Hoy se cumple el primer año del viaje a la eternidad de Carlos Repetto Grand. En su homenaje el magnífico texto de otro patriota, Alfonso Benavides Correa. Fue Repetto amigo, profesional y hombre devoto de la peruanidad que ejerció con don de señores, cariño amante e indisoluble fervor por lo nacional. ¡Carlos Repetto: Presente!
(Nota de Edición)
No fue ni héroe ni santo pero Carlos Repetto Grand tuvo la voluntad de aquellos y, como éstos, defendiendo los derechos de la república, y amando a los débiles y humildes, ajustó a convicciones de altísima moral su intachable conducta humana y cívica.
Mi amigo Federico Mena López, presidente de la Asociación de Cesantes y Jubilados de Petroperú, tiene la gentileza de pedirme una nota prologal en la que, repasando su extensa, combativa y proficua producción intelectual, me pronuncie sobre la trayectoria de quien en vida fue nuestro inolvidable amigo, el ingeniero Carlos Repetto Grand.
Son vibrantes las notas editoriales escritas por el ingeniero Repetto en el boletín de la Asociación de Cesantes y Jubilados de Petroperú de la que era gallardo presidente, así como las entrevistas periodísticas por él concedidas, en que las que cabe destacar las aparecidas en el diario La Razón.
Merecen especial mención, qué duda cabe, las igualmente concedidas contra el proyecto gubernamental de reforma constitucional “lesiva para los pensionistas amparados por ella” de la ley 20530, derribada por la magia crematística de las AFP y sus conocidos órganos periodísticos. Digna de referencia, en el año 2004 sarcásticamente llamado “Año del Estado de Derecho y de la Gobernabilidad Democrática”, fue la batalla del ingeniero Repetto en defensa de los derechos adquiridos por los pensionistas adscritos al régimen de la ley 20530 materializada en la Acción de Amparo interpuesta ante el Poder Judicial asistido por los artículos 11 y 103 de la Constitución y Primera Disposición Final Transitoria de la misma.
No fueron estos los únicos y más importantes combates en que el ingeniero Repetto, a quien conocí cuando trabajaba en la Empresa Petrolera Fiscal y a quien después me unió una fraterna y afectuosa amistad durante la histórica batalla que libré, desde mi escaño de la Cámara de Diputados y fuera de él, durante nueve años por el rescate de los usurpados yacimientos petrolíferos de la Brea y Pariñas, la expulsión de la IPC por indigna de la hospitalidad del Perú y el nacimiento del Petroperú S.A., acreditó su intenso amor al Perú.
Es de recordarse, como en su momento lo hizo el propio ingeniero Repetto, que, derribado el gobierno del arquitecto Fernando Belaunde por el Acta de Talara, el coronel EP Aníbal Meza Cuadra invitó a algunos técnicos petroleros a fin de delinear la estrategia para la toma de la Refinería de Talara y que el informe de éstos le fue entregado a la medianoche del 6 de octubre de 1968, con la firma de los señores ingenieros González Ugaz, Nieto Polo, Verástegui, Guillermo Soto Moreno y Carlos Repetto Grand. Es de recordarse también la repulsa que le mereció, años después, al ingeniero Repetto, el Informe de Calificación de la denuncia constitucional emitido por la Sub-comisión de Acusaciones Constitucionales que, desestimando la interpuesta contra Alberto Fujimori por disponer la privatización de Petroperú, declaró improcedente la denuncia incoada contra el citado ex presidente de la república por la Asociación de Cesantes y Jubilados de Petroperú S.A., representada por el presidente de su consejo directivo, ingeniero Carlos Repetto Grand.
A cercana época corresponde igualmente la vibrante carta que, al tomar conocimiento que el congresista Herrera, en su calidad de presidente de la Comisión Investigadora de los delitos cometidos durante el régimen fujimorista, expresó que podría reabrirse el caso de la subvaluación de activos en la venta de la Refinería La Pampilla, éste dirigió al congresista Ernesto Herrera “con copia a los congresistas José Carrasco Távara, Javier Diez Canseco”, señalándole que la venta de Refinería La Pampilla, en cuya construcción trabajó largos años con el cargo de coordinador general del Proyecto con el consorcio japonés Marubeni Ltda y luego como representante legal de Petroperú ante la compañía francesa Techinnp, constructora de la ampliación de 20 mil MB/D a 100 MB/D, sostiene que “la venta de RELAPA fue un robo descarado”: “se vendió RELAPA, figurativamente el buque insignia de Petroperú S.A., por US$ 240 millones, a la transnacional española Repsol, con papeles de la deuda externa a precio nominal sin contar con su mercado cautivo de combustibles, cuando refinerías similares como la de Esmeralda en Ecuador, considerada patrimonio nacional, están valorizadas en no menos de US$ 1000 millones”.
