La nueva edición del Plan Bush, divulgada tras su aprobación por el presidente de ese país, insiste en dedicar nuevas sumas de dinero para el históricamente frustrado proyecto de las denominadas Radio y TV Martí. Desde hace años, Washington enfatiza en tratar de penetrar el espacio radioeléctrico de la Isla con el objetivo de que radios y televisores de la población capten las emisiones de programas anticubanos elaborados en Estados Unidos.
Ese hecho ganó rápidamente la condena de los cubanos, en primer lugar por considerarlo como una violación abierta de las disposiciones internacionales dado el carácter oficial de las dos emisoras estadounidenses, dependientes del Departamento de Estado.
Por ello le asignan un carácter injerencista a esas emisiones que, en definitiva, tienen como línea informativa principal los más duros ataques contra el presidente Fidel Castro y los cambios sociales y económicos materializados en la nación caribeña.
Al frente de esos medios de difusión fueron colocados por las autoridades norteamericanas elementos que abandonaron Cuba y quienes, siguiendo lineamientos del gobierno de Estados Unidos, colman la programación de espacios contrarios a su país de origen.
Cuba no olvida tampoco, que las transmisiones, tanto de radio como de televisión, fueron usadas reiteradamente para hacer llegar mensajes e instrucciones a grupos introducidos en territorio cubano con el fin de realizar atentados y sabotajes.
Sin embargo, la Casa Blanca nunca pudo cantar victoria en lo referente a lograr algún tipo de influencia en los ciudadanos cubanos mediante ese tipo de propaganda. Sus llamados a acciones contra el gobierno y su campaña a favor de desestabilizarlo fueron totalmente interferidas por medios técnicos locales a pesar de que Estados Unidos adquirió hasta naves aéreas para la repetición de las señales.
Transcurrido bastante tiempo, puede decirse que los hogares cubanos han estado libres de recibir esa propaganda a pesar de los cuantiosos recursos destinados para ello por las administraciones norteamericanas. Ahora, en el publicitado informe de la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre, aprobado por Bush, se determinó no sólo incrementar los aportes oficiales a ese proyecto sino ampliar precisamente su veta injerencista.
Incluye hasta financiar a grupos ilegales en Cuba para proveerles de equipos que le permitan recibir las emisiones de los medios mencionados y ampliar éstas teniendo como base un tercer país. Igualmente, se prevé capacitar a cubanos opositores para que preparen informaciones para trasmitir por Radio y TV Martí y realizar reuniones trimestrales de agencias gubernamentales estadounidenses a fin de coordinar la estrategia de comunicación contra Cuba.
De esta forma, el gobierno estadounidense decidió seguir adelante en una campaña que Cuba califica de irrespeto a la soberanía e independencia de ese país antillano.
# Agencia Prensa Latina (Cuba)
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