“Dejar de lado la búsqueda de consensos y buscar beneficios con la economía más rica del mundo”, fue la propuesta del Comexi para los primeros 100 días del gobierno calderonista, dentro de la cual Cuba, Venezuela y Bolivia están considerados como “focos rojos”
“El nuevo gobierno no debe crear expectativas de una relación dramáticamente diferente de la que ha existido a lo largo de los últimos años. Más que innovar y revolucionar, creemos que la tarea principal debe ser construir sobre lo ya edificado”, señala el capítulo “México y sus relaciones Bilaterales” del “Memorándum para el Presidente-Electo de México. La política exterior en los primeros 100 días de Administración”, del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi),
Advierte que “hay que dejar de lado la búsqueda de consensos y avanzar con pragmatismo hacia una mayor integración silenciosa que le permita a México beneficiarse de la vecindad con el mercado más rico del mundo”.
En noviembre de 2006, el Comexi, entonces presidido por Andrés Rozenthal -medio hermano de Jorge Castañeda Gutman-, emitió el memorándum que en 19 páginas delinea y propone la diplomacia que Felipe Calderón debe emprender desde el 1 de diciembre al 10 de marzo de 2007 para dinamizar la diplomacia mexicana.
La primera página es directa: son las “Propuestas concretas para los primeros cien días de gobierno en temas que consideramos urgentes y prioritarios en el ámbito de la política exterior del país”, que preparó “un grupo de Asociados de Comexi”, cuyos integrantes no son citados.
De los siete aspectos prioritarios que “merecen atención inmediata en la coyuntura del cambio de gobierno” y susceptibles de acciones a relativo corto plazo, es notorio el tratamiento que se propone con América del Norte, América Latina, Europa, Asia y África.
El Memorándum -presuntamente emitido en noviembre pero que ya justipreciaba la reunión que sostendría Calderón con el mandatario estadounidense y que apenas se anunció el 22 de octubre anterior- advirtió al presidente electo que debía “llegar a la reunión con el Presidente Bush en noviembre con propuestas concretas”.
Entre otros, le sugería “privilegiar los cuatro temas que más interesan a las opiniones públicas de los dos países: seguridad, violencia, migración y competitividad. El nuevo gobierno de México debe pronunciarse claramente sobre cada uno de ellos desde los primeros días de su gestión, sin dejar lugar a ambigüedades en materia de su compromiso de luchar frontal y conjuntamente con el vecino para abordarlos”.
Enseguida, aconseja a Calderón “aprovechar los dos años que aún le quedan a George Bush en la Casa Blanca para poner nuestra propia casa en orden, es decir fortalecer lo interno –lograr reformas económicas de segunda generación, avanzar en la lucha contra el narcotráfico, retomar el control de regiones clave, especialmente en la frontera– y mejorar el aparato institucional migratorio con el fin de estar listos para cuando se abran nuevas ventanas de oportunidad con el vecino.
En este caso, para cambiar “el ambiente de la relación, hay que enfatizar otros temas de interés común, como los económicos y comerciales”, si bien subraya el Memorándum, que eso no debía conducir a una “insistencia pública de profundizar la integración en América del Norte. Ni en el conflicto interno mexicano, ni en el estadounidense, el tema de la integración es ampliamente aceptado.
Para cumplir con ese propósito, el Memorándum puntualizó: “La seguridad debe entenderse como un prerrequisito para establecer una relación armoniosa con el vecino del norte, en la que prive la cooperación y se respeten las diferencias.
Debe entenderse que no se coopera en materia de seguridad por hacerle un favor al vecino, sino que está en el interés nacional que América del Norte sea segura. Si el proceso ASPAN (Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte) no toma ímpetu, como parece ser el caso, habrá que reforzar los entendimientos bilaterales.
La ASPAN fue firmada por los ejecutivos de México, Estados Unidos y Canadá en el 2005, sin la aprobación previa del Senado de la República. Sus efectos no han sido examinados suficientemente por ese órgano legislativo, tutor de la política exterior mexicana.
La quinta gran propuesta de política exterior para el entonces presidente electo en las relaciones México -Estados Unidos, apuntó: “La única manera de hacerle frente a las críticas estadounidenses que señalan que nuestra frontera norte está en manos del crimen organizado y que no es posible cooperar con nuestras autoridades porque están coludidas con el crimen, es recuperar el control de nuestro territorio fronterizo”.
