La administración Bush promueve en Palestina su concepción de la democracia. Inquieto ante la popularidad de Hamas, el gobierno estadounidense decidió subvencionar a Al Fatah para ayudarlo a ganar las elecciones legislativas.
La USAID, principal agencia «humanitaria» estadounidense, financió la campaña de Al Fatah con dos millones de dólares, suma en nada comparable a los medios de su principal competidor. Este presupuesto será destinado al establecimiento de servicios de ayuda mutua de Al Fatah comparables a los de Hamas, que prestan un eficaz servicio a la población. Washington espera compensar así la frágil política social de Al Fatah en el ejercicio del poder.
«No apoyamos a ningún partido. Pero no respaldamos a los partidos que aparecen en la lista terrorista. Estamos aquí para garantizar el proceso democrático», asegura James A. Bever, director de la USAID en Cisjordania y en la franja de Gaza.
Calificada como organización terrorista por Estados Unidos e Israel, Hamas ya se había visto saboteado durante este proceso electoral cuando el gobierno israelí exigió a la Autoridad Palestina que el movimiento de resistencia armada no participara en las elecciones y lanzó a la vez una campaña de arrestos y asesinatos contra sus principales líderes.
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