Lo que ha quedado demostrado tras la celebración de las elecciones presidenciales en México, es que el anacrónico sistema electoral de conteo manual es un detonante para la inestabilidad política, el fraude y la violación de la voluntad popular.
Lo que ha quedado demostrado tras la celebración de las elecciones presidenciales en México, es que el anacrónico sistema electoral de conteo manual es un detonante para la inestabilidad política, el fraude y la violación de la voluntad popular.
Ocurrió en las elecciones presidenciales del año 2000 en Estados Unidos, cuando le fue arrebatado el triunfo a Al Gore, el candidato electo por las mayorías. La Corte Suprema de Justicia declaró a Bush como presidente obviando las irregularidades ocurridas en los barrios de negros y latinos más pobres de Florida que impidió contabilizar el voto de miles de electores que utilizaron un sistema manual que no tenía reglas claras.
Mas recientemente sucedió en las elecciones presidenciales de Haití. De acuerdo a los primero escrutinios, el candidato René Préval aparecía con cerca del 70% de la preferencia. Sin embargo, durante el conteo manual de votos se comenzaron a producir graves irregularidades que hicieron desplomar la ventaja de Préval por debajo del 50%.
De acuerdo a su comando de campaña, existía cerca del 8% de votos ’extraviados’, muchos de ellos aparecidos en un basurero de Puerto Príncipe, y además se contabilizaron 85 mil votos blancos y 120 mil votos nulos que correspondían al 10% de los votos escrutados. (NY Times, 15-02-2006) Afortunadamente, el pueblo haitiano y el coraje de Préval lograron revertir la tendencia hacia el fraude y finalmente la comunidad internacional accedió a presionar a las autoridades electorales para que eliminaran los votos nulos del total general y promulgar a Préval presidente sin una segunda vuelta.
En Perú, el partido APRA de Alan García cometió un impune fraude durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del pasado 4 de junio con la complicidad de los medios, gobierno y empresas encuestadoras. De acuerdo al analista Hugo Adam (’La Trampa Electoral: como se robó las elecciones al pueblo’, 2006), se produjo un ’indebido control y manipulación del proceso electoral antes, durante y después del voto.’
Especialmente, Adam se refiere a la concesión que hizo la Oficina Nacional de Procesos Electorales para que la empresa Apoyo se encargara del conteo de votos, lo cual permitió la compra de miembros de mesa y la interferencia de la empresa privada en el proceso de contabilización manual y transmisión de datos. Una vez que las actas viciadas eran transmitidas, la boleta electoral era destruida, por lo que no resulta extraño que el candidato aprista lograra imponerse sobre Ollanta Humala por tan solo 5 puntos porcentuales de diferencia.
Al igual que en Perú, los medios, empresa privada y gobierno mexicano se encargaron de llevar adelante una campaña mediática contra el izquierdista López Obrador que facilitó el posicionamiento del derechista Felipe Calderón en las encuestas de opinión así como en el primer lugar del conteo preliminar de votos. La percepción favorable hacia Calderón fue complementada con la manipulación del proceso manual de conteo de votos a través de las actas electorales.
Ante las obvias irregularidades del proceso, López Obrador denunció ante el Instituto Federal Electoral la inconsistencia del resultado preliminar así como la perdida de alrededor de 3 millones de votos, los que una vez ’recuperados’ y contabilizados, acortaron la diferencia entre los dos candidatos al 0,6%. Al mismo tiempo, el líder del PRD denunció la existencia de un poco mas de 2 mil actas que aun no habían sido contabilizadas, aunque lo más grave fue el descubrimiento de varias urnas electorales en distintos basureros del país y cuyos votos favorecían ampliamente a López Obrador. Según reporta el diario la Jornada (5 de Julio de 2006), los representantes de la coalición izquierdista han venido acumulando evidencias que demuestran la manipulación de las actas en beneficio de Calderón, y el robo de mas de 3 mil votos en Chiapas, unos 2 mil en Chetumal, y otros miles mas en Cancún, Mazatlán, Jalisco y otras regiones del país.
Solo el coraje de López Obrador y sus partidarios al no aceptar el fraude que la derecha de Salinas de Gortari y el PRI ya habían ejecutado en 1988 contra Cuauhtémoc Cárdenas, también del PRD, obligó un nuevo conteo de las actas electorales y las impugnaciones que tenga lugar.
El anacrónico sistema electoral de conteo manual que con resultados disímiles ha facilitado el “fraude masivo” en Estados Unidos, Haití, Perú y México, es el mismo que propone Súmate y su oposición golpista en Venezuela para las próximas elecciones presidenciales del 3-D.
Sin embargo, la tragedia que han tenido que vivir los pueblos que no gozan de las bondades de un sistema electoral automatizado, debe llamar la atención y servir para diseñar mecanismos para el conteo y transmisión electrónica de votos que aseguren la confiabilidad y la transparencia, y de esta manera garantizar que siempre se cumpla la voluntad de las mayorías.
Argenpress 06/07/2006
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