Comexi enfatizó que la prioridad para el nuevo gobierno es no sólo hacer frente al narcotráfico, sino también a las organizaciones de traficantes de personas, por lo que se debe articular un mensaje diplomático para que las autoridades estadounidenses reconozcan sus fallas “que incentivan el desorden fronterizo, como la demanda de drogas y el contrabando de armas”.
En ese contexto de recomendaciones tiene una nueva lectura la decisión del nuevo Ejecutivo, cuando anunció el 13 de diciembre en Huehuetoca, Estado de México, que 10 mil elementos del Ejército y la Armada de México se unían a la Policía Federal Preventiva en la prioridad de su gobierno de “poner un freno a la delincuencia y devolver la tranquilidad a la ciudadanía” del cual el Operativo Conjunto Michoacán, puesto en marcha un día antes, era un ejemplo.
En su capítulo “Las relaciones con América Latina y el Caribe”. el Memorándum al presidente electo reconoce el activismo de Brasil que contrasta con la pasiva diplomacia en la región. Sugirió mantener una visión eminentemente pragmática, más allá de ideologías en la política exterior e instó a Calderón a “desplegar una estrategia diplomática audaz” para “mejorar nuestra posición en la región, recuperar la credibilidad e identidad como país latinoamericano y establecer alianzas flexibles con los gobiernos con los que se tengan coincidencias”.
Con respecto a Centroamérica, el Memorándum recomienda a Calderón mantener un alto perfil en la región. Aconseja fortalecer el Plan Puebla-Panamá para integrar “más a la región mesoamericana”, por lo que sugiere “insistir con Venezuela en la cooperación energética a través del Pacto de San José” y revivir el Instituto para la Cooperación con Centroamérica, para canalizar programas de apoyo a naciones que se consideren prioritarias.
Focos rojos
Siguiendo al pie de la letra las recomendaciones del Comexi, Calderón viajó el 16 de enero a El Salvador en “gira de trabajo”, tras asistir a la toma de posesión de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua.
Al final de ese capítulo se citan los considerados “Focos Rojos” que integran Cuba, Bolivia y Venezuela. En el caso de la Isla, el examen del Comexi cita la importancia estratégica de Cuba por su “fuerte influencia diplomática dentro y fuera de la región”. Y al tiempo en que el Memorándum aconseja “encontrar fórmulas que logren normalizar la relación por medio de la descontaminación ideológica”, subraya que la transición en ese país “es un tema de la incumbencia exclusiva del pueblo cubano y así deberá manifestarlo nuestro gobierno, pero al mismo tiempo debemos prepararnos para participar en su economía cuando las condiciones lo permitan”.
En cuanto a Bolivia, el documento sugiere “activar una política específica en materia energética, por medio de un programa de cooperación en el que México ofrezca un espacio de independencia respecto a los socios sudamericanos de Bolivia. Por su cercanía con Cuba y Venezuela, las iniciativas deberán conducirse con especial prudencia diplomática”.
Y con respecto a Venezuela, se recomendó a Calderón que prevalezca la visión pragmática de la política exterior sobre la ideológica. El documento anticipó que el mandatario venezolano sería reelecto “y su mandato coincidirá con el sexenio presidencial (panista). Con el diálogo abierto, México podrá confiar en que su política hacia la región no se verá neutralizada por acciones del gobierno venezolano”.
El diálogo, consideraban los autores de la recomendación, dará además oportunidad de proteger las cuantiosas inversiones y los intereses de las empresas mexicanas en ese país.
En materia petrolera, “se buscará acercar nuevamente a los dos países para el intercambio de experiencias y tecnologías de interés mutuo”. Nunca se describen qué instrumentos empleará el gobierno mexicano para alcanzar ese objetivo.
Con respecto a la relación entre Europa y México, el Memorándum propone “retomar el espíritu original” del acuerdo mutuo –único entre un país latinoamericano y ese continente– para dotarla de un “auténtico diálogo político del más alto nivel”, similar al que la Unión Europea sostiene con Japón y la India. Para ello, aconseja sostener una cumbre anual de jefes de estado y dos reuniones anuales de cancilleres.
