Los disturbios causados por jóvenes musulmanes desde el 27 de octubre en Francia a los gritos de «Allahou Akbar» podrían dar un giro a la historia de Europa. Las revueltas que comenzaron en la región parisina ahora se extienden a 300 ciudades francesas, Bélgica y Alemania. Es el fin de la inocencia cultural de Francia: el país descubre los problemas vinculados a la presencia musulmana y esta preocupación sin dudas va a durar decenios. Esos problemas son el ocaso de la fe cristiana y el derrumbe demográfico que lo acompaña, la asistencia social a favor de los inmigrantes y en detrimento de la economía, el abandono de las costumbres en provecho del multiculturalismo, la incapacidad de controlar las fronteras, la criminalidad que hace que las ciudades de Europa sean menos seguras que las de los Estados Unidos y el auge del Islam y del Islam radical.
Estas no son las primeras revueltas relacionadas con la presencia musulmana (en Francia eso comenzó en 1979 [1]) pero esos hechos difieren de los demás por su duración, su magnitud, su planificación y su ferocidad. Sin embargo, los medios de comunicación franceses prefieren ver en ello razones sociales y niegan todo vínculo con la propagación de la ideología islamista. Los musulmanes autóctonos del noroeste de Europa han llevado a cabo tres formas diferentes de yihad: el terrorismo en Gran Bretaña, el asesinato dirigido en los Países Bajos y la revuelta en Francia. Al ser considerada improductiva la primera tentativa británica, sin duda se desarrollarán los métodos francés y holandés.
Nicolas Sarkozy adoptó la línea dura frente a las violencias mientras que Dominique de Villepin fue más conciliador. Los franceses pueden reaccionar de tres maneras. Pueden sentirse culpables e intentar apaciguar a los revoltosos, concediéndoles prerrogativas y las inversiones masivas que algunos reclaman; esperar que pase la situación y negar el problema o bien reparar la indulgencia culpable de los últimos decenios. Pese a la subida de puntos de Nicolas Sarkozy en los sondeos, temo que ello sea resultado de la mezcla de los dos primeros métodos que aplicó Dominique de Villepin.
«Reflections on the Revolution in France», por Daniel Pipes, New York Sun, 8 de noviembre de 2005.
«Reflections on the revolt in France», Korea Herald, 9 de noviembre de 2005.
«France: The context», Jerusalem Post, 9 de noviembre de 2005.
[1] Nota: La opción de la fecha tiene su significado, pues Daniel Pipes considera que la Cuarta Guerra Mundial que opone a Occidente y el Islam comenzó en 1979 con la revolución iraní.
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