Perdóneme que insista. Pero es que pocas veces nuestros gobernantes o quienes los acompañan dicen frases desde las cuales los contemplará la historia. Al alimón, el alcalde de Medellín y su señora esposa plantearon un debate, que el país entero ignoró por muchas razones. La primera porque como dice Mockus, estamos en la época en que casi nadie quiere que alguien pase de aguafiestas. Y la segunda porque, contrario a lo que dicen las cifras oficiales, este es un país de sordos, unos de nacimiento aunque en menor proporción, otros por culpa de los ruidosos y de los intemperantes, y el resto, de sordos por vocación. Oídos que no escuchan, tragedia que no existe.
Y nadie les aceptó el debate que fue el mejor homenaje en la real dimensión que tiene el mes de marzo para la mujer. Porque no se trataba de ser o no ser la sede de Miss Universo o de enviar o no enviar representante al desueto y ya perverso reinado de Cartagena. Dijeron, el alcalde y su esposa, con diferentes palabras, que los reinados no iban con ellos, primero porque los dineros públicos tienen otros requerimientos más urgentes (que no populistas), y segundo porque no es conveniente (es degradante, añado yo) la visión de las damas como objeto (como ganado de exposición, aporto yo) y mucho menos la feria de las vanidades que ha encumbrado a tantas mujeres inútiles para la vida y ha sumido en el fracaso por comparación a muchas más que están lejos del estándar estético impuesto por esos pocos. No fue pues una decisión coyuntural como quisieron hacerlo ver algunos, sino una posición política y estética de la que nadie quiere hablar en estos tiempos de la burbuja, en los que todo es o parece envolvente a pesar de su fragilidad y en lo que todo parece transparente no obstante su evidente distorsión.
Pero la discusión murió en medio de la banalidad esa, que no es más que un embeleco, de que un país como el nuestro requiere de diversión y de tubos de escape. En fin, puro circo. Como circense es el número ese de proponer la obligatoriedad para que los bancos den préstamos a los morosos en el sistema datacrédito, o como demagógico y peligroso resulta que se proponga el linchamiento a los corruptos.
Para no hablar del numerazo ese de la desmovilización guerrillera con avión a bordo. Faltó por supuesto el show en pleno vuelo para que e1 anuncio fuese por todo lo alto.
Por culpa de esa burbujeante teoría hemos perdido no sólo la posibilidad de enfrentar lo que somos (con todos los defectos y dolores) sino que hemos cambiado los buzos por los flotadores, le hemos dado patente de corso a 45 minutos de superficialidad a los noticieros de televisión, hemos sobreestimado los esquemáticos debates políticos en la pantalla chica, en vez de la exposición pausada de programas (como si en vez de pensadores necesitáramos repentistas), nos hemos conformado con los ídolos ý líderes de papel de sonrisa pepsodent con capul y nos hemos creído el cuento del optimismo gratuito como única vía de salvación.
Es el mismo optimismo y la misma ceguera de la bruja que interroga entre burbujas al aguafiestas espejo de plasma en el cuentazo ese de Blanca nieves.
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