No vaciló Repetto en agregar algo más a su misiva: “Sin embargo, pese a este descarado robo, con el advenimiento tanto del gobierno de transición como del gobierno constitucional del presidente Toledo, no se hizo el mínimo esfuerzo de investigar y sancionar la venta de esta refinería que factura anualmente un estimado de US$ 1500 millones y que nunca, ni por asomo, pudo pretextarse como irrentable”.
Asimismo valiente y patriótica fue la carta del ingeniero Repetto al presidente del directorio de Petroperú, Alejandro Narváez Liceras, para expresarle la enorme preocupación y extrañeza por leer en su Memoria Anual 2004, junto a su ominoso silencio respecto a sus importantes proyectos “Nuevas Unidades de Conversión para La Pampilla” y “Modernización de la Refinería Talara” paralizados el año 1991 “dejando de percibir el Estado por esta inaudita paralización una suma no menor de US$ 2,000 millones desde 1993 hasta la fecha (mayo 2005)”; el “plan futuro de privatización” que comprende la transferencia del Oleoducto Norperuano, la Refinería de Talara, la Refinería de Conchán y la Refinería de Iquitos, incluyendo los terminales y las plantas de ventas de Iquitos, Yurimaguas, Pucallpa y Tambopata, vendidas al sector privado que, obviamente, significan la desaparición de Petroperú S.A. y no su repotenciación con la ampliación y modernización de la Refinería de Talara.
¡Cómo olvidar la carta del ingeniero Repetto al congresista Javier Diez Canseco haciéndole saber, a propósito de un artículo periodístico, que nuestro petróleo no está para ser regalado por nuestros neoliberales chicha puesto que el regalo ya fue consumado y Petroperú no tiene ni una gota de petróleo ya que sus reservas de la Selva Norte, Central y Noreste ya fueron concesionadas o vendidas a las transnacionales tales como Pluspetrol o Petrobras”, todo ello lamentablemente, con la aprobación de un Congreso anti-nacionalista!
La amenaza que pende actualmente sobre Petroperú, la expresa el ingeniero Repetto al congresista Diez Canseco, no es sobre el petróleo, que ya ha sido entregado inmisericordemente, sino sobre su industrialización, esto es, sobre la Refinería de Talara, Conchán, Iquitos y El Milagro, “todas ellas rentables, sin riesgo económico alguno”.
Aprovecha esta carta el ingeniero Repetto para hacer una grave referencia del contrato de Camisea -que califica de entreguista- y menciona, como una de sus perlas, la Cláusula 8.6 mediante la cual autoritariamente el ex-presidente Paniagua rebaja las regalías de 37.24 a cifras mucho menores. Regalías con la que se está exportando actualmente desde la mal ubicada planta fraccionadora de Pisco, con futuros problemas ecológicos de carácter impredecible, nafta, gasolina y diesel del condensado de Camisea! “Esto constituye un agravio tributario tremendo -prosigue el ingeniero Carlos Repetto- que, por contravenir a las bases de licitación del contrato de explotación de Camisea, lo hacen nulo”.
También participó el ingeniero Repetto, como asociado y colaborador, en la batalla de la Comisión Patriótica para la Defensa del Mar de Grau, vale decir del mar suprayacente y, por ende, del territorio sumergido (lecho y sub-lecho marítimo) y del espacio aéreo que los cubre, amparados con el Art. 54 de la Constitución.
