La comunidad internacional se preocupa con razón por el programa nuclear iraní y por la posición asumida por su ultraconservador presidente. La elección de un gran número de militares como miembros del Parlamento ha fortalecido también a los partidarios radicales de la opción nuclear a toda costa. Además, con un petróleo caro, es poco probable que una alianza transatlántica pueda imponer sanciones económicas a Irán. Incluso de existir una posición común euro-norteamericana, China y Rusia podrían plantear su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU contra toda resolución hostil. En la actualidad, los ultraconservadores prolongan deliberadamente las negociaciones con el objetivo de ganar tiempo.
Como las soluciones diplomáticas conciliadoras han fracasado, habría que pasar entonces a las opciones diplomáticas duras. Infelizmente, resulta delicado proponer una resolución al Consejo de Seguridad cuando se ignora la posición de cada uno, considerando además que dicha resolución sería sin duda ineficaz. Las sanciones económicas podrían ser fácilmente evadidas por Irán, que mantiene estrechos vínculos con China y Rusia. Pero si ni una diplomacia ni la otra logran convencer a los dirigentes radicales de la República Islámica de Irán, ¿recurrirían entonces los norteamericanos a la acción militar? Se han analizado diversos planes de ataque. Los israelíes también piensan en ello.
Pero ataques de tipo convencional no destruirían las instalaciones nucleares iraníes. Es precisamente por este motivo que, desde 2004, el Departamento de Defensa norteamericano analiza el empleo de las armas nucleares contra Irán. No obstante, un ataque de esta índole sería contraproducente, ya que irremediablemente lastimaría el sentimiento patriótico de los iraníes, en su mayoría pro occidentales e incluso pro norteamericanos. Por añadidura, ante una ofensiva, los iraníes podrían movilizar sus redes, movilizar a los chiítas contra los Estados Unidos, sabotear el proceso de paz israelo-palestino, bloquear el Estrecho de Hormuz y una parte del suministro petrolero mundial.
Sin embargo, no se debe renunciar. Resolver el problema nuclear en Irán, cambiar la actitud de los ultra del régimen por medio del diálogo o de la acción militar se muestra como algo ilusorio. Lo que resolvería verdaderamente el problema es la democratización del régimen presionando al Estado islámico y apoyando a la sociedad civil. La democracia iraní contribuiría a la paz en el mundo.
Le Figaro (Francia)
Difusión: 350 000 ejemplares. Propiedad de la Socpresse (creada por Robert Hersant, hoy es propiedad del constructor de aviones Serge Dassault). Es el diario de referencia de la derecha francesa.
«Résoudre le problème nucléaire de la République de Téhéran», por Djamchid Assadi, Le Figaro, 2 de enero de 2006.
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