Síntesis histórica del proceso industrial pesquero
Del bonito, el hígado del bacalao, al boom de las conservas:
La industrialización de la pesquería en el Perú, se sustentó como una exigencia coyuntural de la II Guerra Mundial –no como una respuesta del Estado peruano, en torno a un objetivo nacional, que procurase la alimentación popular– fueron los Estados Unidos de América en 1941, quienes demandaron la industrialización del hígado de bacalao y bonito, para mejorar las condiciones alimentarias de sus tropas en guerra; con la misma finalidad requirieron las conservas de pescado, instalándose en 1939, en el Perú la primera planta de procesamiento de conservas, sumando doce al finalizar el conflicto.
Durante la post-guerra y debido a la abundancia de recursos pesqueros, la calidad de las conservas y el desarrollo de mercados, se produce el primer boom de la conservería peruana y estallado el conflicto de Corea en 1957 se producirían 24 mil TM de conservas. En 1958 debido a la gran competencia de países productores, tales como Japón y EEUU y al arancel de 40% impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos a las conservas, de 69 fábricas conserveras existentes al finalizar la década de los 50, solo quedarían 10 fábricas en funcionamiento.
Del bonito al boom de la anchoveta y la harina de pescado
Histórica y ancestralmente, la riqueza pesquera en el Perú, se empleó directamente para la alimentación humana. No obstante, a partir de 1957, se observa una sorprendente expansión de la industria reductora, caso único y sin precedentes en la historia de las pesquerías, de 58 mil TM de anchovetas extraídas, se alcanzarían los impresionantes volúmenes de 12´277 y 10 millones 277 mil TM en los años 1970 y 1971 respectivamente. Luego de este periodo de relativa bonanza, sobrevendría la crisis y el colapso casi total de esta pesquería, debido al sobredimensionamiento y la depredación de las especies y a la ausencia de una visión industrial a largo plazo de pesca sostenida y responsable, por parte de un Estado incapaz de generar mecanismos regulatorios a la explotación de un recurso natural renovable y aleatorio, veamos porque:
En 1960, se produce por razones de exceso de oferta, la caída de los precios de la harina de pescado de US$100 a 52 por TM.
Durante 1963 y 1972, la sobre-explotación de la anchoveta y el Niño, produjeron una drástica reducción en los volúmenes de captura y el primer gran colapso de su pesquería, hechos que motivaron, la ley de Re-estructuración tributaria en 1964 y la crisis de la industria que concluyera, “con la estatización de la industria en 1973”, la venta de las mejores embarcaciones de pesca y fábricas a Chile, Ecuador, Sudáfrica, etc.
Los elevados impuestos ciegos ad valorem y canon pesquero -25% en total, sin una visión clara de un Estado regulador, contribuyeron a la depredación de las especies y a un acelerado deterioro de la industria.
Finalmente la estatización de la industria de harina y aceite de pescado, el 7 de mayo de 1973, jamás definió los objetivos nacionales de desarrollo de las pesquerías en el Perú.
El Niño y el boom N° 2 de las conservas
El fenómeno El Niño y su impacto en el ecosistema genera el efecto del reemplazamiento de especies, colapsa la anchoveta y se produce un incremento sustantivo de la sardina en el mar peruano, lo inverso sucedió en Sudáfrica, principal abastecedor de conservas de los mercados europeos. Hecho que genera en 1977 inversiones de US$. 100 millones en el Perú, convirtiéndolo en el primer productor de conservas a nivel mundial, Sudáfrica requería el 50% de las exportaciones de conservas para cumplir sus compromisos, pero al reaparecer la sardina en sus mares, éstas se suspenden provocando la segunda gran crisis de la Industria conservera peruana en el año 1983, la misma que se prolonga hasta la fecha.
El resurgimiento de la industria de harina de pescado
Desde 1984 y pese a competir con Pesca Perú, empresa del Estado, el sector privado, empieza una segunda etapa, la misma que se consolida a partir de la década de los 90, debido al libre acceso a esta pesquería; de 1991 al año 2000, se han extraído del mar peruano 78´ millones 640 mil TMP y en el presente año 2001. No obstante ello y de ocurrir un niño, la industria de nuevo se encontraría en el umbral del colapso, por las siguientes razones:
El recurso anchoveta se encuentra en situación de plenamente explotado, su extracción anual, supera el 80% de su biomasa total.
La población de aves de mar, alcanza un ridículo 5%, de las que había hace 45 años.
Especies como la sardina, merluza y bonito están colapsados.