Cuando revelaba al país la importancia del yacimiento Pagoreni, cuya reserva de gas natural y condensado, no han sido desarrollada aún pero se estima similar o mayor que la de Camisea y ya fue entregada por Petroperú, entre gallos y medianoche, al consorcio liderado por Pluspetrol, sin licitación alguna, a dedo; cuando el ingeniero Repetto, llamaba la atención sobre que, esa condescendencia no encontraba justificación alguna después de la repulsa que provocó el que, también sin licitación o con licitación amañada, funcionarios inescrupulosos permitieran tiempo atrás que las reservas probadas de los lotes de petróleo 8 y AB pertenecientes a Petroperú S.A., en la Selva Norte, pasaran –por una bicoca, denuncia el ingeniero Repetto- a la tenencia de Pluspetrol, con contratos blindados por el Art. 62 de la Constitución que “están permitiendo la onerosa venta de dicho petróleo a Petroperú (su anterior dueño) a precios internacionales, dinero que a su vez ha servido de soporte financiero a Pluspetrol para desarrollar a Camisea”, el 26 de junio del 2005 el ingeniero Repetto fue llamado por el Señor ante el intenso dolor de sus familiares, amigos y seguidores queridos.
Además del intenso dolor para sus familiares y amigos, ¿qué legado nos deja este extraordinario luchador?
No fue únicamente el legado de la brava defensa de los pensionistas que gozaron de los beneficios de las leyes 20530, 19990 y 19846. Fue también el de la defensa tenaz del petróleo e hidrocarburos análogos.
“Guerrero de indomable espíritu, patriota cabal” como exactamente le recuerda la Asociación de Cesantes y Jubilados de Petroperú, Carlos Repetto sabía tanto que, según la Primera Disposición Final y Transitoria de la Constitución Política de 1993 “Los nuevos regímenes sociales obligatorios, que sobre materia de pensiones de los trabajadores públicos, se establezcan, no afectan los derechos legalmente obtenidos, en particular el correspondiente a los regímenes de los decretos leyes 19990 y 20530 y sus modificatorias”; cuanto que en forma ominosa, esta norma fue modificada por el Art. 2 de ley de reforma constitucional 28339.
Carlos Repetto sabía que, con su poder económico multiplicador, el petróleo ha servido para cimentar el desarrollo industrial de países como México que, con gran fervor patriótico, desde su histórico rescate por el general Lázaro Cárdenas, ha sabido, primero rescatar su petróleo, y, después cautelarlo. Con el petróleo nacionalizado México avanza vigorosamente adelante alentando perspectivas de crecimiento que se ensanchan con los yacimientos de la plataforma marítima continental, en la que México ha descubierto una de las mayores reservas de hidrocarburos del país y cuya exploración, en marcha, habrá de incrementar notablemente su capacidad de producción y transformación.
Carlos Repetto fue adversario de la campaña de privatización durante el gobierno de Alberto Fujimori porque sabía que quienes llegaban al extremo de declarar que el Estado debería vender sus empresas a los capitalistas privados, eran los mismos desnacionalizados que los comprarían con el dinero que pedirían prestado a la banca extranjera lo que, naturalmente, equivaldría a hipotecar la fuerza del Estado peruano a la banca extranjera, especialmente norteamericana. Sabía Repetto que ocurriría lo mismo que cuando uno compra una casa con el dinero que el banco presta, las escrituras de la casa quedan en poder del banco hasta que la casa ha sido pagada íntegramente y que, entretanto, si el cliente no puede en un momento dado pagar los abonos del préstamo, el banco tiene el derecho de adjudicarse definitivamente la propiedad de esa casa. Sabía Repetto que, con la propiedad privada se pueden hacer estos manejos, pero no con la propiedad del Estado en razón de que sus consecuencias económicas y políticas afectan a toda la nación. Hipotecar una nación, sabía Repetto, no es lo mismo que hipotecar una propiedad individual.
No era todo. Repetto sabía asimismo que la deuda externa ingresa en un círculo especulativo auto-suficiente, esto es, que la deuda se alimenta de la deuda, que la estructura de la deuda tiende a impedir las inversiones capaces de suministrar al país deudor la posibilidad de crear una infraestructura que pueda liberarlo más tarde de la dependencia de dicha deuda externa y de la dominación del prestamista.
Raúl Olmedo, en “La crisis”, reproduce el artículo que escribió en México en noviembre de 1976: “La deuda externa es una invasión de capital extranjero que busca la dominación del capital nacional. Los flujos de capital extranjero son verdaderas campañas de conquista que someten al país a la explotación de las naciones poderosas. El mecanismo monetario de la deuda funciona como un sistema que transfiere la plusvalía extraída a los trabajadores nacionales hacia los países poderosos, haciéndolos más poderosos aún...... No es porque el país dependiente entra en crisis económica que recurre a la deuda –afirma Olmedo en otro capítulo de su libro citado- sino al revés: es porque recurre a la deuda por lo que entra en crisis, porque la deuda es la forma cómo los países dominantes transmiten sus crisis a los países dominados por ellos”.
