Según la historia (lanzada por extremistas anticastritas), científicos marinos cubanos dirigen un centro de entrenamiento de tiburones asesinos en una playita situada al sur de la provincia de La Habana, en el poblado pesquero de Batabanó.
Bañarse en una playa floridana tiene hoy sus grandes riesgos. Según dicen, en estas aguas merodean tiburones cubanos de fuertes mandíbulas que andan a la caza de incrédulos bañistas- sobre todo turistas- que no hacen caso de las advertencias de las autoridades sobre el peligro que representan estos escualos asesinos sedientos de sangre inocente.
En días de caluroso verano nada mas reconfortable para la salud del cuerpo y alma que una buena zambullida en las cálidas aguas de nuestras atractivas playas turísticas.
¡Pero! ¡Cuidado! Que los tiburones de Castro andan en busca de carne fresca para satisfacer sus instintos criminales, según escuchamos decir ayer 4 de Julio, fecha aniversario de la independencia norteamericana, en una emisora de radio de Miami, una de esas que cuando no tienen noticias de Cuba, las inventan, ya que como ellos mismos dicen, para el caso da igual. Engañar a quien quiere ser engañado es más fácil que embutir a un chorizo.
Las supuestas armas químicas y bacteriológicas desarrolladas por el gobierno cubano, según aquel «cuento chino» fabricado por el diplomático norteamericano John Bolton, ¡se han quedado chiquitas ante la última e ingeniosa inventiva de los científicos de la isla!
Tiburones asesinos entrenados para matar turistas en las playas de La Florida! Tremendo petardo.
Así como Uds. lo escuchan ahora, nosotros lo oímos decir como noticia, ayer cuatro de Julio, día aniversario de la independencia americana, en una estación de radio local.
Según la historia (lanzada por extremistas anticastritas), científicos marinos cubanos dirigen un centro de entrenamiento de tiburones asesinos en una playita situada al sur de la provincia de La Habana, en el poblado pesquero de Batabanó.
Afirma la información, que una vez «adoctrinados» en el oficio de atacar con sus desgarradores dientes de sus fuertes mandíbulas, los tiburones del cuento son transportados en embarcaciones especiales a la costa norte de la isla donde quedan liberados de su encierro y lanzados al mar, en las aguas del estrecho de La Florida, rumbo norte, siempre al norte, para que se dirijan a nuestras costas para cumplir su secreta misión de asesinar incautos bañistas.
El propósito, según la información ofrecida por la emisora miamense es el de provocar pánico entre los aterrorizados turistas que, en busca de aguas más tranquilas buscarían como destino mas seguro y barato, ¡las acogedoras playas cubanas a solo unas cuantas millas del sur de los Estados Unidos!¡Competencia turística desleal!
¿No dicen que el papel lo aguanta todo? Pues en la radio de Miami se escuchan cosas peores. Y lo grave es que hay quienes hacen caso a tanto disparate, tomando sus deseos por realidades, como es en este caso la fantasiosa historia de los tiburones asesinos entrenados en Cuba para ser infiltrados en nuestras playas con el propósito de matar turistas en las playas de La Florida.
¿Llevará el Embajador norteamericano John Bolton en su cartera una nueva denuncia contra Cuba sobre el arma secreta de los «tiburones asesinos de Castro» para presentarla ante la ONU en caso de ser confirmado como representante de Estados Unidos ante ese organismo internacional?
¡Quién sabe! Después de todo, calumnia, que algo queda, que algo queda.
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