(Por: Yenise Tinoco)
Decir pobreza extrema es sinónimo de comunidades indígenas: falta agua potable, drenaje y alcantarillado; carecen de viviendas con pisos firme y luz eléctrica; no hay servicios básicos de salud y educación. Sin embargo, el gobierno federal justifica esa marginación por la “difícil orografía” en la que se ubican los municipios y el elevado costo que representa llevarles los servicios.
Desde su lujosa oficina ubicada en el séptimo piso de un edifico con vista a Paseo de la Reforma, en pleno centro de la capital del país, el subsecretario de Desarrollo Social, Gustavo Merino Juárez, dice combatir la pobreza extrema que padece “más de un millón de mexicanos”, aunque las cifras oficiales describen a 30 millones en pobreza extrema.
Una sala de piel negra, escritorio de madera lustrosa, pisos con olor de alfombras nuevas, aparatos electrónicos, computadora, cuadros con pinturas caras y elegantes adornos son el escenario desde donde Merino Juárez habla de lo “costoso” que resulta llevar a las comunidades más miserables del país los servicios vitales como agua potable y drenaje, pues “sus características orográficas lo impiden”.
“Los 100 municipios más pobres del país están en terreno montañoso. El problema son las distancias entre uno y otro. La posibilidad de llevar servicios es reducida porque es excesivamente caro, complicado de llegar; atiendes a núcleos poblacionales muy pequeños, eso es uno de los principales factores que ha afectado el nivel de desarrollo”, dice el funcionario.
La dispersión y demografía que presentan estas localidades es otro factor en su contra. De los 100 municipios con mayor marginación en el país, suman 2 mil 300 comunidades con menos de 50 habitantes, ante lo cual el gobierno evade su responsabilidad de brindarles servicios básicos bajo el argumento de que los costos de inversión son muy altos para el poco número de personas que se beneficiarían.
La subsecretaria de Innovación y Calidad de la Secretaría de Salud, Maki Esther Ortiz Domínguez, señala que la desnutrición, diarrea, deshidratación, neumonía, diabetes e hipertensión, enfermedades que en su mayoría son curables, siguen siendo las principales causas de muerte en las comunidades que viven en extrema pobreza.
Municipios marginados
Por cuestiones administrativas, dos municipios oaxaqueños quedaron fuera de la estrategia antipobreza Cien por cien. San Martín Peras y San Bartolomé Ayautla no se verán beneficiados con las 100 acciones que pretende desarrollar el gobierno de Felipe Calderón en los 100 municipios más pobres del país.
Acciones de salud, educación, vivienda, pisos firmes, agua potable, drenaje, electrificación, apoyo a proyectos productivos e incluso líneas telefónicas, son algunas de las gestiones que Felipe Calderón prometió llevar a cabo en los municipios a través de 14 secretarías de Estado.
El listado de los municipios más pobres fue tomado del estudio que diera a conocer la ONU sobre el Índice de Desarrollo Humano en México, en donde se afirma que el municipio de San Martín Peras en el número 14 de marginación y San Bartolomé Ayautla se encuentra en el número 46, aunque las diferencias entre ambos son mínimas.
En la lista de municipios pobres de la Secretaría de Desarrollo Social no están los dos municipios oaxaqueños que la ONU clasificada como extrema pobreza. La explicación que tienen las autoridades federales de esa omisión, es que ambos municipios quedaron fuera de la relación debido a que “les faltó el dato estadístico del ingreso familiar”.
El subsecretario Merino Juárez afirma que “no quedó ningún municipio fuera que esté en la lista de la ONU”, y justifica que es por una cuestión de metodología que no pueden entrar todos los municipios que se quisiera.
El diputado perredista Carlos Altamirano Toledo, oriundo de Oaxaca, califica de golpe mediático la estrategia que dio a conocer Calderón en enero pasado, y sostiene que el presidente está utilizando como mera publicidad el proyecto del “Cien por cien”, ya que simplemente armó un paquete con lo que ya trabajan varias secretarías.