La capacidad de la flota que tiene acceso a la anchoveta es de 250,000 M3, superior en un 60/70 % respecto a la biomasa promedio y proyectada en términos de conservación del recurso.
La capacidad de procesamiento de harina y aceite está sobredimensionada al doble de lo requerido, el proceso de harinas FAQ y en muchos casos no acondicionadas tecnológicamente, representa aproximadamente el 50% del total.
Según la comisión especial encargada de evaluar la situación financiera del sector pesquero, estima una deuda estructural de US$ 1,300 millones, lo cual genera presión de los bancos sobre el recurso.
El Vice Ministerio de la Pesca, es liberalmente permisivo y cómplice en el otorgamiento de permisos y licencias de pesca y responsable del desorden de la pesquería.
Falacias: cifras y planes pesqueros de últimos gobiernos
Si la democracia es participativa, equitativa y de justicia social, la distribución igualitaria de los recursos debe comenzar por los más pobres y la riqueza del mar peruano, debe servir de despensa alimentaria de los que nada tienen; concretamente desde la creación del ministerio de Pesquería en 1970, muchos “ilustres peruanos” se han dedicado a administrar un sector dedicado en forma casi exclusiva a la explotación de anchoveta y sardina (ambas representan el 92% de la extracción pesquera nacional) y su reducción en harina y aceite de pescado para alimentación de bestias y animales.
No obstante al asumir Fujimori el poder en 1990 prometió a la nación el siguiente plan pesquero:
Desarrollar la pesquería nacional de manera compatible con la explotación racional de los recursos hidrobiológicos.
Revisar las normas referidas al sector de acuerdo a los objetivos nacionales.
Promover la pesca de consumo humano directo, para ayudar a solucionar el problema alimentario del país.
Favorecer la reconstrucción de una flota pesquera nacional, basada en embarcaciones medianas para la pesca artesanal.
Revisar los contratos con extranjeros para la pesca de altura.
Mejorar la infraestructura, de desembarque, de frío y de comercialización.
Establecer programas de capacitación y formación e incentivar la acuicultura de ríos, lagos y el mar para incrementar el empleo, las exportaciones y la alimentación.
Diez años después y concluido su gobierno, con su renuncia vía fax desde el Japón, la pesquería terminó peor que antes, la industria sobredimensionada con deudas de US$ 1,800 millones aprox., recursos sobreexplotados, los pescadores artesanales más pobres y en la miseria y los programas de alimentación como siempre olvidados.
En el gobierno de Perú Posible, el inefable primer ministro de la pesquería Javier Reategui sostuvo dentro de sus planes pesqueros, lo siguiente:
La pesquería, es fuente permanente de alimentación para la población, estimando duplicar al concluir el mandato el consumo per cápita de 16 kgs./año, a través de los programas de alimentación popular (comedores populares, programas escolares, PRONAA, FONCODES Y OTROS)
Que, la cultura de nutrición deberá ir íntimamente articulada con los programas educativos en todos sus niveles y que el crecimiento de la demanda interna, se acompañará con la gradual implementación de infraestructura de desembarque, frío, terminales, mejoramiento de sistemas de comercialización etc., etc.
Que, la capacidad de la flota, con acceso al recurso anchoveta es de 178,526m3, constituyendo un 50% de exceso de la biomasa disponible.
Que el endeudamiento, según conclusiones de la comisión especial encargada de evaluar la situación financiera del sector pesquero, se estima en US$ 1,300 millones.
Ante la difícil situación de la pesquería, reflejada en el plan pesquero de Perú Posible y con rigurosa honestidad, lo único rescatable como intención, en los primeros 150 días de gestión fue, el ridículo programa del chilcanito de pescado, dicho en otras palabras, estamos al garete, solo cabeza, espinazos y agüita para el caldo de pescado y esto no es, ni será alimentación popular, de los demás ministros del pasado régimen, nada que comentar, todos han pasado, legalizando la pesca excesiva, el trafico corrupto en el otorgamiento de permisos y licencias de pesca, pero aun estamos a tiempo de evitar se consume una vez más la estafa o mejor dicha la verdad:
Crímenes o asesinatos de lesa humanidad, de aquellas víctimas del hambre y cuyas muertes no se pueden ocultar, menos sus responsables.