Cuando de un día para otro las empresas estatales aparecieron como las causantes de la crisis y se bombardeó a la opinión pública con el razonamiento que las empresas estatales no son eficientes y trabajan con déficit; que este déficit lo cubre el Estado a base de préstamos del exterior y de emisión inflacionaria de moneda, que conduce al gasto público deficitario e inflacionario, que hace una competencia desleal a las empresas del capital privado, no faltaron, afortunadamente quienes coincidieron en forma unánime en la importancia de conservar bajo el control del Estado a sectores estratégicos de empresas como Enapu, Petroperú, Sedapal y Corpac.
A quienes pensaban así me sumo yo porque tenían razón. Como señalaba recientemente Humberto Campodónico, Petrobras, Pemex, Petróleos de Venezuela, Eco-Petrol (Colombia) y Petro-Ecuador, son ejemplos de aprovechamiento de la renta petrolera pues producirlo cuesta entre US$ 2/barril (México y Venezuela) hasta un máximo de US$ 10/barril (Brasil), mientras que su precio internacional es de US$ 60/b. De otro lado, según el artículo de Campodónico del 19/2/2006 en La República, Argentina y Bolivia, que también privatizaron sus empresas, ya están de regreso: en Argentina se ha creado Enarsa y en Bolivia, su repotenciado YPFB.
Como información interesante en esta nota prologal cabe añadir que, mientras que en el Perú los campos que operaba Petroperú producen 17 millones de barriles al año, a un costo de US$ 9/b, petróleo que era peruano y que ahora tenemos que recuperarlo a US$ 60/b; Chile, con su empresa estatal ENAP y su filial Cipetul, opera internacionalmente, sus modernizadas refinerías Concon y Bío Bío no son privatizables y los grifos de Shell en el Perú que Chile ha comprado (muchos de los cuales pertenecían a Petroperú) hoy operan exitosamente en Chile.
Oportuno parece traer a la memoria que, al ocuparse de las inter-relaciones que se auto-alimentan y estimulan entre sí en las “desnacionalizaciones” como las sufridas por el Perú, Helio Jaguaribe opinaba que las inter-relaciones entre el subdesarrollo estancado y la marginalidad social se hallan sometidas a un proceso circular condicionante, de un lado; y, por otra parte, que como consecuencia de ese proceso circular, los países de América Latina, y entre ellos el Perú, se encuentran en proceso de rápido agravamiento de su desnacionalización económica, cultural y política-militar que, como proceso, tiende a consolidar la “no viabilidad” o, lo que es lo mismo, la condena a que sólo sean “nominalmente independientes”.
Para Repetto, como para el autor de estas líneas, en esto y en todo lo que antecede, privatizar no significa únicamente des-estatizar: privatizar, por timidez o por insuficiencia del capital nacional que no invierte, significa sustancialmente transnacionalizar y, por ende, des-estatizar y privatizar, desnacionalizar y, en consecuencia, ceder poderes de mando estratégico que atañen al rumbo de la nación.
Por respeto a lo prescrito en el Artículo 54 de la Constitución y su insalvable colisión con el Artículo 3ro de la Convención de NNUU sobre el Derecho del Mar, el ingeniero Repetto fue, finalmente, defensor ardoroso de las 200 millas del dominio marítimo del Perú, esto es de su territorio sumergido que integran su lecho marino y subsuelo pródigos en ingente riqueza industrializable; de un mar suprayacente, con una extraordinaria riqueza ictiológica; y del espacio aéreo que lo cubre.
Carlos Repetto sabía que, antes de la Constitución de 1993 (Art. 54) y de la Constitución de 1979 (Arts, 97, 98 y 91), en mi libro “Desafiando a la censura”, en que, atendiendo a que “una Constitución debe surgir completamente armada de la cabeza de un solo hombre” por las poderosas razones que expone Maurice Joly en su “Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu”, presenté al IX Congreso Nacional de Abogados realizado en Huancayo, a pedido del doctor Alfredo Sarmiento Espejo, decano del Colegio de Abogados de Junín, un anteproyecto completo de Constitución el 30 de octubre de 1977, en cuyos artículos 13, 14 y 15 proponía lo siguiente:
Artículo 13.- El territorio sumergido que, con una extensión de 626,240 km2 ó 182,294 millas cuadradas se encuentra comprendido entre la línea del litoral ribereño y la imaginaria que corre paralela a 200 millas marinas de ella, goza como prolongación geológica o topográfica del territorio nacional visible, de los atributos de la soberanía del Estado y, en consecuencia, cualquiera que fuese su profundidad por debajo de las aguas marinas, es inalienable, imprescriptible e inviolable.