De la región Asia-Pacífico, el Comexi destaca su “dramática evolución geopolítica y económica”, por lo que aconsejó a Calderón que se consolide como un ámbito prioritario de acción de la política exterior.
Se sugirió “transmitir señales claras de voluntad política para intensificar procesos de acercamiento y cooperación con centros emergentes de poder mundial como China y la India” y programar en el 2007, visitas presidenciales a China, India, Japón y la República de Corea –desde 1985 ningún presidente mexicano ha visitado ese país–. El Consejo invitó a los gobiernos estatales, legisladores, empresarios y académicos a diseñar estrategias conjuntas para apoyar el acceso de productos mexicanos a esa región.
Es notorio en este capítulo asiático que el Memorandum sugiriera adecuar la política migratoria de México para “agilizar y simplificar procedimientos, eliminar tratos discriminatorios y facilitar los flujos turísticos y empresariales”.
En África, continente con 54 naciones, México sólo mantiene cinco embajadas residentes (Argelia, Egipto, Marruecos, Kenya y Sudáfrica). En contraste, advierten los asesores internacionales del entonces presidente electo, Cuba tiene 30 y “el mayor contingente de médicos y trabajadores cooperantes de África. Tiene la mayor presencia hispano parlante desde hace 20 años y la mejor coordinación política en el ámbito multilateral de Naciones Unidas”.
Además, se sostiene que la presencia de México en África está marcada por “el abandono y la apertura y cierre de representaciones sin razones coherentes” y sugiere privilegiar el ámbito político bilateral y multilateral y, en nivel pragmático, lo económico. Para ello, considera clave, “establecer redes con todos los actores de las sociedades africanas”, además de reabrir las legaciones en Etiopía y Nigeria y más adelante, en Angola, Etiopía y Nigeria –décimo productor mundial de petróleo–.
¿Quién es quién en Comexi?
“La razón por la que no damos este tipo de entrevistas a nivel personal es porque –si usted se fija en el documento–, nosotros lo hacemos sin nombres, porque lo que escribimos no representa la opinión de la institución en su conjunto. Puede ser que algunos no estén de acuerdo con algunas cuestiones que se enlistan en el documento y por ello se presentan simplemente como recomendaciones del grupo de asociados, no de la institución”, explica Aurora Adame, directora general del COMEXI, con respecto a la renuencia a abundar en las motivaciones y orígenes de las recomendaciones para política exterior que emitió al Presidente electo en noviembre del 2007.
–¿El presidente acató las recomendaciones del Memorándum?
–Sí, sentimos que ha habido una buena recepción a nuestras propuestas. Creemos que el comercio es una herramienta para que se apoyen los tomadores de decisiones y fue algo que hicimos en este documento. Felipe Calderón en las visitas al extranjero que ha tenido, antes y posterior de su toma de posesión, ha ido más o menos en las líneas que propusimos. Creemos que la importancia que le ha dado a América Central y a América Latina es muy buena para el restablecimiento de relaciones en su conjunto. Algunos le aplaudimos el hecho, otros dirían “mejor que se vaya a Asia”.
–¿Comexi es un think tank?
–Exactamente, eso es lo que somos, somos los únicos en México en abrir un foro de análisis y debate sobre los temas internacionales, lo que afecta a los mexicanos y la influencia que podemos tener en el mundo.
Poco conocido fuera del ámbito de las relaciones exteriores, a pesar de sus 5 años de vida, el trabajo de Comexi ha trascendido por asesorías y su bianual encuesta sobre México y el Mundo, la más reciente del 2006, en colaboración con el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE). Se sostiene de los aportes anuales que recibe de sus 16 Asociados Corporativos. Son “los que realmente nos dan el sustento económico”, explica Adame.
–¿No plantea un problema en cuanto a la independencia de la investigación?
–No, porque no tienen derecho a voto.
–Entonces ¿qué beneficios reciben los asociados corporativos?
–Pues muchos: les hacemos reuniones o eventos “a la medida”, como el que próximamente haremos a Exxon Mobil. La relación es de mutuo beneficio, pues si necesitan un experto en algún tema para tomar una decisión rápida como empresa, COMEXI tiene especialistas en todas las ramas.
El Comexi se vincula con consejos especializados en temas internacionales en Estados Unidos y otros más en el hemisferio, en Europa y, el más reciente, el India Council de Foreign Affairs.
