Una nutrida agenda desarrolló en Chile el embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Cuba, Adán Chávez Frías.
Sostuvo encuentros con estudiantes, dirigentes sindicales y representantes de organizaciones políticas y sociales, en el marco del proceso de conformación del capítulo chileno del Congreso Bolivariano de los Pueblos. Adán Chávez es hermano del presidente venezolano.
Este biofísico, que se ha desempeñado como secretario de la Presidencia y al frente de la reforma agraria, se siente optimista. “Luchamos por cumplir el sueño de Bolívar: construir nuestra verdadera independencia”, sostiene. Pero su confianza no se circunscribe a su país. Piensa que soplan vientos de cambio en el continente.
Comienzo de
una historia
¿Cómo fue la infancia de los hermanos Chávez Frías?
“Somos de una familia campesina, de origen muy humilde. No obstante, nuestros padres lograron estudiar y se desempeñaron como maestros primarios. Crecimos en Sabaneta, un pueblo del Estado Barinas, en un ambiente de formación humanista. Compartimos mucho con nuestra familia y vecinos. Aprendimos de solidaridad y cooperación, esencia de los principios revolucionarios. Con gran esfuerzo nuestros padres nos enviaron a continuar la enseñanza media. En pueblos como el nuestro sólo existía la primaria”.
¿Qué hitos determinaron el camino seguido por ustedes?
“Nos marcó profundamente la realidad. Un sistema nefasto que dejó a tantos de nuestros compañeros sin estudio, a merced de la miseria. A los 16 años, establecí contacto con compañeros de Izquierda, comprometidos en cambiar esa realidad signada por el hambre, la miseria y la represión. Comprendí que era vital pertenecer a una organización para realizar transformaciones profundas. Ingresé al MIR, donde inicié una etapa de estudio y formación. Con mi hermano siempre tuvimos una relación estrecha, y cuando él entró al ejército, mantuvimos contacto permanente. Yo le transmitía nuestra visión de la realidad y coincidíamos. El en forma paralela se formó políticamente. Sus referentes fueron Simón Bolívar y Simón Rodríguez, cuyo pensamiento comenzó a compartir con otros compañeros del ejército. Fue el origen del proceso revolucionario posterior”.
Usted plantea que el neoliberalismo se contrapone a una democracia auténtica…
“El neoliberalismo asegura a las élites el poder político y económico y el usufructo de las riquezas acumuladas como producto de la explotación y un intercambio comercial desigual, ilegítimo. Violenta normas fundamentales y leyes para cumplir su objetivo: aumentar la riqueza de unos pocos en desmedro de las mayorías. Es un modelo nefasto y egoísta. Vulnera la justicia social y desconoce el ser social. Por tanto, es profundamente antidemocrático”.
¿Cuáles son los énfasis del proceso democrático en Venezuela?
“Una democracia auténtica debe ser antineoliberal, porque tiene que potenciar valores del humanismo, como la cooperación y la solidaridad. Se debe estimular un intercambio comercial justo, que permita la felicidad de las mayorías. En Venezuela hemos demostrado que es posible. Anivel regional planteamos el Alba, pensando en una integración antineoliberal. Una integración entre hermanos, entre iguales, donde prevalezcan los valores que acabo de mencionar”.
El camino correcto
Se ha planteado el socialismo del siglo XXI como alternativa al neoliberalismo. ¿Cómo visualiza ese socialismo?
“Tiene que rescatar y proyectar los valores universales de libertad, humanismo, cooperación y solidaridad. Esa debe ser la esencia. La lucha de la mayoría de los pueblos del mundo por alcanzar democracias auténticas, apunta a la construcción del socialismo: una sociedad de iguales entre iguales, en la que debe existir justicia social y verdadero Estado de derecho. El socialismo está más vivo que nunca. Una prueba concreta es la revolución bolivariana y lo que sucede en el continente, en términos de integración. Vamos por el camino correcto, que apunta a la construcción del socialismo”.
Su país lidera el crecimiento económico de la región; cuenta con las mayores reservas internacionales per cápita de América Latina y ha pagado casi la totalidad de su deuda externa. ¿Cuáles son las claves para este éxito?
“La clave está en el carácter antineoliberal del proceso. Impulsamos un modelo económico socialista de nuevo tipo, que permite orientar recursos del petróleo a mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo. Venezuela siempre tuvo petróleo, pero las beneficiadas eran las élites. La revolución ha orientado los ingresos petroleros a planes sociales de educación, salud y agroproducción. Ha permitido generar una recuperación importante: hemos disminuido la inflación, el desempleo, la desnutrición infantil y terminamos con el analfabetismo. Es un ejemplo claro para Latinoamérica y el mundo que el modelo neoliberal es nefasto y que el camino es el socialismo”.
¿Cómo el Alba se ha materializado y cómo ha beneficiado a Venezuela y Cuba?
“Sin duda Cuba es el país con el cual hemos profundizado más el Alba. Fidel Castro y Hugo Chávez lideran dos auténticas revoluciones del continente, y por tanto, tienen mayor voluntad política para impulsarlo. Tenemos acuerdos en las áreas energética, agroproductiva, cultural, de salud, educación y deportes. Nosotros le vendemos petróleo a un valor preferencial y hemos ofrecido becas a jóvenes cubanos para especializarse en el área energética o en cualquier ámbito de interés para Cuba.
Nuestro pueblo también se ha beneficiado. En agroproducción estamos implementando en conjunto centrales azucareras. Una de las ideas es generar alcohol metanol, para producir gasolina sin plomo. De resultar, daremos un gran paso para evitar la contaminación. Estamos recibiendo asesoría científica y tecnológica de Cuba para desarrollar los denominados ‘núcleos de desarrollo endógeno’. Son centros de agroproducción que nos permitirán dejar de ser monoproductores, dependientes del petróleo, y producir lo que necesitamos para alimentar a nuestro pueblo. Con esto, podremos generar el 72 por ciento de los bienes de consumo que hoy importamos. También se están formando profesionales venezolanos gracias a las becas que entrega el gobierno cubano. La colaboración de Cuba fue clave para terminar con el analfabetismo en Venezuela. Con la ayuda de docentes cubanos se alfabetizó a cerca de dos millones de personas en un año y medio”.
Otra economía es posible
Los éxitos de la economía venezolana son tan indesmentibles como poco difundidos por el establishment mundial. El FMI, el Banco Mundial y la OMC no escatiman elogios para la economía chilena, que ha mostrado una ortodoxia absoluta a la hora de aplicar el recetario neoliberal. No obstante, las cifras son claras y demuestran que la economía impulsada por la revolución bolivariana lidera la expansión en América Latina.
El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) ascendió a un 9,2 por ciento en 2003, alcanzando la cifra récord de un 17,3 por ciento en 2004 (Chile creció un 5,9 por ciento). El incremento se explica en gran medida por el aumento del precio del petróleo, el crecimiento de la demanda interna (27.9 por ciento) y el fortalecimiento de la industria manufacturera, que tuvo una expansión de 26.4 por ciento.
En el tercer trimestre de 2005 el PIB de Venezuela fue de 9,8 por ciento y la estimación para 2005 es de 7 por ciento, según el Banco Central de ese país. Los énfasis del gobierno venezolano se orientan a mejorar la distribución del ingreso, generar empleo de mejor calidad e invertir en educación y salud.
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