Artículo 14.- De los mismos atributos de la soberanía que ostenta el territorio sumergido, lecho marítimo, plataforma submarina o zócalo continental, así como las islas, gozan no sólo el subsuelo y el espacio aéreo de dicho territorio sumergido o lecho marítimo sino las aguas que lo cubren o mar suprayacente o mar territorial. El mar territorial peruano, es, así, un área única no susceptible de ser fraccionada o descompuesta en mar territorial y otro adyacente o contiguo a él con la denominación de mar patrimonial o cualquier otro nombre similar.
Artículo 15.- La soberanía del Estado abarca, considerándola parte del patrimonio nacional, la totalidad de los recursos y riquezas naturales existentes tanto en las aguas de su mar territorial cuanto en el lecho y subsuelo de éste como hidrocarburos y otros minerales.
Pensando en el Oceanus Peruvianus, el ingeniero Repetto confiaba en que, en futuro no lejano, sean rescatadas de manos extranjeras las concesiones de perforación y explotación petrolera en nuestra zona marítima y en ver erigidas en ésta las torres de los pozos petroleros que, a través de las aguas del Oceanus Peruvianus, reconocido mundialmente desde muy antiguo como tal, extraigan los hidrocarburos existentes que deben impulsar el progreso de la nación.
A quienes –por oponernos rotundamente a un condominio multinacional sin jurisdicción ni soberanía (en lo que la Convención del Mar tipifica como las 188 millas de la Zona Económica Exclusiva) en sustitución del actual dominio uninacional con jurisdicción y soberanía- nos critican por rechazar lo que llaman una “consensual regulación” y defender lo que denominan la “fantasía de la soberanía absoluta” lo que, según dichos críticos, le ha costado al país, “pérdida de status jurídico”, les respondemos:
Todos los peruanos tenemos la inexcusable obligación de inclinarnos ante el imperativo Artículo 54 de la Constitución Política del Estado; ante la Declaración de Santiago suscrita el 18 de agosto de 1952 por la que Chile , Perú y Ecuador proclamaron oficialmente “la soberanía y jurisdicción exclusivas que a cada uno de ellos corresponde sobre el mar que baña las costas de sus respectivos países, hasta una distancia mínima de 200 millas marinas”. Esta Declaración fue objeto de aprobación y ratificación por Chile, Ecuador y Perú además de ser registrada en Naciones Unidas. La aprobación del Perú fue mediante la resolución legislativa 12305 aprobada el 6 de mayo de 1955. Si la Constitución constituye el texto jurídico supremo de la nación; la Declaración tripartita constituye, a nivel interno, una norma de la más alta jerarquía y, a nivel externo, un tratado multilateral subrregional.
Sin permanencia de las 200 millas del mar territorial peruano, con jurisdicción y soberanía, desaparecen los derechos del Perú en la Antártida.
¿Qué es el Artículo 54 de la Constitución del Perú promulgada el año 1993 en comparación con la decisión tomada el 28 de febrero de 1990 por la Suprema Corte en el caso Estados Unidos vs. Urquidi-Verdugo estableciendo el precedente –en resolución sustentada por el magistrado de dicha Suprema Corte William R. Rehuquist y otros cinco miembros de la misma- que las operaciones de caza y captura de personas llevadas a cabo fuera del país por agentes, personal militar u otros miembros del gobierno norteamericano contra extranjeros, no estaban restringidas por las disposiciones de la Cuarta Enmienda de la Constitución de Estados Unidos? Esta fue la razón por la que el ingeniero Repetto compartió los gritos de Acción Nacional Libertadora que fundé en la Cripta de los Héroes el 9 de julio de 1966, tal como aparece en mi libro “Recuerda peruano”, cuya acta fundacional, a página completa, fue publicada en “El Comercio” de Lima dos días después:
Contra la servidumbre colonial del Perú.
Por una patria soberana sin yugos de nadie.
Contra quienes pretenden hacer de la bandera del Perú un estandarte de renegada rendición.
