Encontrar el libro del profesor López Soria sobre el pensamiento fascista me causó mucha consternación por la cantidad de nombres “honorables” que se hallaban involucrados con el fascismo, esa ideología totalitaria que amenazó con destruir lo poco de convivencia que existía entre las diversas naciones que conforman el Perú.
Entre estos nombres se encontraban Raúl Ferrero Rebagliatti tío y padre de ambos Ferrero Costa (son primos hermanos de padre y madre). “El fascio contaba con los servicios espirituales del P. Ciro Simoni y con apoyo de insti¬tuciones como los colegios Raimondi de Lima y Regina Margherita del Callao” Ferrero enseñaba en este primer colegio, donde concientizaba a sus pupilos en asuntos de “civilización”, más de cinco parientes carnales cercanos de Rafael Rey (entre ellos Lohman Villena), el primo de los Moreyra Paz Soldán, José de la Riva-Agüero, y un propagandista llamado Carlos Miró Quesada Laos “Garrotín”, concuñado de Víctor Andrés Belaunde Diez Canseco. López Soria nos dice que “un li¬gero recorrido por las revistas de la época ....bastaría para hacer notar que Fe¬rrero no está solo” y a continuación menciona los nombres de sus “camaradas”: E. Alayza Grundy, M. Alzamora Valdés, C. Arróspide, J. Avendaño, V.A. Belaunde, J. del Busto, E.A. Cipriani Vargas, J. Dammert Bellido, Rómulo Ferrero Rebagliatti, C. Pareja y Paz Soldán, J. Pareja y Paz Soldán, R. Pérez Araníbar, C. Rodríguez Pastor, E. Romero Romaña, S. Sánchez Checa, R. Oyague de Zavala, M. L. Montori, M. Cobián Elmore, C. Remy, E. Elmore de G. C., J. Elmore de Thorndike, etc.
¿Saben porqué los coloco en este ensayo? Sencillamente porque todos estos son parientes y están encuadrados dentro de la casta oligárquica encomendera de la cual hablo en mi ponencia sobre el equilibrio de poderes en el Perú. Una casta que ha dominado el país desde la conquista hispana hasta hoy. http://es.geocities.com/tdpcunmsm/equilibrio.htm
¿En verdad, el fascismo fue simplemente una moda, algo que vino y se fue? Esta interrogante nunca ha querido ser respondido en su integridad, pues ello significaría demostrar que 400 años de historia no han significado una evolución hacia la libertad y el progreso, sino simplemente el mantenimiento de la misma estructura pero asimilando los nuevos elementos de la modernidad, es lo que se llama la modernización tradicionalista.
Sabido es que la colonia fue profundamente racista, dividió la sociedad en estamentos de blancos (españoles y criollos) indios, negros y las castas (las mestizos resultantes de estos estamentos). Dentro de estos había aculturados, miembros no pertenecientes a la casta blanca que intentaban ser como ellos, aunque sólo alcanzaran desprecios unidos a carguitos que se les daban en premio a su sumisión, lo cual se traducía en su esfuerzo en incorporarse a la civilización.
El hecho es que con la república esta situación tampoco cambió, sabemos por las investigaciones de Peralta Ruiz que se revivió el tributo indígena y se creó un nuevo impuesto personal, la contribución de castas por el solo hecho de ser mestizos; los negros no pagaban impuestos, solo trabajaban gratis para los criollos, quienes vivían felices sin pagar impuestos, pues ahora podían tomarse ellos mismos como república independiente, la contribución de su ex rey. Es como decir en la actualidad que los campesinos pagaban intereses altos a los bancos que después les embargan sus tierras y los mestizos de las ciudades pagan los mismo intereses además de impuestos al Estado mientras una casta, que por coincidencia son los descendientes de los encomenderos, en asociación con la oligarquía transnacional goza de contratos de estabilidad jurídica tributaria y laboral (solo para ella) frente al 98% restante de los habitantes del país. ¿Coincidencia o modernización tradicionalista? El racismo implicaba e implica en la actualidad someter al otro para vivir de él.
Pero la casta tuvo que organizarse políticamente, entonces nació el civilismo, que en verdad surgió gracias al racismo que hacía a muchos aculturados auto-despreciarse en beneficio de la casta oligárquica.
Toda la juventud estudiosa, en Lima, era civilista y rechazaba al militarismo corrupto y opresor, pero, al mismo tiempo, era racista. El profesor de griego de Carrión, en Guadalupe, por ejemplo, escribió en su Diccionario de Peruanismos, al definir el vocablo Cholo: Una de las muchas castas que infestan el Perú… seguida de una larga disquisición sobre las características sociológicas denigrantes, según dicho autor, de la casta que “infesta” nuestro país. En el salón de clases, con seguridad, ese entonces joven nieto de Hipólito Unánue e hijo de un patriarca de ascendencia española como Mateo Paz Soldán, vio sentado a su alumno cholo Carrión, que hablaba con acento serrano y que tenía graves dificultades, seguramente, en pronunciar el griego. (Uriel García-Cáceres, Historia de la Medicina: Daniel Alcides Carrión)
Cuando el civilismo se desactiva como organismo político en 1930, no es así con su ideología encomendera, esta busca una máscara donde camuflarse y de esta necesidad es que nace el nazi-fascismo peruano. López Soria nos habla sobre este fascismo como una continuación de la ideología encomendera mantenida desde la conquista:
El concepto de nacionalidad esgrimido por estas clases para legitimar su dominio tenía más de señorial que de burgués. El término nación no incluía, ni siquiera postulativamente, al pueblo; su connotación decía referencia a un conjunto de cualidades que eran propias de la vieja aristocracia y de la nueva burguesía coligada con ella... Sus clases dominantes entienden entonces el nacionalismo como una cobertura ideológica que trata de legitimar privilegios y justificar su "destino histórico", su misión restauradora.