En el caso del Partido Aprista, próximo a cumplir, sus primeros 180 días de gestión, de nuevo la historia parece repetirse, los planes pesqueros a los anaqueles y la improvisación de un ministro, que lo único que conoce de pesca, es deleitarse con un buen plato de cebiche o tal vez de parihuela, amén de contradecir las propuestas presidenciales, con respecto: a) La restitución del ministerio de Pesquería, en los primeros 180 días, b) La defensa de las 5 millas, como zona de reserva para la pesca artesanal, c) La reconstrucción de la Caja de Beneficios del Pescador, d) El relanzamiento de FONDEPES, para dotar de nuevas embarcaciones y equipos a los pescadores artesanales, como se hizo en su anterior administración, e) La agresión pueril y deshonesta de técnicos pesqueros de confianza del aprismo, desautorizándolos y echándolos por su fobia antiaprista.
Finalmente, si el ministro Rafael Rey, “tan distinguido y honesto” aceptó ser parte del actual gobierno de Alan García, en primer lugar, debe respetar las promesas hechas a la nación y muy en especial a los pescadores, porque para eso fue elegido. Al ministro Rey, nadie lo eligió, lo invitaron para cumplir las promesas hechas y no para defraudar una vez más a los peruanos, tal y como lo hicieron, en esta parte, los gobiernos de Fujimori y de Toledo.
Ordenamiento pesquero, acuicultura y estrategia de seguridad alimentaria
El objetivo de la democracia y de todo gobierno, es la justicia social y la reivindicación del derecho a la vida. El hambre debe dejar de ser una sentencia de muerte, no solo de peruanos, sino de la humanidad; Dios creó el mundo con recursos suficientes y dotó a la especie humana de inteligencia para la vida.
Es imperativo y no optativo, poner fin al largo destierro de los peruanos de su propia historia; la colonia y la república europeizada, que han disociado a nuestro pueblo de su propia geografía orientándola al consumo de alimentos y recursos del extranjero, convirtiéndonos en un pueblo ajeno a nuestra propia realidad.
Que, es posible entender el desarrollo de un modelo democrático que tenga como fin supremo la alimentación de los más pobres de hoy y mañana. Que es posible en este sentido escoger el camino y las enseñanzas de la FAO, respecto al rescate del mundo agrario y la pesca, como fuente de bienestar y nutrición, que si es posible a través de él, expandir el consumo, facilitar el crédito y promover el gasto social productivo, sin estirar la mano para pedir caridad y limosna, entendida si, como una propuesta seria y no como actos mercantilistas, groseros y corruptos, como son hasta el día de hoy las licitaciones públicas para proveer mendrugos como la torta de soya para papillas o el vaso de leche, para niños en extrema pobreza.
Que, si es posible, dentro de un proceso de reingeniería política, que permita el ordenamiento pesquero, el impulso de la acuicultura y el aprovechamiento sostenible de los recursos entender que, El mar peruano es el banco de proteínas más rico del planeta y si su ecosistema es manejado científica, responsable y sosteniblemente; ésta despensa natural, es capaz de resolver el problema alimentario – no solo de 14 millones de peruanos, que padecen hoy de hambre y desnutrición crónica sino también la de decenas de millones de seres humanos de otras latitudes, azotadas por el flagelo del hambre.
Este proceso simbiótico en la ingesta proteica de seres humanos puede traer consigo inmensos resultados debido al factor no identificado de crecimiento y el Omega 3 abundante en los pequeños peces pelágicos y de manera especial en la anchoveta, tal como ha sido comprobado por la ciencia y los procesos tecnológicos imperantes en el mundo globalizado de hoy.
Hoy en día no hay lugar para excusas, ni barreras sicológicas que impidan que los recursos naturales provenientes del mar sirvan para alimentar a los más pobres, a los que nada tienen. Los recursos pesqueros, provenientes del mar y de la acuicultura, hoy no solo sirven de alimentos nutritivos y en las más variadas presentaciones, sino que generan empleo y riqueza, por ejem. El concentrado proteínico de pescado, puede usarse de muchas maneras: en panes, tortas, galletas, salsas, cereales, dulces, sopas, comidas para bebes, bebidas, es nutritivo y saludable; 2 onzas de FPC, contienen tanta proteína, como 12 onzas de carne. Por tanto, el principal argumento es y deberá ser que, el pescado sirva para alimentar a la gente, en vez de animales, lo que significa que las bestias están siendo alimentadas a expensas de la gente y particularmente en beneficio de unos cuantos.
