Fútbol y pasión, imposible de sustituir estas dos palabras, de ponerlas huérfanas. Pasión humana, profunda, lejos de manipulaciones mediáticas. Hinchas en “estado puro”, de esos que quieren ir a ver el partido. ¿Quedan? ¿Buscan estadios vacíos y ojos, millones de ojos, con cuerpos y mentes pasivas, viendo rodar la redonda por TV, siempre y cuando tengan el poder adquisitivo para tenar cable y codificado?
Los otros, otros millones. Recomponiendo y componiendo, la marcha de su equipo en relatos radiales, diarios del lunes o amigos, vecinos y familiares que, con coraje y miedos impuestos, fueron al partido.
Nos ponen, ellos, los de siempre- los que tienen el poder real-, clasificaciones: “barras bravas”, motochorros”, “piqueteros”, “no trabaja el que no quiere”. Nos sellan en la frente con generalizaciones.
Para los loros parlanchines de los medios las mafias no existen. Están en las películas. No se meten con las barras bravas de la Bolsa de Comercio, no molestan a los asesinos-chorros del mundo, los que invaden países con el silencio cómplice de la “prensa independiente”; tampoco lo hacen con los “piqueteros” de la economía, que hacen que el 75% de la humanidad viva por debajo de las condiciones dignas, justamente para vivir.
Eso, eso buscan: plantar mentiras, estadios sin gente, calles nocturnas vacías, casas enrejadas, vecinos que se sospechan, hinchadas-dirigentes que buscan enemigos en el adversario.
No les demos la derecha. No les regalemos el aire, las veredas, la libertad, la solidaridad, el GOL.
Volvamos, volvamos. Abuelos, abuelas, padres, amigos, hijos, canchas, chori, los trapos, el color. Eso el color: la identificación.
Las hinchadas amigas y las otras. Los códigos, la previa. El morfi en el vestuario casero.
Volvamos, volvamos a las Tristezas-alegrías, al ritmo de corazones acelerados.
Volvamos y unificamos nuestro sentir en una asamblea gigante con la palabra más bella del fútbol y que unifica la lingüistica del mundo: el Gol. Con la única excepción: los franceses.
Hagamos goles, los nuestros
Gol a los hipócritas del poder.
Gol a los que lucran con pibes de 10 años.
Gol a la compra y venta de carne humana con pinta de crack de fútbol.
Gol a los multimedios de las canchas vacías.
Gol, golazo al retorno del hincha a las canchas.
Sin ingenuidades, pero tampoco encerrados en el baño de casa.
# Nota publicada en el portal Buenos Aires Sos (http://www.buenosairessos.com)
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