Negociaciones informales sobre el futuro del Líbano se desarrollaron en la Riviera francesa y en Mónaco durante la segunda semana de agosto de 2007.
Al margen de estos contactos, una reunión secreta tuvo lugar en la residencia del príncipe Bandar ben Sultan, en Juan-les-Pins. El consejero nacional saudita para la seguridad nacional recibió allí al líder de la coalición 14 de Marzo, Saad Hariri, y a un misterioso invitado que no era otro que el primer ministro israelí Ehud Olmert. El embajador de Arabia Saudita en Beirut, Abdel Aziz Khoja, asistió como representante del rey Abdalla.
Aunque el ministerio francés de Relaciones Exteriores se niega a desmentir o confirmar la presencia de funcionarios franceses en representación del presidente [francés] Sarkozy, nuestras propias fuentes sí la confirman. Resulta por demás poco probable que el presidente de Francia no estuviese representado en el encuentro después de haber organizado la discreta estancia de Olmert en la Riviera.
Lo que sí resulta más difícil de aclarar con certeza es el tema exacto de esta reunión. Sin embargo, fuentes diplomáticas aseguran que Saad Hariri le pidió a Ehud Olmert que eliminara el obstáculo que el Hezbollah representa para él, a lo que el primer ministro israelí respondió que el ejército de Israel no puede hacerlo por sí solo. Luego de esta entrada en materia, los conspiradores parecen haber decido que es Saad Hariri quien tendría que encargarse de quitar del medio a Hassan Nasrallah y que después, cuando el Hezbollah esté decapitado, Tsahal se encargaría de aplastar a la Resistencia libanesa.
Al parecer, el embajador Abdel Aziz Khoja lanzó una advertencia a los demás participantes al subrayar que ese tipo de actuación sólo puede conducir a una explosión en el país del cedro. Sus reservas no fueron del agrado de los demás conspiradores. A su regreso a Beirut, el embajador dijo estar en peligro y salió súbitamente del Líbano [1].
En los medios dirigentes libaneses han surgido interrogantes sobre la política de Nicolas Sarkozy como nuevo presidente de Francia y sobre la duplicidad de las autoridades francesas que invitan un día a todas las partes a conversar en La Celle Saint-Cloud y, semanas después, participan en la planificación del asesinato del líder de la Resistencia libanesa.
[1] Ver nuestro boletín diario de seguimiento político sobre el Medio Oriente correspondiente al 27 de agosto de 2007. (texto en inglés)
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