Concluyentemente urgimos de un proceso de reingeniería política y económica y social, que haga inviable el inminente estallido, el saqueo y la violencia que genera el hambre y la pobreza de 14 millones de compatriotas. Entendamos que gobernar es alimentar y luego educar. Entendamos que la riqueza prodigiosa de nuestro mar y la industria pesquera, es capaz de responder inmediatamente a la solución de los grandes problemas nacionales de alimentación y empleo a través de los mercados sociales. Entendamos que los 16.5 millones de peruanos, que eligieron en los últimos procesos electorales de abril, junio y noviembre a las nuevas autoridades del país (nacionales, regionales y locales), 15 millones, no pertenecen a ningún partido político, pertenecen a una sociedad civil, desilusionada e incrédula de las actuales organizaciones que bien o mal, nos representaran, durante los cinco años venideros, con un negro o tal vez sombrío horizonte.
Líneas bases para el desarrollo de la una estrategia de seguridad alimentaria
Acciones genéricas
El libre mercado o el Estado, por sí solos, no han garantizado, ni garantizarán la seguridad alimentaria de los peruanos, requerimos para ello diseñar una estrategia estructurada y coherente de seguridad alimentaria, en base a la elaboración de políticas nacionales, regionales y locales, coordinadas adecuadamente y destinadas a resolver, con criterios de prioridad, los principales factores que afectan el acceso, la disponibilidad y el uso de los alimentos, en especial del 54% de peruanos que viven debajo de la línea de pobreza, con énfasis en el 25% de niñas y niños, que padecen de hambre oculta y desnutrición y que se eleva al 32 % en los menores de 2 años, que permita acabar con la muerte de 32 mil niños menores de 1 año que mueren anualmente por causas directas o indirectas del hambre que puede evitarse, si usamos la imaginación y creatividad de los ingentes dineros de los programas sociales, logrando que la anchoveta, rica en nutrientes y omega 3, llegue a los pobres y nos permita derrotar al flagelo asesino del hambre y mejorar los coeficientes intelectuales de nuestra niñez, hoy en día, últimos en certámenes escolares, según UNESCO. Finalmente con una porción de los recursos de PRONAA, FONCODES, VASO DE LECHE, podríamos mejorar y modernizar la pesca artesanal, y hacer de la riqueza de nuestro mar, la despensa alimentaria, de los que menos tienen, de los pobres del Perú.
Acciones específicas:
Disponer mediante ley expresa, la reinstalación del ministerio de la Pesca y la Alimentación.
Disponer la dación de una nueva ley de pesca y acuicultura, que propicie el ordenamiento de las pesquerías y los incentivos para la acuicultura, de manera especial la de zonas alto andina.
Establecer en base a una ley específica, que: “La promoción de la seguridad alimentaria”, como política de Estado del Acuerdo Nacional (15º), sea incorporada en los planes nacionales, regionales y locales de desarrollo, y para lo cual se crearán los Consejos: nacional, regional y local para la seguridad alimentaria; estableciéndose la coherencia necesaria entre las políticas macroeconómicas, de corto, mediano y largo plazo, las políticas sociales y el rol del Estado como facilitador de la acción civil.
Poner en marcha el programa “Omega 3, para niños sanos e inteligentes del milenio”.
Disponer la concesión de “20 estaciones pesqueras y centros piscícolas del Estado”, con el fin de reactivar la capacidad productiva ociosa e incrementar la producción de alevinos de especies hidrobiológicas tales como trucha y pejerrey en la Sierra, paco y gamitana y el paiche en la Selva, para el abastecimiento de las piscigranjas particulares y comunales.
Establecer en la nueva ley de pesca y acuicultura, una política de incentivos y exoneraciones a la importación de maquinaria, equipos, semillas genéticas, vacunas y otros para uso exclusivo de las actividades acuícola.
Propiciar la suscripción de alianzas estratégicas, con las empresas mineras e hidroenergéticas y en base a la responsabilidad social de mitigación de impactos ambientales benignos, generados por la concesión gubernativa para el uso o disfrute del dominio público, financiar la ejecución de programas intensivos de poblamientos y/ o repoblamientos de especies nativas u otras que hayan sido científicamente adaptadas y controladas en ecosistemas acuáticos continentales.
Reactivación de los desembarcaderos pesquero artesanales, mejorando y ampliando su infraestructura y dotándolos de cámaras de conservación y fábricas de hielo, convirtiéndolos en “centros de producción pesquera”.
Disponer la creación de un fondo de “Promoción para la modernización de la actividad pesquera artesanal”, denominado PROMAPA-PERU, que se constituiría, con fondos de la cooperación internacional y el 50% de los ingresos, por infracciones pesqueras.