Miguel Ángel Peña Sánchez, secretario de la Comisión de Desarrollo Social de la Cámara de Diputados, manifiesta que la estrategia “Cien por cien” no deja de ser un programa inmediatista y asistencialista. “No hay alguna estrategia para que la gente pueda desarrollar un proyecto que le permita no depender de esos programas siempre, sino de utilizar los recursos naturales de su entorno, su capacidad, su fuerza de trabajo para generar los recursos en base a su esfuerzo”.
Pablo Leopoldo Arreola Ortega, diputado del Partido del Trabajo, y también secretario de la Comisión de Desarrollo Social, menciona que este programa es nada más una buena intención. Agrega que la estrategia no va a tener los resultados esperados, ya que no se plantean acciones contundentes a mediano y largo plazos para resolver el problema de la pobreza.
Pobreza: causa y efecto de enfermedades
La subsecretaria Ortiz Domínguez sostiene que a pesar de esta situación de enfermedades curables que se han convertido en índices de mortandad, “no es sustentable el tener un centro de salud para comunidades de 200 o 300 personas”.
En varias localidades que existen una casa o un centro de salud, el abandono en el que se encuentran es notable. En algunos casos, sólo se encuentra la infraestructura abandonada, sin médico ni medicinas. En otros, no tienen los médicos lo necesario para hacer frente a las enfermedades que padecen los pobladores del lugar.
A decir de Ortiz Domínguez, la pobreza puede convertirse en causa y efecto en el tema de la salud, y es que las condiciones de precariedad en las que sobreviven miles de mexicanos provoca un sin número de enfermedades tanto contagiosas como crónico degenerativas.
Al momento de que ya padecen una enfermedad las personas que viven en pobreza extrema, éstas terminan vendiendo lo poco que tienen para pagar los gastos de atención médica, lo que se le conoce como gasto catastrófico, dice la funcionaria de Salud.
Pero agrega que gracias al Seguro Popular se ha podido atender a un número mayor de personas que padecen pobreza en el país y que no cuentan con los medios económicos para pagar los servicios de un médico o las medicinas.
Para poder acceder a los servicios de salud, los pobladores de las regiones más apartadas de la cabecera municipal tienen que viajar durante horas por caminos agrestes para que sean atendidos por algún especialista, ya que en muchas comunidades no existe un centro o una casa de salud, y el viaje resulta costoso para los familiares del enfermo (Contralinea 75), y este gasto no lo cubre el Seguro Popular.
Un paliativo las caravanas de Salud
En enero pasado se dio el banderazo de salida a las caravanas de salud, las cuales tienen como fin el visitar a los 100 municipios más pobres del país y sus 5 mil 500 comunidades. Con un presupuesto de 500 millones de pesos para el 2007, se pretenden rehabilitar 2 mil unidades que se encuentran en los estados y comprar 368 autotransportes nuevos.
No obstante, el gobierno federal no aclaró que la dignificación de estas 2 mil unidades y la adquisición de otras 368, se realizará a lo largo del sexenio calderonista. En tanto, la unidades en funcionamiento serán “las más que se puedan y las que el presupuesto permita equipar”.
La subsecretaria culpa a las condiciones orográficas y geográficas difíciles que imperan en México, de que los servicios básicos de salud no lleguen a las localidades más apartadas.
Y agrega que esas caravanas no podrán llegar al 100 por ciento de las comunidades debido a las condiciones de inaccesibilidad en las que se encuentran muchas de ellas. Así que los pobladores tienen que bajar hasta donde llegue el trailer para recibir los servicios básicos de salud.
Ortiz Domínguez comenta que las caravanas acudirán a los municipios y comunidades dos veces al mes para atender las necesidades de salud de sus habitantes, revisarlos y darles el medicamento correspondiente o, en su caso, “entregarles un vale para que lo cambien en la farmacia más cercana”.
Los funcionarios públicos que idearon la estrategia para solucionar el problema que vive México de desbasto de medicinas en los servicios públicos de salud, dejaron en el olvido la realidad que viven miles de mexicanos. Hay municipios que no cuentan con una sola farmacia, y para llegar a la “farmacia más cercana” les significa un viaje de hasta 9 horas.
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