¿Qué es el dominio marítimo peruano de 200 millas comparado, como extensión de nuestra territorialidad, con la extensión extra-territorial del derecho estadounidense, más allá, de sus propias y antiguas fronteras, para perseguir individuos de la jurisdicción nacional de los Estados Unidos sin que importe el lugar en que se encuentren ni su estatuto político o diplomático?
El Perú no debe olvidar jamás a Diego Portales que, en carta al almirante Blanco Encalada, impartió esta amenazante consigna: “La posición de Chile, frente a la Confederación Perú-boliviana, es insostenible. No puede ser tolerada ni por el pueblo ni por el gobierno, porque equivaldría a su suicidio. La Confederación debe desaparecer para siempre del escenario de América......debemos dominar para siempre en el Pacífico.
En la opción entre la participación y el aislamiento, el Perú se inclinó por la “participación ad referéndum” en marzo de 1983 pero dicha adhesión “ad referéndum” la dejó sujeta a la aprobación en una primera legislatura ordinaria que comienza el 27 de julio y termina el 15 de diciembre y ratificada en otra primera legislatura ordinaria consecutiva según los artículos 103 y 306. La aprobación y ratificación requieren la mayoría absoluta de los votos del número legal de miembros de cada una de las Cámaras.
¿A qué se debió mi concordancia con el ingeniero Repetto no sólo en la obsesiva insistencia en el tema social y en la recusación de los gobiernos que ponen en práctica políticas neo-liberales sino en la condena de todos los vicios y debilidades de la corrupta situación imperante en el Perú de hoy; y, sobre todo, en la urgencia de modernizar y fortalecer a Petroperú y reincorporar a la Refinería La Pampilla al patrimonio nacional?
La respuesta es simple. Haber votado ambos por la opción nacionalista atendiendo a que, como sostiene Jorge G. Castañeda en “La utopía desarmada”, la construcción nacional sigue inconclusa y la causa del cambio social es inseparable de la tarea de rescatar la nación para el pueblo. La meta de construir la nación es tan válida y urgente como antes. El nacionalismo debe seguir siendo revolucionario y por ende anti-feudal, anti-oligárquico y antimperialista. Con Jean Christophe Rufin en “L’Empire et les Noveaux Barbares”, “la revolución ideológica que tuvo lugar en Roma después de la caída de Cartago es comparable a la que hoy ha sustituido la confrontación Este-Oeste por un mundo dominado por una oposición Norte-Sur”. Después del imperio del mal al Este, el muladar del mal al Sur. La parafernalia tradicional de la intervención norteamericana, que como dice Castañeda, apuntaló gran parte del nacionalismo de la región y muchos de los conflictos de los últimos 50 años, es reemplazada por ropaje nuevo.
Para el Perú, sin embargo, el nacionalismo, el alma de la patria y el espíritu que la anima, se sigue nutriendo del legado de los mártires. Sin la aureola que lo circunda no habría luz para los pueblos.
Porque los grandes guerreros serán siempre los núcleos generadores y los radiantes ejes de la historia, en semana consagrada en 1934 a glorificar el Centenario de Grau, decía Riva Agüero que Grau constituye la suprema ceremonia patriótica que aventaja y excede con mucho en solemnidad a la anual recordación de la Independencia porque, “más que el nacer meramente a la vida autónoma, en el alma indecisa, vacilante y casi indeliberada, importó, para el robustecimiento de la conciencia nacional, el definitivo y merecido bautismo de sangre, de múltiples batallas y acervos dolores personificado y culminante en el sacrificio del héroe”. Coincide Riva Agüero con González Prada cuando reflexiona: “Necesitábamos el sacrificio de los buenos para borrar el oprobio de los malos. En la guerra con Chile no sólo derramamos la sangre: exhibimos la lepra”. Y en otro lugar: “....convendría pensar, en estos momentos, porqué caímos al abismo cuando podíamos estar de pie sobre la cumbre”.
Volvamos a Riva Agüero: “Quien medite con alguna penetración sobre el encadenamiento de los sucesos humanos advertirá que, no sólo en lo religioso sino en lo terrenal y secular, se cumplen las severas leyes del sacrificio y la purificación por la sangre, la expiación por el dolor, la propiciación del holocausto inocente y la comunicación de méritos de los mártires. Los pueblos como los individuos, infractores de los preceptos eternos, impetran el perdón desde el seno del sufrimiento; pero no lo consiguen sino cuando los escogidos se inmolan y desciende sobre la muchedumbre pecadora el cruento rocío regenerador de la víctima inculpable. Ese fue el ministerio altísimo, envidiable y misterioso que tocó a los grandes caídos de nuestra guerra; y más que a nadie a Grau”.
