Santa Elena se convirtió el pasado miércoles 17 de octubre en la provincia número 24 de la República del Ecuador. Con esta decisión, la derecha guayaquileña será golpeada en lo económico y político.
Rostros tristes, amargados y hasta un tanto demacrados, fueron los que mostraron en los medios de comunicación las autoridades de la Provincia del Guayas y la alcaldía de Guayaquil al enterarse que Santa Elena se convertía en una nueva provincia. “Yo respeto la decisión que ha tomado el Congreso pero creo que desmembrar la provincia del Guayas no es lo correcto”, fueron las palabras del Prefecto de la Provincia del Guayas, Nicolás Lapenti. Al respecto el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, indicó que “lo más correcto hubiese sido que formen parte de las autonomías y que no tomen tal resolución ya que la provincialización no significa progreso”. La Junta Cívica de Guayaquil, que en su mayoría la integran empresarios de esa ciudad, se limitó a pedir a los guayasenses que no visiten las playas de Santa Elena debido al maltrato que recibieron los colores de esta ciudad por parte de manifestantes de la ahora nueva provincia.
Con esta decisión que tomaron 57 diputados del Congreso Nacional, en su mayoría de centroizquierda e izquierda, la provincia 24 tendrá derecho, en lo político, a cuatro diputados, un gobernador, que es nombrado por el Gobierno Nacional, el Prefecto Provincial y sus 11 consejeros provinciales. A esto se suman varios cargos públicos como Corte Superior y fiscales, todos estos antes manejados políticamente desde la capital de la provincia del Guayas: Guayaquil. Con esta transformación provincial, la propuesta sobre las autonomías liderada por Jaime Nebot y Nicolás Lapenti, si bien no se desvanece, se debilita. Al haber perdido la fortaleza partidista a nivel nacional y con esto intentar dominar en lo político y económico a lo local, los socialcristianos están siendo sepultados. Más aún cuando no recibirán el apoyo debido a las declaraciones del titular de Guayaquil al indicar que esta ciudad no cumplirá lo dispuesto por la Asamblea Nacional Constituyente puesto que el principal gestor de la provincia 24 fue el Presidente de la República Rafael Correa.
En lo económico, Guayas también será golpeado. Así como los otros Consejos Provinciales, la nueva provincia recibirá el 15 % de asignaciones que entrega el gobierno central del Presupuesto General del Estado y de la Ley de Fondo de Desarrollo Provincial (Fondepro). Según investigaciones publicadas, Guayas dejará de recibir unos 5 millones de dólares como parte del 15% que recibe del Gobierno si se determina que la Provincia del Guayas recibió $ 58’388.986 en el año anterior y de esta cantidad $ 5’109.981 fueron invertidos en la península. En cambio, para la Comité de Provincialización la nueva administración necesitará cerca de 19 millones de dólares, de los cuales un promedio de 2 millones se recaudará por concepto de impuestos y el gobierno debería aportar con los restantes 16 millones. Cifras que deberán calcularse de acuerdo a los 238.889 habitantes que tiene la nueva provincia, que esta conformada por los cantones Santa Elena, La Libertad y Salinas en una extensión de 3762,8 km2.
Así como la asignación del gobierno pasará a ser administrada por la nueva provincia en lo local, también lo hará en las vías y en los proyectos de educación, con todos sus pasivos y activos, que antes pertenecían al Guayas. Otro potencial económico para la provincia será el turismo y la pesca ya que San Pedro, Santa Rosa y Chanduy son los importantes centros pesqueros de la zona, potenciales económicos que antes eran administrados desde la Provincia del Guayas. Si solo de turismo se trata cabe señalar que la Península de Santa Elena recibe en sus balnearios cerca de 80 mil turistas por temporada. Es decir, y a modo de ejemplo, que si cada turista invierte un solo dólar por temporada Santa Elena recibe 80 mil dólares, sin embargo, la inversión por turista se calcula, por temporada, de hasta 150 dólares. Cabe indicar que la mayoría de este dinero se llevan grandes empresarios guayaquileños que han invertido en hoteles, restaurantes, centros de diversión. Inversiones que han sido invertidos para el desarrollo económico de Guayaquil y no para la Península, que actualmente se encuentra entre los sectores más pobres del Ecuador.
Otro golpe a la derecha guayaquileña por parte del pueblo ecuatoriano.
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