Opera como un tradicional think tank en el que conviven notables diplomáticos, ex funcionarios y financieros en su directorio, encabezado hasta mediados de enero del 2007 por Andrés Rozenthal, ex subsecretario de Relaciones Exteriores y ex embajador en Gran Bretaña, enviado especial del gobierno de Fox a Colombia para reunirse con Manuel “Tirofijo” Marulanda, dirigente de las FARC. De su cuñado Andrés Holtzern –propietario del Edificio Omega y promotor de la Fundación Carlos A. Madrazo–, la periodista Manú Dornbierer, señaló que “estuvo involucrado en el caso Irán-Contras” en su artículo “Gringos en el PRIAN”. De acuerdo con el artículo “El Tribunal Electoral enfrenta la más dura prueba de su corta historia” (10 julio 2006), de D. Luhnow, J. Lyons y J. Córdoba, publicado en el Dow Jones Newswires, sobre la batalla electoral del 2 de julio, Rozenthal comentó al respecto: “Para que anulen la elección a nivel nacional, tendría que haber un problema muy evidente en las campañas, lo que lo mexicanos no creen que exista”.
Integración del Comexi
Fernando Solana preside desde comienzos de enero del 2007 al Comexi, de cuya junta directiva era vicepresidente. Fue canciller mexicano (1988-93), titular de las secretarías de Comercio (1976-77) y de Educación (1977-82).
Miguel Jáuregui, actual vicepresidente de Comexi, es socio fundador y presidente del consejo directivo del bufete de abogados Jáuregui, Navarrete y Nader.
Jorge Montaño, vicepresidente de Comexi, presidente y fundador de Asesoría y Análisis, S.A. Como diplomático ha sido embajador de México en los Estados Unidos; representante de México ante las Naciones Unidas; y director en jefe de Asuntos Multilaterales de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Jaime Zabludovsky es vicepresidente de Comexi y vicepresidente de Soluciones Estratégicas, S.C., además, asesor principal del gobierno de El Salvador en la negociación del Cafta. Es Analista de negociación del ALCA dentro de la Iniciativa Especial de Comercio e Integración del Banco Interamericano de Desarrollo.
Timothy Herman, tesorero de Comexi y presidente de Heyman y Asociados, S.C., administradores y asesores de inversiones institucionales. Fue Presidente de ING Baring Grupo Financiero (México), S.A. de C.V. y Baring, S.A. de C.V., primera casa de bolsa extranjera en México, Consejero de la Bolsa Mexicana de Valores.
Aurora Adame, directora general de Comexi. En la cancillería ocupó varios cargos en temas económicos y de América del Norte y colaboró en el Consulado de México en París y promovió la apertura del primer Instituto Cultural de México en Kyoto, Japón.
Rossana Fuentes-Berain. Consejera de Comexi. Directora de opinión en “El Universal”; directora editorial de Foreign Affairs en español y catedrática del ITAM.
Luis de la Calle, consejero de Comexi y director general de De la Calle, Madrazo, Mancera. Ha sido director ejecutivo de la Comisión Intersecretarial contra la Piratería, Ministro para Asuntos Comerciales y director de oficina de Secofi-TLCAN en la Embajada de México en Washington..
Gabriel Guerra, consejero de Comexi, fundador y presidente de Guerra Castellanos y Asociados, Presidente de la filial en México de Ray & Berndtson. Fue Agregado Cultural de la Embajada de México en la ex-Unión Soviética; Cónsul General de México en Toronto y Consejero de Prensa de la Embajada de México en Alemania.
Carlos Heredia, consejero de Comexi, asesor del gobernador de Michoacán y Coordinador de Programas de Desarrollo Social en la ONG Equipo PUEBLO. Columnista de "Milenio” y comentarista de Televisa del Golfo. Miembro del Consejo Directivo de la Fundación para la Democracia–Alternativa y Debate, A.C.
Olga Pellicer, consejera de Comexi, profesora-investigadora del ITAM. Ha sido profesora-investigadora en El Colegio de México y directora del Instituto Matías Romero de Estudios Diplomáticos de la SRE.
Cecilia Soto, consejera de Comexi, se desempeñó como embajadora de México en Brasil. Ex candidata a la Presidencia de la República por el Partido del Trabajo en 1993.
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