Y una última cita de Riva Agüero. Cuando el Huáscar, la nave indomable, deshecho su timón, se sumergía y era tomada por los chilenos “Habíamos perdido por completo el dominio del mar; lo que en un país de la configuración del nuestro, significa perder la guerra”.
Y esta cita adicional: “Siguieron los actos restantes del luctuoso drama: se ofrecieron sacrificios innumerables entre los cuales el más digno de parangonarse con el de Grau es el de Bolognesi”.
Volvamos al notable autor en 1910 de “La historia en el Perú”: “La patria es una creación histórica. Supone no sólo la cooperación de todos los compatriotas contemporáneos sino la mancomunidad de todas las generaciones sucesivas. Vive de dos cultos igualmente sagrados, el del recuerdo y del de la esperanza, el de los muertos y el del ideal proyectado en lo venidero”, ......... “nada sólido existe ni en lo especulativo ni en lo práctico que no haya salido de la caldeada fragua de la pasión. Cuando la pasión es alta y pura, como lo es la de la patria, no se opone a la justicia y la verdad. Solo al contacto de la historia vive y prospera el nacionalismo fecundo”. Hay que exaltar el civismo “sin el que la patria no es sino un nombre vacío o un altar abandonado”.
Con estas lecciones nos formamos el ingeniero Repetto y yo. Así nació nuestra hermandad en que cada día nos sentimos más viva y ardientemente peruanos.
Lo precedentemente expuesto facilita trazar el perfil humano y político del ingeniero Carlos Repetto, atendiendo a sus banderas de lucha nacionalista y a su valiente lealtad a los paradigmas de la patria y de la honra.
La firmeza de sus convicciones y su actitud permanentemente combatiente se acreditó cuando Repetto coadyuvó a la expulsión de la International Petroleum Company de la Refinería de Talara por indigna de la hospitalidad del Perú y en el rescate de los usurpados yacimentos de La Brea y Pariñas. Repetto, defendiendo los derechos de la república encarnados en Petróleos del Perú. Repetto en manifiesta disidencia con la privatización enarbolando siempre las banderas populares y nacionalistas, etcétera, se aproxima al Papa Benedicto XIII que no cedió un punto ante las exigencias de que cejara en la defensa de principios esenciales, preceptos con los que se enfrentó a todos con el arma formidable de su legitimidad de pontífice sobre la cual no admitió él discusión. Con las banderas de Acción Nacional Libertadora, “Contra la servidumbre colonial del Perú”, “Por la patria soberana sin yugo de nadie”, “Contra quienes quieren convertir la bandera del Perú en estandarte de renegada rendición”, Carlos Repetto vivió siempre una constante posibilidad creadora y, por eso, al final de sus días, queda el recuerdo tanto de su personalidad como de su batalla.
Sus actos, sus pensamientos y sus palabras son el reflejo de un espíritu luminoso y un carácter firme que sirven de cimientos a su grandeza. Una inteligencia y una voluntad singulares derraman la luz preciosa de su gloria. Caminó Repetto empujado por un aliento vital que supera todos los obstáculos, que vence las mayores dificultades. El perfil de su alma está hecho con vigorosos trazos humanos, como si fueran síntesis de las virtudes de los hombres. Los que viven cerca de ellos, sus contemporáneos, comprenden con rara unanimidad el poder de un carácter de tal temple, pero no les aman, porque les creen dueños de una fuerza reflexiva y fría, y porque los mediocres e impuros no toleran la supremacía del talento y de la virtud.
No saben, sin embargo, lo que es el gozo de la victoria. La sueñan, la presienten y , entregados a la lucha, olvidan la codicia de los laureles. Más hermosos que los anhelos y los sueños son las convicciones, las certidumbres morales, los deberes de la conciencia ya que, para ello, anhelos y sueños no son sino caminos sobre los que pasan sus días en una lucha sin tregua.
Para ellos, lo mejor y más cimero de su espíritu, en la hora última como comentó Unamuno en su “Interpretación de San Pablo”, es con riqueza de esperanzas y agónico esfuerzo por alcanzarlas, mejor que con recuerdos, que se entra en la eternidad.
Alfonso Benavides Correa
Miraflores, marzo 2, 2006
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