La vieja aristocracia eran los Diez Canseco (con sus ramas los Belaunde, los Benavides y los Masías) y la nueva burguesía eran los pulperos italianos (como los Ferrero) de aquí nacen los Ferrero Diez –Canseco. También coexistían con estos otros clanes igual de poderosos y aun más, que también se hallaban emparentados.
Escarbando en la universidad encontré un libro donde se habla de las conexiones entre los nazis y el dictador Benavides: “Hitler sobre América Latina” en el cual he visto extractos en la red, el hecho es que el partido fascista peruano fue fundado por Sánchez Cerro y Luis A. Flores, se llamo Unión Revolucionaria. Esta oligarquía también uso el nacionalismo del mismo modo como lo intentaría instrumentalizar Ollanta Humala y su clan: “el fascismo popular, posiblemente a pesar de sí mismo, fue utilizado por la clase dominante como freno de la creciente moviliza¬ción popular y como desfogue de tensiones” es decir matones en cada poblado urbano, bien parecido al sistema de control social de Hugo Chávez.
La Unión Revolucionaria fue financiada por los Prado Ugarteche, los Berckemeyer, los Oeschle y otros familiares de la casta oligárquica; los fascistas según López Soria: En el aparato estatal tienen a sus propios represen¬tantes, y cuentan con la aprobación de Riva-Agüero y del mismo Benavides, quienes los utilizan como muro de contención de las aspiraciones po¬pulares. Sánchez Cerro fue el servil militar de los Diez Canseco, sirvió al clan de los Benavides Diez Canseco, cuyo presidente dictador, Oscar Benavides era cuñado de los Miró Quesada, y gobernó junto con Víctor Andrés Belaunde Diez Canseco, y Ernesto Diez Canseco Masías, quien después fue presidente del Senado (1943-1944) cuando el fascismo peruano aun existía financiado por los Prado, ahora directores de PROFUTURO AFP.
¿Qué significó el fascismo? El canciller de la república Alberto Salomón y Osorio hace más de medio siglo en su libro Mi Fe Democrática, nos dio la respuesta que pocos han querido ver: “El despotismo, disfrazado bajo la forma de gobierno totalitario, es decir, gobierno sin representación del pueblo en el Parlamento, en las Cortes o en la Administración, y concentración de todos estos poderes en una peque¬ña clase privilegiada a la que el resto de la nacionalidad debe obedecer. He allí exactamente el programa que, sin las declaraciones de ruda franqueza que han venido haciendo Hitler y su colega Mussolini, ha constituido el mismo programa de acción de los oligarcas sudameri¬canos.”
Esta es la visión de la oligarquía, aquella oligarquía descendientes y parientes de estos fascistas que expresan “Nooooo, para qué... ¿le vas a ir a preguntar a las llamas y vicuñas sobre el TLC?” o que tildan a los miembros de la Comisión de la Verdad como huaqueros diciendo “"¿sabes qué, hermano? esa Comisión no debió existir”, no son sino los despojos que han quedado del civilismo racista, por eso no nos debe extrañar la expresión al auquénido de Harvard dado a notar por el padre de Flores Nano. O como también el arzobispo Cipriani (sobrino del Cipriani Vargas mencionado al comenzar este escrito) al decir que los derechos humanos eran una cojudez, no se refería a los derechos de su casta, sino del 98% de la población, Rafael Rey también pertenece a su orden, el Opus Dei y ha tenido como 5 parientes que aparecen en la lista de López S. Como filofascistas. Del mismo modo Bedoya Ugarteche por medio del periódico de la oligarquía Correo insulta a las personas por su condición étnica del siguiente modo “¿Saben qué, indios de mierda? Ustedes no tienen complejo de inferioridad, ustedes SON inferiores. Y son inferiores porque son quechuas y aymaras… ¿Qué tal, aymaras de mierda? ¿Les gustó mi racismo?” Diario Correo del Perú el jueves, 06 de enero de 2005. Nótese la misma altivez para agredir matonescamente que la expresada por Flores Aráoz: “Es mi opinión, pues, es mi opinión y por último no la estoy diciendo públicamente. Si no te gusta, me voy”.
Esto sin contar a los demás comentaristas de este periódico. En verdad no es algo meramente familiar, sino el racismo asolapado de un grupo que aún mantiene ese germen fascista, el cual los peruanos debemos cuidar no vuelva a surgir en nuestro país. Y no lo haremos siendo racistas con ellos mismos, pues el racismo es un prejuicio estúpido sin sentido. La oligarquía necesita del racismo (sea del quechua-aymara contra el blanco o viceversa) y lo alimenta, es así como puede seguir desintegrando a la sociedad para de esta manera evitar que se una y adquiera conciencia del enemigo común: un numéricamente reducido factor parásito de individuos que unidos genético culturalmente tienen el control del crédito y del comercio exterior gracias al cual mantienen el dominio de 28 millones de personas.
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