Convertir a la pesca artesanal y a la acuicultura, a través de la creación de puestos de primera venta, en el soporte de la equidad comercial, su modernización y de la seguridad alimentaria.
Crear a través de los gobiernos regionales y locales y en alianza estratégica con el sector privado, los comerciantes de especies hidrobiológicos, “la red de terminales regionales de pescado y las pescaderías populares”, higiénicamente acondicionadas, con cámaras de conservación y producción de hielo, en los locales de propiedad municipal, debiendo convenirse previamente, la transferencia de la propiedad a los operadores pesqueros.
El desarrollo de una cultura acuícola, definirá el gran eje estratégico para asegurar nuestro futuro alimentario y económico, el IMARPE y el nuevo ministerio de la Pesca y la Alimentación, facilitarán la ciencia y la tecnología y el marco normativo apropiado, acerca de la reproducción y abastecimientos de semillas de calidad, la mejora genética, alimentación y nutrición, prevención y control de enfermedades, metodologías productivas etc., en coordinación con los responsables de los espacios regionales, se elaboran las cartas catastrales marítimas y continentales, se determinaran las ventajas ambientales, los reglamentos e incentivos simplificados para la inversión privada descentralizada.
Conclusiones
¿Por qué es urgente e impostergable una nueva ley de pesca y acuicultura, el ordenamiento pesquero, la pesca sostenible, la investigación científica, biotecnológica y prospectiva, en la administración de las pesquerías en el Perú?
Primero.-
Porque a lo largo de tiempos inmemoriales, la riqueza del mar peruano, constituyó una inmensa y generosa despensa alimentaria, no solo de seres humanos, sino también de millones de aves y de otras especies, que cohabitaban en puntas, islas y lomas del litoral configurando un paisaje o ecosistema de ensueño y esperanza, siendo el ordenamiento costero y las áreas marítimas protegidas un horizonte social y económico de gran potencial para el desarrollo sustentable del turismo paisajístico y de avistamiento de aves. Además porque las aves del litoral, con su excremento – guano de islas – se sustentó durante muchos años la economía de la república, provocando inclusive la infausta guerra del Pacífico en 1879.
Segundo.-
Porque 65 años de proceso industrial de la pesca en el Perú, iniciado en 1939, con el hígado y la conserva de bonito, para mejorar las condiciones alimentarias de las tropas de EEUU, durante la II Guerra Mundial y luego el boom de la harina de pescado de anchoveta a partir de 1960; que en el lapso de 41 años ha logrado extraer del mar peruano 300 millones de TM de anchoveta, sardina y jurel en menor escala; nos han demostrado el fracaso de un modelo exportador de materias primas, como la harina de pescado empleada para alimentar animales o bestias en vez de seres humanos.
Tercero.-
¿Qué sentido tiene, para los peruanos que padecen hambre, mantener un ministerio de la Producción, que sólo ha servido para legalizar irracionalmente la extracción de dos especies, la anchoveta y la sardina, en un rito salvaje de “huaqueros de mar”? En tanto la alimentación de este pueblo, siempre fue un rotundo fracaso.
Cuarto.-
Solo la investigación científica, biotecnológica y prospectiva, que facilite el ordenamiento de cada una de las pesquerías, la pesca sostenible y responsable, la gestión estratégica del medio ambiente, serán capaces de impulsar un modelo de desarrollo pesquero, digno del primer país pesquero del planeta, que busque de reconversión industrial de las pesquerías, el aprovechamiento de las especies sub explotadas, las actividades en alta mar; que tenga como soporte la alimentación humana y el mayor valor agregado para obtener mas divisas, a través de industrias alimentarias para el consumo humano directo, la acuicultura, las conservas de anchoveta y de otras especies, de pescado fresco en apoyo al pescador artesanal y a través del gasto social productivo de los mercados sociales. Que es posible, en alianza estratégica con la FAO, procurar proteínas provenientes del mar, en múltiples formas para alimentar a millones de seres humanos del planeta, que padecen y mueren de hambre.
Por último y aunque suene redundante, ¿qué sentido tiene seguir exportando materia prima para alimento de bestias o animales, depredando hasta el colapso como Atila, la anchoveta, la sardina y el jurel, las aves guaneras, contaminando el mar, hasta destruir el paisaje en su totalidad? Cuando el nuevo papel del Estado y los agentes económicos en transparente alianza estratégica, debería estar encaminada a la búsqueda de mayor valor agregado, articular nuestro mercado interno y regional y, sobre todo, procurar proteínas baratas a un 54% de peruanos, azotados por el hambre, la pobreza y el desempleo.
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