son irregulares, ilegales e inconstitucionales. Pero desde 1996 se aplicaron. Uno de los artículos del proyecto de ley que hemos planteado trata de que se realicen auditorías técnicas y económicas para saber exactamente cuánto han invertido las empresas y cuánto han recuperado hasta ahora. No se puede permitir que el Estado no controle los campos petrolíferos. Repito, legalmente están nacionalizados pero en la práctica no. Nosotros no planteamos echar a las multinacionales ni tampoco confiscar. Queremos ejercer el derecho de propiedad. Si Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos necesita socios, ese socio debe aportar el 50 por ciento. Si no los requiere, el 100 por ciento es para el Estado.
– La crisis boliviana ha quebrado en parte el entendimiento entre los movimientos sociales y el MAS. ¿Cómo se plantea el MAS los meses que vienen?
– El MAS va a seguir apostando por la unidad entre todos los sectores, con los movimientos sociales, agrupaciones ciudadanas y con algún partido que apueste a un proyecto político. El MAS es el primer partido de Bolivia y hay un espacio de debate con las fuerzas sociales que luchan contra el liberalismo, un espacio para avanzar en la construcción de un instrumento político. En Bolivia y en muchos otros países el modelo económico impuesto por el Banco Mundial no resuelve los problemas económicos y sociales. Tiene que surgir un nuevo modelo de reciprocidad, de solidaridad. En lo fundamental, se trata de un nuevo modelo de real distribución de nuestras riquezas. Y ese es un trabajo que hay que hacer junto a los movimientos sociales empobrecidos por el neoliberalismo. El tema es entonces cómo buscar esas transformaciones profundas a ese modelo económico. Y eso pasa justamente por la Asamblea Constituyente. El movimiento popular, el movimiento indígena originario, quiere hacer cambios en democracia.
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