El testimonio que se publica corresponde a un sociólogo chileno, Ricardo Jiménez, que denuncia la xenofobia manifestada contra migrantes peruanos, ciudadanos que pagan impuestos, contribuyen a la economía local y a la de su país de origen con el envío de cientos de millones de dólares a sus familiares en el terruño; y representa un hecho inocultable de racismo e intolerancia. ¿Creerá cierta gente que hace un favor a los migrantes? Aquí al Perú llegaron, luego del 11 de setiembre de 1973, decenas de miles de chilenos. No pocos hicieron familia y afincaron desde entonces. Y que se sepa se les dio albergue, trabajo, posibilidad de no morirse en vida y se los asimiló de algún modo.
Conviene preguntarse si, ahora que se han dado medidas para la regularización de los migrantes, en Chile se cree que los peruanos allí residentes son todos elementos de mal vivir. ¡En ningún país del mundo hay cerca de 80 mil personas dedicadas a tales quehaceres propios de rufianes de baja estofa! En cambio sí están produciendo y sufragando tributos, insertos en los ciclos económicos de servicios, industria y labores de mil y un naturalezas. ¡Así son las corrientes migratorias!, a veces de norte a sur, o de sur a norte como ocurrió cuando en el siglo XIX miles de chilenos avecindaron en Antofagasta y con los años simplemente, bajo pretextos y argumentos múltiples, se quedaron con ella! No sólo eso, luego la emprendieron contra el norte y enajenaron Tarapacá y Arica. Solo en 1929 y tras la ardua negociación del Tratado y Protocolo Complementario del 3 de junio de ese año y peleado palmo a palmo por Augusto B. Leguía, devolvieron Tacna.
Estamos ciertos que la idiotez aquella de “raza chilena” (es obvio que el uso abusivo del gentilicio desacredita a sus propios autores) o de la, por sectores fundamentalistas, alegada superioridad, no convence a nadie. Aquí en Perú, tierra ubérrima, plena en riqueza natural pesquera, ictiológica, minera, gasífera, demográfica, de pasado cultural exhibible, hay aproximadamente 5 mil millones de dólares invertidos por empresas chilenas. La lógica indica que no vendrían si no fuera porque encuentran razones poderosísimas para trabajar en Perú. No obstante a nadie se ata u obstaculiza si cree que debe irse a otra parte. Entonces, el razonamiento indica, a las claras, que los comportamientos subalternos, propios de matones, no ayudan a una complementariedad que debe ser la tónica indispensable entre pueblos vecinos.
Ni los parlamentarios, siempre en sus nubes gárrulas llenas de patotas de secretarias y pelotones de asesores; de ministros borrachos de celebrar un TLC que favorece a determinados y minúsculos cogollos exportadores; de vendepatrias en Cancillería cuyas embajadas y consulados son huecos negros gigantescos abiertos para toda clase de abusos contra los mismos peruanos; pareciera preocuparse del enorme contingente de hombres y mujeres compatricios que trabaja en Chile porque aquí, simple y llanamente ¡no tienen oportunidad!
Si ellos callan porque su cobardía congénita así les impele o su mediocridad no les da para más, es un asunto de esa casta en proceso de putrefacción acelerada. Quien siembra vientos, cosecha tempestades. A partir de la fecha y en servicio de esa noble, dinámica y avanzada multitud de peruanos que trabajan en Chile, lejos de la patria, pero teniéndola siempre presente, nos ponemos a disposición de sus esperanzas, de sus reclamos, de sus horizontes y, qué duda cabe, también de sus buenos deseos de contribuir limpia y honestamente a la buena convivencia en el país ajeno que merece el mejor comportamiento cívico en todas las circunstancias.
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Carta abierta al país
El país ha sido testigo de un nuevo atentado a la más mínima e imprescindible responsabilidad social y ética de un medio de comunicación masivo: el canal de televisión "Chilevisión", que ayer 29 de octubre a las 22 horas en su programa "Chile anónimo", se dedicó a esparcir sin tapujos el veneno de los prejuicios, los estereotipos y la xenofobia en contra de la comunidad inmigrante peruana, con la incontestable consecuencia de despertar en la población chilena las pasiones y discursos más egoístas y destructivas, los anti-valores y las actitudes irreflexivas de tipo chauvinistas y anti inmigratorias del todo peligrosas socialmente.
El nazi-fascismo europeo, los bestiales genocidios étnicos en la ex-Yugoslavia y la latencia de la deuda histórico-moral de los Estados–Nación de la región con nuestros pueblos originarios, emergida con fuerza en la actualidad, entre muchos otros ejemplos, muestran incontestablemente que la tentación de caer en estas actitudes y discursos para obtener dividendos inmediatos, trae inevitablemente aparejado el precio de rebajar la cultura y capacidad reflexiva de los ciudadanos, abonando el campo social para el surgimiento de toda clase de fenómenos insanos socialmente y, en este caso, obstaculizadores de la imprescindible integración regional sudamericana.
Abandonando la mínima seriedad profesional periodística, una vez más, sin tapujos ni controles, se han falseado datos y tergiversado las realidades del fenómeno inmigratorio en Chile, dando la falsa imagen de que el sector precario de esta inmigración constituye su gran mayoría, generalizando situaciones de mala convivencia que sí existen pero que son sin ninguna duda minoritarias y constituyen casi una necesidad estadística. ¿Acaso no sería fácil encontrar casos similares a todos los exhibidos en este programa entre la comunidad chilena (y en cualquier otra)? ¿Y sería dable generalizarlos y presentarlos como representativos de la mayoría de los chilenos, como este programa ha hecho con total impunidad?
¿Ignora Chilevisión que por cada inmigrante en Chile hay al menos tres chilenos en el exterior y que el intercambio migratorio beneficia neta e indudablemente a Chile en todos las esferas económicas y culturales? ¿Ignora el señor Sebastián Piñera, dueño del canal irresponsable, que esta actual inmigración es consecuencia de un modelo económico en Perú del que él mismo ha sido uno de los principales beneficiarios, enriqueciéndose a manos llenas con la precariedad de buena parte de ese pueblo? ¿Es ésta una muestra de su "vocación democrática", "de sus principios católicos", que espera extender al país si es elegido presidente? Dios nos guarde!!!
Ante este impresentable empobrecimiento ciudadano por parte del chauvinismo y la criminal irresponsabilidad social de Chilevisión, sólo cabe un llamado enérgico a su denuncia, y a apurar la promulgación de la urgente "Ley anti discriminación" que duerme en el Congreso desde 1998 y que permitirá castigar estos programas como lo que son: delitos.
Santiago de Chile, 30 de octubre de 2007
Ricardo Jiménez A.
Sociólogo chileno
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Carolina Huatay Alvarez
Directora
Programa Social a Migrantes
Proandes; programamigrantes@gmail.com
Catedral Nº 1009 Of. 406 Santiago de Chile
Fono (0056-2) 688-4151
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