El dictador serbio muere antes de ser juzgado, y el tema concierne a todos aquellos cuya memoria se redujo debido a la acción de los Estados Unidos después que ganaran la Guerra Fría.
Milosevic y la banda de criminales serbios merecen comparecer ante el tribunal de La Haya para pagar sus crímenes. Sin embargo, la comunidad internacional ha olvidado, o pretende olvidar, que el único que defendió los delitos de purificación étnica de Kosovo y que rechazó la intervención internacional para obligar a Milosevic a aceptar el regreso de dos millones de refugiados fue un general israelí llamado Ariel Sharon. Fue antes de que Bush lo calificara como «hombre de paz». Antes de que se convirtiera en presidente del gobierno israelí, etc. El resto es conocido.
Sharon fue el único político en el mundo que vio la utilidad del líder serbio y lo apoyó. El ex general se olía que la política contra la purificación étnica amenazaba al Estado hebreo, que desde 1948 la había llevado a cabo. Nadie se opuso entonces al punto de vista del general Sharon, que sin embargo puede ser comparado con las visiones «locas» del presidente iraní. Tampoco ningún responsable estableció vínculos entre la purificación étnica israelí y la serbia.
Los Estados Unidos eliminaron toda posibilidad de fundar un mundo justo donde el derecho internacional fuera la clave para la solución de los diferentes conflictos. Así, establecieron dos vías jurídicas diferentes: la de La Haya, para juzgar los crímenes de guerra en Serbia y Rwanda, y la de Guantánamo, Abou Ghraib y la de la opresión israelí, que destruye las reglas del derecho internacional. El objetivo, detrás de tal política, puede ser dividido en dos. La primera parte es el petróleo árabe que justifica la invasión estadounidense del Golfo, donde la administración Bush opera contra los principios del derecho internacional.
La política israelí es exonerada del cumplimiento del derecho internacional que no deja de violar. Por otra parte, entre Milosevic y Sadam se constata una flagrante discriminación. Mientras que el juicio del primero está previsto en un tribunal internacional, el segundo comparece ante un tribunal miserable de Bagdad. La razón es clara y simple: abrir los expedientes de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el dictador iraquí ante un tribunal de Bagdad evitará implicar a las fuerzas de ocupación en el expediente criminal.
Es verdaderamente lamentable que Milosevic haya muerto antes de ser juzgado.
«من ميلوسوفيتش الي شارون», por Elias Khouri, Al Quds Al Arabi , 14 de marzo de 2006.
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