En el Lejano Pacífico, sus dos tradicionales potencias, China y Japón, se hallaban enzarzadas en espantosa guerra. Acá, en América, la República de Chile estaba obligada a permanecer neutral frente a ese conflicto, en virtud de tratados internacionales suscritos por ella, pero el Japón le propuso secretamente que el gobierno chileno le vendiera el barco de guerra Esmeralda, del que era dueño. Dado el impedimento de la neutralidad, la solución que hallaron los bribones fue que Chile realizase una venta ficticia a un tercero, probablemente un país centroamericano que no tuviera ese impedimento, para que éste, a su turno, le traspasara a Japón.
Ningún país centroamericano se prestó a la jugarreta, pero para algo existía la República del Ecuador (y cuándo no).
Los bribones tomaron contacto con un personaje de su misma laya, José María Plácido Caamaño, a la sazón gobernador del Guayas, quien pocos años antes fuera Presidente de la República y cometiera, entre otros crímenes, el fusilamiento en Cuenca del héroe alfarista Coronel Luis Vargas Torres.
Con los manejos de la Argolla, como el pueblo llamaba a ese gobierno derechista, todo fue fácil. La célebre Casa Morgan, norteamericana (y cuándo no), ponía los 220 mil libras esterlinas que costaba la nave y las 2.250 –enorme fortuna entonces- que cobraban los traficantes de la bandera ecuatoriana para simular la compra a Chile y luego efectuar el traspaso al Japón sin problemas, pues el Ecuador no había suscrito los tratados de neutralidad.
El cambio de banderas se haría en las solitarias Islas Galápagos, sin más testigos que las tortugas y las iguanas.
UN MODESTO TELEGRAFISTA PATRIOTA… Y LA JUVENTUD SE ALZÓ EN ARMAS
Los traficantes no contaban con que el Ecuador no solo genera vendepatrias sino también patriotas. Uno de estos, un modesto telegrafista, dio a conocer a los alfaristas las comunicaciones intercambiadas por los bribones. Y se encendió la guerra civil. El gobierno trató de salvarse mintiendo y desmintiendo.
La juventud se alzó en armas en varias provincias, se sublevaron militares patriotas, Alfaro bramó desde su exilio en Nicaragua, Caamaño huyó con la plata de la traición, renunció el Presidente Cordero, el 9 de Mayo se insurreccionó en El Oro el General Manuel Serrano, el pueblo de Guayaquil, reunido en impresionante Asamblea Patriótica proclamó el 5 de Junio de 1895 la instauración del régimen liberador encabezado por el Viejo Luchador de Montecristi, y se inició la Revolución Alfarista que cambió el curso de la historia.
Traemos a la memoria colectiva estos aleccionadores episodios porque la Patria de Alfaro podría ser víctima, en pocos días más, de una nueva y tenebrosa pérdida de soberanía y dignidad.
SE ESTARÍA PREPARANDO UNA NUEVA VENTA DE LA BANDERA (OXY)
111 años después de aquellos sucesos, nuevos Caamaño pretenden consumar otra Venta de la Bandera, permitiendo que la OXY (Occidental Petroleum Company), el célebre dinosaurio petrolero norteamericano, se burle una vez más de la Constitución y las leyes ecuatorianas, pisotée la soberanía del Ecuador, y se quede tranquilamente en el país cuando el gobierno debe decretar este 15 de enero, sin ninguna reserva, la caducidad del contrato para explotación del bloque 15 de la Amazonía, por el gravísimo hecho de haber traspasado la OXY acciones a la canadiense Encana sin previa autorización del Estado ecuatoriano, como estaba forzada legalmente a hacerlo, previa solicitud, aprobación y pago de primas al Estado.
Con el decreto de caducidad, todos los activos del monopolio violador de la ley revertirían al Estado soberano.
Para bloquear el derecho ecuatoriano la OXY gasta millonadas en propaganda acerca de los supuestos beneficios que rinde al país y a nuestras comunidades, mientras el gobierno de Washington ejerce dura presión a favor de esta empresa, que en todas partes actúa contra los pueblos, como lo hace en Colombia al financiar la formación y los crímenes de las bandas paramilitares.
EL ECUADOR PREGUNTA
En estas condiciones, debemos preguntar:
¿Cuántos dólares –que no libras esterlinas- se embolsicarán los nuevos Caamaño, enquistados como están en el Ministerio de Energía y Minas y en Petroecuador, para consumar esta puñalada contra la soberanía del país?
¿Cuánto es el monto que debe pagar el hambre de los pobres para que sacien su apetito de dólares los traficantes de esta nueva Venta de la Bandera?
¿Lo permitiremos los hombres y mujeres que aún creemos en los valores de la Patria, la independencia y la soberanía?
¿Lo permitirán los medios de comunicación que tanto afirman luchar contra la corrupción?
¿Lo tolerarán los soldados que regaron su sangre en el Cenepa por una Patria digna?
¿Lo aceptará la juventud que acaba de elegir al General Eloy Alfaro como el mejor ecuatoriano de todos los tiempos?
¿No será necesario un nuevo 5 de Junio para lavarnos la afrenta, si ésta se consuma?
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