Con el inminente inicio de las discusiones sobre la adhesión a Europa, la Unión Europea dispone de un instrumento que va a permitirle sustituir de forma progresiva las atribuciones del Alto Representante. Las numerosas reformas y adaptaciones que son necesarias para entrar en Europa harán estallar muy pronto el marco incompleto de Dayton. Esa es una carta de triunfo que debemos aprovechar, ya que sé por experiencia que los tres pueblos bosnios tienen al menos una visión común, la de la entrada a Europa.
Las distribuciones de los papeles según las cuotas étnicas eran necesarias en un país donde la guerra civil había destruido toda confianza entre las comunidades. Con el lento retorno de la confianza, por ejemplo en la policía y la administración, se podrá considerar la eliminación de esas medidas. El Acuerdo de Mravkovica-Sarajevo de 2002 ya es un primer paso que restablece la igualdad de derechos entre serbios, bosnios y croatas.
En cuanto al balance de los diez años de Dayton y la situación económica crítica en la cual se encuentra el país hoy día, con un 40% de desempleo, es necesario recordar la situación en el período inmediato de posguerra: más de 200 000 muertos, más de dos millones de refugiados, 90% de la infraestructura económica destruida. Además, Bosnia fue totalmente desindustrializada, ya que la antigua industria se basaba en la siderurgia y en el armamento. Lamento que se hayan aplicado ciegamente las recetas del dogma neoliberal, privatizando al máximo y abriendo los mercados a las inversiones extranjeras. Habría sido más razonable pasar por un período de transición y cierto proteccionismo de Estado lo que habría permitido la recuperación de la economía.
En mayo de 2002, anuncié la captura inminente de Karadzic y Mladic; el hecho de que estén todavía en libertad es no sólo una decepción para mí sino también un obstáculo a cualquier normalización. Mientras que Karadzic y Mladic sean considerados como héroes por una parte de la población serbia, estarán relativamente en seguridad. Por un lado existe el fracaso de la OTAN, y, por el otro, los políticos carecen de coraje, contrariamente a Djindjic, que osó entregar a Milosevic a La Haya. El hecho de que todavía hoy se vean a gente con prendas de vestir que cantan la gloria de esos dos criminales, muestra que en parte hemos fracasado en hacer comprender los pormenores de este trágico conflicto. Pero también hay que verlo como la expresión de una protesta ante lo que se entiende como una impotencia política que debe expresarse. También en nuestro país, Austria y en Alemania, existen personas que glorifican a un antiguo sistema sanguinario porque no encuentran su lugar en el actual.

Fuente
Der Standard (Austria)

«Die drei Völker eint Europa», por Wolfgang Petritsch, Der Standard, 19 de noviembre de 2005.