Dos connacionales, María Sumire e Hilaria Supa, fueron impedidas de abordar un avión de Iberia con destino a España y maltratadas. Dos mujeres, dos personas humanas fueron objeto de un vejamen aberrante, inaceptable, a todas luces una barbaridad que merece que esa aerolínea sea multada y luego clausurada definitivamente por haber insultado a 27 millones de peruanos y porque además, aquellas dos señoras, como nadie, debieron ser zaheridas por razón de su indumentaria o idioma. ¡Esto es simplemente un acto de dignidad!
¿Hará el Congreso lo que le corresponde en solidaridad con dos de sus integrantes, Sumire y Supa? El hecho que sean legiferantes no las pone en un plano superior pero es un aldabonazo a que despierte este Parlamento del cual no se tienen muchos testimonios de existencia, para bien o para mal. Casi está ausente y divorciado de los temas esenciales del drama nacional. Entonces ¿se pronunciará institucionalmente condenando de manera implacable la abyección de Iberia? O ¿emitirá simplemente otro más de sus poemas burocráticos y leguleyescos que, como siempre, no sirven para nada?
A medida que las horas van dando su ineluctable paso, va conociéndose que una tal Paula Bolívar, superintendente o funcionaria de Iberia, fue la protagonista principal del desmadre contra Sumire y Supa. Debía ella ser acusada penalmente por atentar contra los derechos humanos de las dos compatriotas. ¿Será que 48 horas después de producidos los desmanes contra aquellas, las ONGs no hayan sopesado la rentabilidad de un pronunciamiento inequívoco y condenatorio? Cuando una brisa molesta a alguno de sus cófrades, sí ponen el grito en el cielo, pero contra una flagrante, brutal e inaceptable grosería cretina, aún no hay versión oficial, en algún idioma de su “indignación”.
Por razón misteriosa el complejo colonial impuesto a sangre y fuego por los delincuentes que llegaron con la Conquista, se ha entronizado en la mentalidad de los peruanos. La protesta no arriba porque hay un convencimiento que ésta no resuelve nada. Círculo vicioso y protervo porque con esa neumática estupidizante, Perú ya vive más de 500 años y desde 1821 sólo ha visto el actuar de cenáculos y oligarquías profundamente vendepatrias y acomplejadas como mediocres. Por coincidencia, los lacayos de una empresa española, Iberia, acaban de perpetrar un muy insultante y tristísimo episodio que ha tenido por víctimas a dos señoras de origen cusqueño, quechua-hablantes y que sólo deseaban, en ejercicio de su derecho libérrimo, viajar con boletos que habían pagado. Sin embargo de aquello, bajo la presunción que en Perú “nunca pasa nada”, los de Iberia se “dieron el lujo” de vilipendiar a dos peruanas.
¿Y el gobierno peruano? ¿Hará algo? O también, ¿hará de la vista gorda su política preferida? La administración del señor Alan García admite de todo en su gabinete, desde vendepatrias pro-TLC, ignorantes como la señorita Mercedes Aráoz, como al intelectual de ONG, Allan Wagner aquél de la “seguridad cooperativa” y otras ridiculeces, cuanto que a un ex funcionario de un banco español, prima hermana de Telefónica del Perú, en Economía. ¡Hasta un traidor, Fabián Novak Talavera, está en el viceministerio de Defensa! Y este bellaco fue premiado, en noviembre de 1999, por el gobierno de Chile por haber representado al Perú en las “negociaciones” con Chile por el cumplimiento (tema que no existió jamás porque hubo una traición de la que nadie quiere hablar) del Tratado y Protocolo Complementario del 3 de junio de 1929. ¿Harán la política del avestruz o se pondrán los pantalones frente a un hecho que da asco?
¡Magnífica oportunidad para multar y cerrar a una empresa que tiene funcionarios miserables para con sus propios compatriotas y también para poner en su sitio a quienes se han creído en el “derecho” de insultar al país del modo en que lo han hecho! ¡Más dignidad, carajo!
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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