Vine a Moscú por invitación de Umar Dzhabrailov, del Comité de Relaciones Exteriores de la Federación, para participar en la mesa redonda «Rusia-Irak, perspectivas de cooperación». Esta mesa redonda es iniciativa del movimiento «Herencia Islámica Rusa». No es un secreto que los medios de comunicación presentan la mayor parte del tiempo el lado sombrío de la situación en Irak y esta mesa redonda ha permitido brindar informaciones sobre la situación actual en el país y sobre el proceso político.
Antes de mi visita a Moscú, el presidente iraquí Jalal Talabani declaró que los iraquíes están listos para cooperar con Rusia en todos los campos. Es necesario aumentar nuestros contactos y visitas para dar un impulso positivo a nuestras relaciones. Estamos preparando la visita del ministro iraquí de Relaciones Exteriores y también queremos que una delegación rusa viaje a Irak. Claro que las condiciones de seguridad no son óptimas, pero presidentes y ministros de otros países van con regularidad.
En Irak se tiene la impresión de que los rusos están a la expectativa. La visita del embajador fue un paso en la dirección correcta, pero quisiéramos oír a Rusia apoyar con mayor frecuencia el proceso político en Irak e involucrarse económicamente.
Claro que hay puntos de vista divergentes en Irak como se vio durante el proceso de elaboración de la Constitución, pero estamos en el camino de la democracia. Estamos haciendo todo lo posible para que ningún grupo quede fuera del proceso de elaboración de la Constitución.
Hay falta de información en Moscú sobre la situación iraquí. Tal vez ello esté relacionado con las condiciones de trabajo en Irak que no permiten desplazarse y evaluar objetivamente la situación. Contrariamente a lo que han reclamado los rusos en diversas ocasiones, los iraquíes no necesitan mediador: las negociaciones las llevamos a cabo solos. Los Estados Unidos están presentes, pero no intervienen en el proceso de toma de decisiones políticas. Sin embargo, en la última etapa de elaboración de la Constitución contribuyeron a acercar las posiciones divergentes.
Rusia debe comprender que el proceso político aleja al país de la violencia. Eso implica que no haya entrevistas a terroristas en los órganos de prensa oficiales. Ése sería un buen apoyo, antes incluso que una cooperación económica.
Hablé con industriales rusos que están dispuestos ha llevar a cabo proyectos en Irak. No se trata de un país pobre; hay grandes posibilidades, sobre todo con los precios del petróleo elevados. Actualmente estamos analizando los contratos rusos que se firmaron sobre bases legales; pueden ser renovados y prolongados. La situación es verdaderamente inestable en cuatro provincias del país, pero son 18 en total.
«Ирак готов сотрудничать с Россией во всех сферах», por Jalal al-Mashta, Ria Novosti, 13 de septiembre de 2005. Texto adaptado a partir de una entrevista.
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